sábado, 29 de noviembre de 2008

LAS TRES "M"



Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
El Universal
Jueves 27 de noviembre de 2008

MODERNA, MODERADA Y MODOSITA


Así la quisieran algunos: sumisa y de preferencia de rodillas; flexible y también reversible; amigable e intercambiable; calladita, para que se vea más bonita. En pocas palabras, una izquierda de derecha. Algo así como la que ejercen los nuevos jefes formales de lo que alguna vez fue el frente político más representativo de la izquierda mexicana, el Partido de la Revolución Democrática. Ahora desprovisto de sustancia. Un cascarón sin contenido. Con una militancia disminuida, dividida y extraviada. Con una dirigencia diluida, reducida y avinagrada.

Ese es el saldo de un vergonzante proceso electoral interno, que los detractores habituales derechistas se apresuraron a bautizar como “el cochinero”. Un duelo de trampas, transas, trácalas y mutuas acusaciones de fraude. En el que ni Alejandro Encinas ni Jesús Ortega tuvieron nunca la grandeza de renunciar a sus candidaturas, exigir un nuevo juego con nuevos jugadores y salvar al partido. Por el contrario, con uñas y dientes pelearon hasta el final por los despojos. El membrete, los dineros y la plataforma para el 2009 y el 2012, antes que la ideología y los principios.

Una vieja confrontación entre tribus, agravada por lo que pudo haber sido y no fue en 2006. Una corriente, la de Ortega, que tuvo a su cargo —por lo menos de manera formal— la coordinación de la campaña de su candidato a la Presidencia. Que no reconoció el resultado. Que calificó de ilegítimo al nuevo gobierno con el que ahora se dice dispuesta a dialogar. Y que reniega de Andrés Manuel López Obrador, el hombre que les dio millones de votos que los llevaron a donde están, sobre todo en las cámaras de Senadores y Diputados. La desvergüenza total.

Para aumentar la confusión, Los Chuchos toman oficialmente posesión de la presidencia del PRD, arropados por los panistas, los priístas, y beneficiados por un Tribunal Electoral que es tan sólo un instrumento más del gobierno en turno. Como lo ha sido siempre. Simultáneamente, Encinas y los lopezobradoristas anuncian la creación de un movimiento opositor. Dos hechos que generan más preguntas que respuestas: ¿se trata de un partido paralelo? ¿De un sabotaje sistemático a todo lo que provenga de la dirigencia formal? ¿Serán capaces de ponerse de acuerdo en las listas de candidatos para 2009? ¿Se desbarata en definitiva la posibilidad de alianzas en el FAP con el PT y Convergencia? ¿Cuántos escaños perderán en la próxima legislatura? ¿Está el PRD condenado a la extinción?

En suma, la izquierda no se merece ese partido. Porque se ha convertido en una agencia de colocaciones y no supo consolidarse como una fuente de propuestas para enfrentar los graves problemas que asedian al país. Y que no ha entendido que la izquierda no es un mezquino partido político, sino una forma de mirar al mundo.

Cierto, se requiere hoy de una izquierda moderna. Pero la modernidad no debe entenderse como sumisión y mucho menos complicidad con un sistema político y económico que ha llevado al mundo al desastre y que en México genera cada año todavía más millones de pobres. Por el contrario, la izquierda podría ser la impulsora de los más novedosos modelos económicos, de una auténtica revolución educativa y de una profunda transformación de la moral pública para propender a un México justo, equitativo, progresista y seguro.

Pero la izquierda no puede olvidar su esencia popular y perder la calle. En su combatividad como factor de contrapeso a los abusos de los poderosos está su razón de ser. Moderna sí, moderada de vez en cuando, modosita nunca.

LA IMPUNIDAD DE MANOS LIMPIAS

26 de noviembre de 2008

Calderón: la impunidad como gobierno
ÁLVARO DELGADO

MÉXICO, DF, 24 de noviembre (apro).- Con una economía semiparalizada y hacia la recesión, como ya lo anticipa el banco Merryl Lynch --cuyas evaluaciones suelen ser Biblia de los tecnócratas--, con la consecuente alza en el desempleo y el auge de la inflación, México afronta un futuro espeluznante en medio, además, del reguero de cadáveres y la indefensión ciudadana ante el crimen por una demagógica "guerra" que, salvo los jilgueros del régimen, todos saben que está perdida.

Y cuando están a punto de cumplirse los cien días para evaluar el acuerdo contra la inseguridad, que no tendría que haberse firmado en tanto que la seguridad es un deber intransferible e irrenunciable de los órganos del Estado, Felipe Calderón ha dado otra muestra --por si alguien todavía no ha entendido-- de que el sello de la casa es la impunidad: Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, es un policía íntegro y eficaz.

Según Calderón, García Luna no nada más tiene "gran capacidad" como responsable de la prevención de los delitos, que es uno de sus deberes, sino que puede estar rodeado de funcionarios corrompidos por las bandas del narcotráfico, de manera preponderante el cártel de Sinaloa, y ser un oficial inmaculado.

"Evidentemente si hubiera alguna duda de su probidad o, más aún, algún elemento probatorio que descalificara esa probidad, seguramente no sería secretario de Seguridad Pública", dijo Calderón en la abierta defensa de García Luna, cuya biografía policiaca ha estado vinculada siempre a la corrupción y a la complicidad con el crimen.

Casi en los mismos términos en que lo hizo con otro de sus incondicionales, Juan Camilo Mouriño, ya fallecido, Calderón envió --para quienes no lo han entendido-- un mensaje muy claro: nada procederá contra García Luna, ya no las cartas que, con claros señalamientos, le envió --ahora se sabe que inútilmente-- Javier Herrera Valles, excomisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP), sujeto a arraigo, sino tampoco la abundante información que de él tiene el Ejército.
Aun si hay pruebas en su contra --y las hay--, García Luna está ya revestido de la impunidad, aun cuando sea removido --como lo será-- de la Secretaría de Seguridad Pública. Porque, en efecto, las palabras de Calderón son, también, parte de un 'arreglijo' para darle una salida "digna" a ese personaje que tiene, como pocos, abundante información sobre el grupito que se hospeda en la residencia oficial de Los Pinos.

Aun cuando el Ejército dispone de información sobre las reuniones con Joaquín El Chapo Guzmán, el capo que se fugó del penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco, cuando el responsable era Jorge Tello Peón --ahora flamante asesor de Calderón--, y de la más reciente reunión con Arturo Beltrán Leyva, García Luna cuenta ya con el aval del titular del Ejecutivo para, por ejemplo, irse a disfrutar de los millones ilegalmente obtenidos en algún país de Europa.
De manera que el próximo exsecretario de Seguridad Pública se impondrá, además, en el pleito que desde el principio de la gestión de Calderón sostiene con Eduardo Medina-Mora, otro personaje que acumula cuentas pendientes no sólo por haber desmantelado los servicios de inteligencia del gobierno, cuando fue director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), sino como sucesor de Ramón Martín Huerta en la SSP federal, cuyo asesinato, en septiembre de 2005, hizo claudicar de plano al gobierno de Vicente Fox ante el crimen.
Así, aun cuando García Luna sea removido del cargo, queda claro que gozará de la impunidad que Calderón ya anticipó, aparte de la que le puedan brindar las organizaciones ciudadanas que él pudo cooptar, como México Unido contra la Delincuencia, presidida por María Elena Morena, cuyo hijo es nada menos que asesor del aún funcionario federal.

La "Operación limpieza", como la "guerra" que Calderón declaró por razones políticas a una parte del narcotráfico, es otra expresión de la demagogia de la derecha panista que lleva al país hacia el despeñadero.

Apuntes
Germán Martínez, el formal presidente del PAN, planteó hace una semana, en su colaboración semanal en El Universal, que la refinería que prometió construir Felipe Calderón lleve el nombre de Juan Camilo Mouriño. "Finalmente, lo saben en el PRI y en el PRD, él armó, desde el gobierno, la reforma a Pemex", escribió Martínez, cuyo despropósito no sólo revela arrogancia, sino el patrimonialismo característico de la derecha panista, cuya incompetencia trata de suplir siempre con propaganda, pintando de azul y naranja edificios, vehículos y hasta postes, e imponiendo nombres de próceres panistas hasta a ligas de ambulantes y taxistas. Lo primero que debería ocupar a Martínez es que su jefe cumpla con la obra, y ya luego se discutirá si se llama Juan Camilo Mouriño... Si los Vargas y Carlos Slim no claudican, como pretenden los furiosos jerarcas de Televisa, pronto podrá romperse la uniformidad informativa en la radio --que más que informar, oculta-- con el trabajo de Carmen Aristegui y José Gutiérrez Vivó, vetados por Calderón y sus cómplices...

domingo, 23 de noviembre de 2008

miércoles, 19 de noviembre de 2008

DEL MAESTRO HERNÁNDEZ

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MÁS QUE IZQUIERDA "MODERNA" ES IZQUIERDA PARAESTATAL




18 de noviembre de 2008

Opinión Análisis
Ortega: la izquierda paraestatal
Álvaro Delgado

MÉXICO, D.F., 17 de noviembre (apro).- No pasará mucho tiempo para que se conozca públicamente que, en algún escondrijo, se celebró una reunión o varias de ellas entre el nuevo secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y Jesús Ortega, quien encabeza el Partido de la Revolución Democrática (PRD) después de que un puñado de jueces legitimó toda suerte de trampas en su elección.
En eso no hay sorpresas: Ni en la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que también en el caso de Felipe Calderón impuso su criterio de convalidar la suciedad, ni en las reuniones subrepticias a las que son tan afectos los miembros de Nueva Izquierda, la corriente perredista que encabeza Ortega.
Porque, en efecto, justo el día en que murió Juan Camilo Mouriño, el martes 4, estaba prevista en su agenda una reunión con Ortega y el exdiputado federal Jorge Martínez Ramos --un empresario de estacionamientos y primo del vicepresidente ejecutivo de Televisa, Bernardo Gómez--, una plática cuyos objetivos son tan oscuros como la propia cita.
Lo de menos era si Ortega tenía la representación partidaria, que formalmente consiguió una semana después de esa cita, el miércoles 12, mediante un fallo por unanimidad del TEPJF, porque es costumbre de esa corriente reunirse, en secreto, como sucedería con Mouriño, como ocurrió en otras -muchas-- ocasiones con miembros del gobierno que juzgan espurio.
Al menos eso es lo que Ortega afirma: "He dicho y lo sostengo, que Calderón es un presidente ilegítimo y que esa ilegitimidad no se quita como si se quitara una mancha en la camisa. Calderón es y será ilegitimo por los siglos de los siglos."
Pero resulta que, así como Ortega lo pretendía con Mouriño --y seguramente lo materializará con Gómez Mont, de lo que sin duda se sabrá--, otro prominente miembro de Nueva Izquierda, Carlos Navarrete, se entrevistó en secreto con Francisco Ramírez Acuña, el primer secretario de Gobernación de Calderón, el "ilegítimo por los siglos de los siglos".
La reunión entre el coordinador del grupo parlamentario del PRD en el Senado y Ramírez Acuña se celebró, el 19 de febrero de 2007
-dos meses y medio después de la toma de posesión de Calderón--, en el Champs Elysses, un restaurante de postín. ¡Faltaba más!
Obviamente Navarrete jamás informó nada al respecto, secreta la reunión, pero sobre todo lo en ella tratado, como ahora tampoco ha informado nada Ortega sobre el encuentro que sostendría con Mouriño para tratar quién sabe qué.
Guadalupe Acosta Naranjo, quien tras la sucia elección interna asumió la gerencia del PRD, actuó con más abyección que el propio Germán Martínez, que ya es mucho decir, en el proceso de discusión de la reforma petrolera, cuya privatización no fue conjurada, aunque eso quiso hacer creer en la izquierda paraestatal.
Esa es la reputación de los Chuchos: La transa a hurtadillas, el trinquete oculto, el cochupo como mecanismo de poder.
Por eso, una vez que el TEPJF legitimó el fraude de Ortega --y que mañosamente administró dando a conocer, primero, el fallo sobre los spots del Consejo Coordinador Empresarial (CCE)--, proliferan las expresiones de repudio al PRD, no sólo de militantes identificados con la corriente que encabeza Alejandro Encinas, sino de ciudadanos ajenos a los partidos políticos pero con convicción liberal o de izquierda, o solamente hartos de panistas y priistas.
Si, como se prevé, Encinas acepta la secretaría general del PRD, que asumirá alguien que no será él, será cómplice del colaboracionismo que practican los Chuchos, aun cuando aduzcan que no aceptar sería escriturarles ese partido.
Andrés Manuel López Obrador enfrenta la misma encrucijada: O rompe, de tajo, con los Chuchos, o incurre en la simulación que tanto detesta.
Y, claro, no hay que olvidar a Ortega: "He dicho y lo sostengo, que Calderón es un presidente ilegítimo y que esa ilegitimidad no se quita como si se quitara una mancha en la camisa. Calderón es y será ilegitimo por los siglos de los siglos."

Apuntes
El científico Juan Carlos Ramírez García informa que el 6 y el 7 de noviembre asistió, en la ciudad de México, al Congreso Nacional para la Federalización de la Ciencia y Tecnología, al que acudieron científicos de varios estados del país y algunos diputados de congresos estatales. Dice que en una de las mesas de discusión estuvo el diputado panista Antonio Remes Ojeda, de Veracruz, quien se definió como amigo de Juan Camilo Mouriño y lamentó estar en ese congreso en lugar de hacer un duelo nacional por la muerte del exsecretario de Gobernación. Añade el científico Ramírez García: "Y en su exposición solicitó un aplauso para 'el mártir' Juan Camilo Mouriño a la audiencia de aproximadamente 500 científicos, (porque añadió) que debería ser ejemplo por su lucha patriótica, no habiendo respuesta a su solicitud". Y pregunta: "Siendo una figura pública y representante del gobierno panista, ¿no debería aclarar por qué calificó de mártir a Mouriño?". Pues sí, pero el gobierno de Calderón jamás reconocerá --porque ni para eso hay grandeza-- que se trató de un acto criminal. Ni Calderón ni sus secuaces --incluido el Mouriño antes de muerto-- son capaces de asumir con hombría que, por ejemplo, usaron todo el poder gubernamental para aplastar a sus enemigos al interior del PAN. Y los que son capaces de hacer fraude dentro de la organización a la que pertenecen, son obviamente capaces de hacerlo fuera...

viernes, 14 de noviembre de 2008

Y LUEGO SE QUEJA...


13-Noviembre-2008
Calderón es el presidente: Ortega
Redacción EXonline
(08:23 a.m.)


El virtual presidente del PRD asegura estar preparado para cualquier obstáculo que pueda enfrentar de parte de Alejandro EncinasLuego de obtener la constancia de mayoría por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) como presidente del PRD, Jesús Ortega Martínez reconoció a Felipe Calderón Hinojosa como presidente de México. “Calderón es constitucionalmente el presidente de la República”, dijo el virtual dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en entrevista con Pedro Ferriz de Con, en Imagen 90.5 FM. Aunque aclaró que jamás abandonará su postura de considerar que hubo inconsistencias graves que mancharon las elecciones presidenciales de 2006. “Hubo irregularidades fuertes que el país en su conjunto debe tomar en cuenta para corregirlas”, manifestó. Ortega Martínez aseguró que está preparado para enfrentar cualquier obstáculo dentro de su propio partido, ante las negativas de su rival, Alejandro Encinas, de reconocer el fallo del TEPJF. “Soy un político demócrata que no va a caer en trampas y en provocaciones. Voy a actuar con madurez y con responsabilidad. Y voy a estar siempre dispuesto a dialogar y a platicar con mis compañeros (…) para lograr la unidad del PRD”, expresó. Prometió que se enfocará en transformar al sol azteca para reivindicar la imagen de la institución política rumbo a los comicios federales de 2009. “El PRD debe transformarse para recuperar su esencia de un partido útil al país y un partido útil a la gente”, admitió.

CASI CASI UN SEMIDIOS

Excélsior, jueves 13 de noviembre de 2008
Las desventajas de ser comparado con Dios
Humberto Musacchio
En días tan propicios a las verdades a medias, contradicciones y especulación, Excélsior publicó ayer en la página 25 un clarificador testimonio sobre la caída del Learjet de Gobernación. Dos personas vieron cuando el citado avión dio una vuelta completa sobre su costado, lo que ocurrió al poniente de la ciudad, aproximadamente a las 18:45 horas, cuando la nave debía cambiar de frecuencia y se perdió el contacto por radio.
Los testigos son Nikolas Klaus y Carlos Alberto Bandini Varela, quienes vieron cuando el avión daba la voltereta sobre sí mismo y luego se iba en picada, lo que se explicaría, según Víctor Manuel Camposeco, piloto jubilado y escritor en activo, por la llamada turbulencia de vórtice producida por el Boeing 767 que viajaba adelante, a una distancia de 6.4 kilómetros, muy inferior a las seis millas (más de diez kilómetros) que debían separar a una de otra aeronave.
A reserva de que el examen de las grabaciones de vuelo diga otra cosa, lo que es improbable, se confirma que se trató de un accidente y ya se sabrá si el responsable es el piloto o algún controlador de vuelo. Igualmente, pierde fuerza la hipótesis de una “pérdida súbita de control” que expuso Miguel Ángel Valero, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores, o en todo caso tal pérdida muy bien puede atribuirse precisamente al giro que produjo ese remolino que dejan tras de sí los aviones grandes.
Lo cierto es que se aleja la hipótesis del atentado y el gobierno federal puede decir, con la salvedad que se quiera, que los tentáculos del narcotráfico no son tan largos como para atentar contra miembros del gabinete. Importa el citado testimonio porque flotaba en el ambiente la sospecha de un crimen premeditado, lo que evidenciaría la vulnerabilidad de un gobierno que no puede con la delincuencia.
Al reforzarse con testimonios directos la hipótesis de accidente, la percepción pública tendrá que ser otra y se modifica favorablemente el panorama para el gobierno federal, lo que por lo pronto libera a las autoridades, especialmente al secretario de Gobernación entrante, de la ardua tarea de dar verosimilitud a la versión oficial de lo ocurrido.
No es exagerado decir que, en tales condiciones, Fernando Gómez Mont podrá sentarse en el escritorio de Bucareli con más tranquilidad para hacerle frente a las muchas tareas que tiene pendientes. La primera es ofrecer la sensación de que ahora sí hay quien maneje la política interior, lo que se logra mediante una comunicación fluida con los diversos actores políticos y mostrando habilidad y firmeza a la hora de llegar a acuerdos y de aplicarlos, de darle respuesta a algunos conflictos y de abrir caminos para problemas sin solución inmediata.
Gómez Mont es hombre cercano a Diego Fernández de Cevallos, lo que no sería precisamente para enorgullecerse entre los apóstoles de la verdad. Pero en tratándose del ámbito de la política, las buenas personas son como los funcionarios sin experiencia: no sirven. Siempre será preferible un político mediano, pero realmente político, a un funcionario que desconozca el instrumental gubernativo.
Por tradición, más que por disposición constitucional, el ocupante de Bucareli es el jefe de gabinete, el que orienta las labores políticas de todo el aparato gubernamental. Era urgente que en el Palacio de Cobián despachara una persona enterada de sus responsabilidades y de las tareas que toca cumplir a cada dependencia, un conocedor de los mecanismos propios de la vida pública.
La urgencia de un funcionario de ese perfil era más notoria porque, salvo excepciones conocidas y muy escasas, el gabinete de Felipe Calderón padece de un raquitismo que se hará cada vez más ostensible conforme avance la crisis económica. Sin diálogo entre las fuerzas políticas, sin interlocución con todos, no habrá manera de que México se enfrente exitosamente a los tremendos retos que ya se avizoran.
Pero Gómez Mont no las tiene todas consigo. Empieza su gestión identificado como enemigo de TV Azteca, lo que redundará en problemas para el gobierno federal. Carga también el lastre de haber sido abogado en casos monumentales de corrupción. Tiene 13 años fuera de la política activa y para compensar ese déficit tal vez no le alcance la militancia en la que se inició casi niño.
Sin embargo, un problema mayor afronta desde ahora Gómez Mont. Elevado su antecesor a la categoría de prócer impoluto, convertido por Calderón en héroe nacional, fustigados sus críticos casi como traidores a la patria y hasta tildados literalmente de “imbéciles” por quien está obligado a la mayor prudencia, es obvio que el recién llegado tendrá problemas para llenar las desproporcionadas expectativas creadas por su jefe, que se imagina a su principal colaborador como el portador de una espada flamígera que daba luz al gobierno y rumbo a la nación.
Para cualquier mortal es muy desventajoso que lo comparen con Dios. Fernando Gómez Mont sabe que, ante cualquier falla, le recordarán la inventada grandeza de su antecesor; y si acierta, siempre será inferior al madrileño elevado a la categoría de deidad.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

DE CUATITLAN PARA EL MUNDO


AL ESTILO ROQUE VILLANUEVA. El ex-panista y diputado federal de Nueva Izquierda, Francisco Javier Santos Arreola, (de Cuatitlan, Estado de México) hace la seña que hiciera Humberto Roque Villanueva tras aprobar el aumento del IVA al 15%, pero a manera de festejo por la decisión del TRIFE de avalar el “triunfo” de Jesús Ortega en las elecciones internas del PRD luego de que los Chuchos cometieran un fraude electoral. La fotografía tomada por el fotógrafo Luis Castillo, fue publicada en Reforma.com

DE PROCESO EN LÍNEA


12 de noviembre de 2008
Opinión Análisis

Avionazo: mensajes esquizofrénicos
JENARO VILLAMIL

MEXICO, D.F., 11 de noviembre (apro).- Una vez más, el gobierno federal contradice sus dichos y sus hechos con los mensajes que quiere imponer como verdad incuestionable a la opinión pública.

Mientras el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, se esfuerza en convencernos de que el avionazo del martes 4 de fue resultado de un accidente y no de un atentado, el presidente Felipe Calderón encabezó una serie de eventos, cuyos mensajes centrales consistieron en ensalzar a Juan Camilo Mouriño, su exsecretario de Gobernación, como si hubiera sido víctima de un atentado, como un héroe caído en una guerra y, en plena desmesura, llegó a comparar al joven gallego-campechano con el Cid Campeador, mítico personaje de la heroicidad castellana.

La glorificación anticipada de Mouriño, además de exagerada y grosera, por ignorar olímpicamente a los otros fallecidos en el "accidente", en especial al exsubprocurador José Luis Vasconcelos, sólo ha vuelto a despertar las suspicacias y sospechas.

Calderón prácticamente ha despedido a su excolaborador como si se tratara de un sucesor presidencial frustrado y ha orientado sus baterías en reprocharle a los opositores y a los propios panistas sus críticas a Mouriño.

El dolor y el duelo son legítimos y necesarios en cualquier ser humano. Sin embargo, cuando un jefe de Estado como Calderón Hinojosa transforma estos sentimientos en ajustes de cuentas, con mensajes políticos ambiguos, sin destinatarios específicos, llenos de entrelíneas (¿a qué se refiere cuando habla de mezquindades, envidias y calumnias?), sólo abona a la sospecha y a la suspicacia.

¿Si se trató de un accidente qué necesidad hay de lanzar acusaciones anticipadas? Si Mouriño fue tan heroico, ¿por qué nos hemos enterado de su grandeza hasta que ocurrió un avionazo de esas condiciones?

Sorprende, también, que no exista la menor autocrítica en relación con los sucesos. Concedamos que, efectivamente, se trató de un lamentable y terrible accidente que costó la vida a 14 personas, entre ellas, ciudadanos capitalinos y dos extranjeros, cuyo infortunio fue estar en el fatídico cruce de la avenida Reforma y Periférico. Si así fue, ¿acaso no existieron errores de seguridad elementales? ¿Por qué no hubo una revisión previa del avión? ¿Por qué no se calcularon los riesgos de tener en una misma aeronave al número dos del gobierno federal y al operador más importante de la lucha contra el narcotráfico en los ocho años de régimen panista? ¿Acaso las amenazas de muerte contra Santiago Vasconcelos y el precio de cinco millones de dólares a su cabeza se tomaron con tanta ligereza por el gobierno federal?

La dualidad de los mensajes también alumbra a una profunda fractura al interior de lo que hace un año se llamaba "sistema PAN-gobierno". Los reproches de Calderón, primero en el Campo Marte y después en un evento entre panistas, orillan a pensar que existen divisiones muy fuertes en el seno de su equipo de gobierno -los calderonistas-- y también disputas no resueltas con el equipo de su antecesor -los foxistas--, pero también con el panismo militante.

La comunicación política, por definición, debe ser clara, contundente y precisa. Las ambigüedades surgidas en torno del avionazo abundan en una incomunicación política que se ha convertido en uno de los errores más graves del presente sexenio.

No se trata del "deporte nacional de la conjura" o del "sospechosismo" mexicano, como han querido descalificar columnistas o supuestos analistas cortesanos. Se trata de identificar contradicciones reales y un contexto nacional muy preocupante, que orientan a pensar en un atentado cercano al golpe de Estado.

Si no se trató de eso, que lo digan con mensajes claros. Si existen razones de seguridad nacional para no revelar los detalles de un posible sabotaje, que también se lo digan a los ciudadanos. Pero si quieren que aceptemos que tendrán que pasar 11 meses para saber cuáles son los mensajes de las "cajas negras" o que una turbulencia cercana a un tsunami provocó este accidente, entonces la escasa credibilidad gubernamental quedará en cero.

domingo, 9 de noviembre de 2008

DE PROCESO EN LÍNEA



9 de noviembre de 2008

Opinión Análisis


Corrupción criminal
JORGE CARRASCO ARAIZAGA


MÉXICO, D.F., 7 de noviembre (apro).- De confirmarse la hipótesis de que el desplome del avión en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, se debió a fallas del piloto y de la torre de control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se confirmarán las advertencias hechas sobre la negligencia y corrupción criminal del gobierno de Vicente Fox.

La explicación más extendida hasta ahora es que un doble error habría provocado el accidente del pasado 4 de noviembre, en el que también murieron el exfiscal de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, y otras siete personas.

Uno habría sido que el piloto desobedeció las indicaciones para reducir la velocidad del Learjet 45 XC-VMC de 250 a 180 nudos. El segundo, que la torre de aproximación del AICM falló en ordenar que se acatara la orden, según lo establecen las reglas de la aviación civil internacional.

La razón de la necesidad de reducir la velocidad, sigue esa explicación, es que el avión iba tan sólo a un minuto y 24 segundos de distancia de un Boeing intercontinental 767-300 que en su llegada de Buenos Aires, iba dejando una gran estela de turbulencia.

Si fue así, con lo que se descartaría una acción de la delincuencia organizada, se estarían cumpliendo las advertencias que en su momento se le hicieron a Fox sobre su decisión de "ampliar" la terminal aérea luego de su fracaso de trasladarla a Texcoco.

La administración pasada gastó nueve mil millones de pesos para construir la Terminal Dos y remodelar lo que ahora se llama Terminal Uno. Fue un gasto exorbitante, tres veces superior a lo proyectado, y que acabó en un mar de corrupción que a pesar de la fiscalización hecha por la Auditoría Superior de la Federación, el gobierno de Felipe Calderón ha dejado en la impunidad.

La administración pasada lo único que hizo fue convertir el AICM en dos grandes centros comerciales para la explotación privada internacional, tanto estadunidense como española.

Detrás de la corrupción, las dos auditorías aplicadas a las obras del aeropuerto determinaron que, en el mejor de los casos, sólo tendrían siete años de vida, pues a pesar del millonario gasto era claro que no se podía aumentar la capacidad del aeropuerto.

El AICM tiene 300 mil operaciones al año, el de mayor tráfico en América Latina. Con 60 mil operaciones más llegará a su completa saturación.

Tan sólo entre 2005 y 2006, el aeropuerto incrementó a 13 horas la saturación diaria. Con la entrada en funcionamiento de la T2, aumentaron otras seis. Es decir, que en sólo cinco horas -durante la madrugada- el AICM no está saturado. El espacio aéreo está al punto del colapso.
Esto significa que prácticamente durante todo el día no hay tregua para el aeropuerto, que está obligado a un intenso tráfico que, conforme se incrementa, aumenta las probabilidades de accidente.

Calderón, que ahora llora por su amigo Mouriño, echó tierra a ese otro caso de corrupción del gobierno de Fox al anunciar, a través del secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, que antes de salir del gobierno dejará un proyecto para construir, ahora sí, un nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México.

Lo que ocurre en el espacio aéreo de la Ciudad de México es un grave problema para la seguridad no sólo de sus habitantes, sino de quienes llegan a ella. Detrás, hay un problema creado por la incapacidad de Fox de concertar con una comunidad y lo único que generó fue un problema social, al darle vida al movimiento de los pobladores de San Salvador Atenco.

Pero también, incrementó las condiciones de inseguridad para la población, con un potencial costo en vidas, que además fue financiado con los impuestos de la población

sábado, 1 de noviembre de 2008