lunes, 28 de mayo de 2007

¿CAMINOS PARALELOS?

Reforma, 28 de mayo de 2007

Costos...
Juan Enríquez Cabot


Hará tiempo que ingenioso y ocioso banquero inventó el termino BRIC. Siglas que, según él, denotaban los países en desarrollo con mayor potencial, Brasil, Rusia, India, China (México ni aparecía...). En general al grupo le ha ido bien, pero un miembro del grupo se queda más y más atrás en esta carera, Brasil...

Cierto, Brasil ha controlado su histérica inflación pero la economía sigue estancada. Entre 2000 y 2007 China creció 9.6 por ciento por año, Rusia 6.8 por ciento, India 6.7 por ciento, mientras que Brasil apenas alcanzó 2.6 por ciento. Restémosle crecimiento poblacional y resulta que hay casi nulo crecimiento real. No sorprende que la más reciente portada de la revista Latin Finance muestre tres países Formula 1 dejando atrás a la carcachita brasileña.

Al no haber crecimiento, hay poca inversión. Y al no haber inversión, hay poco empleo. Lo que sí crece y crece es la inseguridad, las drogas, las bandas que atacan por igual a policía que a Ejército. Hay hoy ciudades en Brasil casi tan inseguras y violentas como las nuestras. Luego entonces, la preguntilla, ¿acaso habrá alguna lección que podamos aprender del ejemplo brasileño?

Si así le va a Brasil, ¿qué nos ha ocurrido a los mexicanos a partir de las hermosas profecías predicadas por innombrable Presidente? Ha habido, desde luego, inmensos ganadores. Individuos que apoyan irreflexivamente el statu quo. En general éste ha sido un pequeño subgrupo de la gente más educada. Sus ingresos, exportaciones, negocios se han incrementado de manera notable. México hoy exporta casi 17 veces más que antes el TLC...

Pero, al igual que en Brasil, muchos de estos individuos se han beneficiado del exacto opuesto del libre comercio. Han podido establecer monopolios y oligopolios protegidos por el gobierno. Estudio reciente de Acus Consultores nos da una pequeña idea de lo que significa o competir o caer bajo un paraguas protector. En México, los hoteles y restaurantes no son monopolio... y así les fue. Entre 1994 y el 2006 por peso invertido (ROE) perdieron 67 por ciento. ¿Constructor promedio? Perdió 4 por ciento. ¿Textiles? Perdieron 15 por ciento. Mientras tanto las áreas "concesionadas" por parte del gobierno ganaron un poquito más... Telefonía fija ganó 21 por ciento. ¿Medios? +26 por ciento. ¿Celulares? +43 por ciento.

¿Qué nos cuesta una economía donde el éxito de unos pocos se basa en el monopolio/ oligopolio? Un celular en México, según MUND, cuesta 2.5 veces más que en Estados Unidos y dos veces más que en España. Ha de ser coincidencia, no falta de competencia. No chantaje político. No Ley Televisa anexas y conexas. No ha de ser la protección de privilegios que lleva a que Carlos Slim sea hoy el segundo hombre más rico del mundo. Y ha de ser por eso que gozamos del privilegio de pagar tres veces más por llamada telefónica que un argentino y cuatro veces más que un brasileño.

Hay un ligerísimo costo en el mantener esta concentración del ingreso y privilegios para algunos pocos. Hoy día México es la doceava economía más grande del mundo. Pero en ingresos por persona es la 45. Mucha producción, mucha riqueza, pocos beneficiarios, cada vez más pobres...

Pa' qué innovar, dicen algunos de los hombres más ricos del planeta, si vamos a full mother como estamos... Al no haber competencia, no hay nueva empresa, no hay competencia, no hay competitividad. Según el Instituto Mexicano de la Competitividad, caemos y caemos versus otras economías. En 2004 éramos la segunda economía más competitiva de América Latina. Pero no te preocupes. Vamos a toda velocidad. Con el pequeñísimo detalle de que vamos en picada. Hoy ya llegamos al lugar número cinco en América Latina. En términos mundiales ya logramos caer al honroso lugar 33, de 45, en competitividad. Y en términos de distribución de la riqueza llegamos, a toda velocidad, a un extraordinario lugar 58.

Lo más triste es que los más afectados por la apertura comercial más la falta de competitividad del mexicano han sido los más pobres. A partir de que abrimos la economía en 1995 el 20 por ciento más pobre de la población perdió 21 por ciento de su ingreso relativo a lo que ganan otros estratos económicos (Perry/Olarreaga, Banco Mundial). Hay desde luego países donde esto no ha ocurrido. Donde la apertura y la globalización han llevado a inmensas mejoras. En China, en 20 años, el porcentaje de la población que vive en extrema miseria cayó de 60 por ciento a 20 por ciento. Un país puede sobrevivir corrupción y comunismo siempre y cuando mejore conocimientos y mentes. Y siempre y cuando esté dispuesto a gradualmente eliminar monopolios.

Aquí pareciera que observamos este tipo de ejemplos y decidimos deliberadamente caminar en sentido inverso. Ampliamos la concentración y fuerza de los principales accionistas de Telmex y Televisa, entre otros; limitamos competencia, crecimiento, inversión y nuevo empleo. Al haber cada vez más pobres y desesperados, crece la violencia, el crimen, la economía subterránea basada en el ambulantaje, el secuestro y la droga. Los mejorcitos se van. Muchos de los más enojados y violentos se quedan. Eso sí, invertimos cada vez más en sofisticados sistemas de espionaje telefónico para intentar controlar cada vez más molestia y malestar.

Quizás el oligopolio más nocivo y costoso del país ni siquiera sea privado. En estos últimos sexenios permitimos que nuestras escuelas se deterioraran cada vez más hasta convertirse primordialmente no en planteles de enseñanza sino en cotos de poder para grillas magisteriales. En perversa ecuación, parece ser que mientras más poder político acumula el magisterio, menos interés en mejorar y enseñar. Esta semana vimos extraordinarias declaraciones por parte de los maestros. Quienes aplican las pruebas dicen que nunca deberán ser examinados, que los estándares y las calificaciones son conceptos arbitrarios. Gritan que se oponen terminantemente a que se mida si saben, si sus alumnos saben, si mejora la clase de gente que da clases en sus planteles. Ah, pero eso sí, mientras menos competitivos y más grillos, mayor pedazo del pastel económico nacional demandan. Menos resultados, más paga, menos clases, más beneficios. Vaya que aprendieron bien el modelito Ley Televisa.

Quizás por eso tanto Brasil como México invierten en más y más soldados, en vano intento por detener crecientes olas de violencia, en proteger el statu quo. Pero el cambio y la seguridad real dependen de entender y empezar a limitar los costos que implica el seguir el modelo de desarrollo y crecimiento que con tan poco éxito aplican México y Brasil...

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