viernes, 28 de diciembre de 2007
lunes, 3 de diciembre de 2007
6 "MINISTROS" SEPULTARON A LA SCJN
Excélsior, 03-Dic-2007
Horizonte político
José A. Crespo
La ministra “preciosa”
En su nuevo libro, Memorias de una infamia, narra Lydia Cacho las tribulaciones que pasó durante su secuestro, ordenado por Mario Marín, el góber mafioso. Un trayecto en coche, de Quintana Roo a Puebla, que duró varias horas. “Esto es ilegal, es un secuestro, no me dejaron ver a mi abogada, necesito mis medicamentos, no vi la orden de aprehensión”, reclamó ella a sus captores. “Qué derechos ni qué chingadas… A callar, pendeja”. En efecto, estaba a merced de los esbirros de Marín, por lo cual se hallaban en grave riesgo, conociendo cómo se arreglan ese tipo de asuntos en las repúblicas bananeras. Lydia solicitó ir al baño. “Al entrar en el pequeño baño, él (uno de sus captores) se me pega a mi espalda, rozando su vientre a mis nalgas. Intento quitarme, pero él me toma el cuello y me dice: ‘Tan buena y tan pendeja. ¿Para qué te metes con el jefe?’... Pone su mano en mi seno izquierdo y me aprieta hacia sí: siento en el homóplato su arma, me lastima y se lo digo. ‘¿Te gusta la pistola, periodista?’” Lydia responde: “Por favor, déjeme entrar (al baño)”. “‘¿Qué me das?’ replica el esbirro apretando más sus genitales a mí”. Después, otro de sus secuestradores saca su arma y le dice “‘¿Te gusta meterte con hombres de verdad?’… Toma su arma y me la pone en los labios. ‘Abre la boquita’. Haciendo movimientos semicirculares mete más el arma”. “‘Si toses se dispara’ (la periodista estaba agripada). Sigue jugueteando un rato con la pistola en mi boca, la mete y la saca y hace comentarios de índole sexual”. “École, que se dispara”, bromea. “Baja el arma dice Lydia y la pasa en semicírculos por mis senos… Con una mano jala mi pierna derecha y la abre. Rápidamente baja el arma y la pone entre mis piernas. Me ordena que la abra más, pero me resisto”. “Ya ves le aclara el agresor, esto te pasa por andar inventando que el jefe se mete con niñitas”. Poco después, el policía “comienza a bajar el cierre de mi pantalón. Siento una incontrolable humedad en los pantalones” (tras horas de no haber podido ir al baño). Después la “invitan” a dar una “nadadita” en el mar, de noche, lo que implicaba la posibilidad de que “accidentalmente” se ahogara. Por la oscuridad, claro. Al advertirle Lydia a uno de sus captores que podría estar metiéndose en un lío legal, “empieza a contar anécdotas de todas la veces que les han denunciado ante Derechos Humanos, pero comentaban que no servía de nada”. Tenían razón, ahora sabemos que ni siquiera la Suprema Corte sirve de nada al tratarse de atropellos cometidos por las mafias políticas.
Estas y otras vejaciones que constituyeron el “coscorrón” que Marín le dio a Cacho, no fueron creídas por el ministro Salvador Aguirre Anguiano (le cree más a Marín, hombre probo como el que más). Y a la ministra Olga Sánchez Cordero le pareció que no eran violaciones a las garantías individuales “ni graves ni leves”, por lo cual decidió exonerar al cacique de Puebla. Extraño que en su condición de mujer no tenga la sensibilidad para valorar lo que para una mujer pueda representar el tipo de vejaciones a que fue sometida Lydia. A partir de ahora, gobernantes, funcionarios, policías, esbirros y otros ejemplares del zoológico político-policial saben que pueden violentar impunemente los derechos humanos. ¿Qué se requería para que doña Olga considerase que se violaron garantías individuales? ¿Tuvo que haber una penetración vaginal con la pistola del esbirro? ¿Tuvo que habérsele disparado el arma? ¿Tuvo que haber habido una “nadadita”? Si algo semejante le llegara a ocurrir a la ministra, ¿pensaría todavía que tales vejaciones no violentan las garantías individuales? Y, sobre todo, ¿qué la hizo cambiar el sentido de su voto? ¿Recibió un telefonazo de Kamel Nacif declarándola la “heroína de esta película”? ¿O vino de mucho más arriba? Sólo le faltó declarar que Lydia simplemente padece una “gastritis mal cuidada”. Mujeres como Lydia Cacho despiertan esperanzas de que este país puede cambiar. Mujeres como Sánchez Cordero abortan tales esperanzas. Hasta las celadoras de Lydia en Puebla fueron más solidarias que la ministra que, diciéndose defensora de su género, en realidad traicionó a su género.
Uno de los agresores de Lydia presumía de su impunidad al recordarle: “A mí me cuida mi jefe, a usted, ¿quién la protege?” “Nadie” respondió Lydia. Tenía razón. Nadie la protegía y nadie la protege ni siquiera las ministras de la Corte. Como tampoco a ningún otro ciudadano de a pie ni a periodistas independientes. Recordemos que el “coscorrón” a Lydia fue una lección de Marín “para que aprendan otros y otras”. Esto sí que fue un golpe a la libertad de expresión. A partir de ahora, los llamados del gobierno para que la ciudadanía coopere en el combate al crimen organizado resultan ridículos. ¿Quién va a hacerlo, para quedar después totalmente desamparado por la “justicia” mexicana? Con su decisión, la Corte propinó un duro revés a nuestra ilusa aspiración democrática. Y se asestó también un golpe a sí misma. Lástima. Iba bien.
No debe olvidarse tampoco que Felipe Calderón dio un giro de 180 grados: de exigir juicio político a Marín, le prodigó después su respaldo institucional, prohibiendo a su partido recordar el asunto en los recientes comicios. “Hey, por ahí no”, dice Manuel Espino que le dijeron desde Los Pinos. La propuesta legislativa de incorporar los derechos humanos a rango constitucional, después de esto, se ve como una broma de mal gusto. Con su decisión, la Corte dio indirectamente la razón a Andrés López Obrador y muchos otros ciudadanos y agrupaciones (incluidas las guerrillas) que piensan que nuestras instituciones presentan un grado avanzado de putrefacción.
Horizonte político
José A. Crespo
La ministra “preciosa”
En su nuevo libro, Memorias de una infamia, narra Lydia Cacho las tribulaciones que pasó durante su secuestro, ordenado por Mario Marín, el góber mafioso. Un trayecto en coche, de Quintana Roo a Puebla, que duró varias horas. “Esto es ilegal, es un secuestro, no me dejaron ver a mi abogada, necesito mis medicamentos, no vi la orden de aprehensión”, reclamó ella a sus captores. “Qué derechos ni qué chingadas… A callar, pendeja”. En efecto, estaba a merced de los esbirros de Marín, por lo cual se hallaban en grave riesgo, conociendo cómo se arreglan ese tipo de asuntos en las repúblicas bananeras. Lydia solicitó ir al baño. “Al entrar en el pequeño baño, él (uno de sus captores) se me pega a mi espalda, rozando su vientre a mis nalgas. Intento quitarme, pero él me toma el cuello y me dice: ‘Tan buena y tan pendeja. ¿Para qué te metes con el jefe?’... Pone su mano en mi seno izquierdo y me aprieta hacia sí: siento en el homóplato su arma, me lastima y se lo digo. ‘¿Te gusta la pistola, periodista?’” Lydia responde: “Por favor, déjeme entrar (al baño)”. “‘¿Qué me das?’ replica el esbirro apretando más sus genitales a mí”. Después, otro de sus secuestradores saca su arma y le dice “‘¿Te gusta meterte con hombres de verdad?’… Toma su arma y me la pone en los labios. ‘Abre la boquita’. Haciendo movimientos semicirculares mete más el arma”. “‘Si toses se dispara’ (la periodista estaba agripada). Sigue jugueteando un rato con la pistola en mi boca, la mete y la saca y hace comentarios de índole sexual”. “École, que se dispara”, bromea. “Baja el arma dice Lydia y la pasa en semicírculos por mis senos… Con una mano jala mi pierna derecha y la abre. Rápidamente baja el arma y la pone entre mis piernas. Me ordena que la abra más, pero me resisto”. “Ya ves le aclara el agresor, esto te pasa por andar inventando que el jefe se mete con niñitas”. Poco después, el policía “comienza a bajar el cierre de mi pantalón. Siento una incontrolable humedad en los pantalones” (tras horas de no haber podido ir al baño). Después la “invitan” a dar una “nadadita” en el mar, de noche, lo que implicaba la posibilidad de que “accidentalmente” se ahogara. Por la oscuridad, claro. Al advertirle Lydia a uno de sus captores que podría estar metiéndose en un lío legal, “empieza a contar anécdotas de todas la veces que les han denunciado ante Derechos Humanos, pero comentaban que no servía de nada”. Tenían razón, ahora sabemos que ni siquiera la Suprema Corte sirve de nada al tratarse de atropellos cometidos por las mafias políticas.
Estas y otras vejaciones que constituyeron el “coscorrón” que Marín le dio a Cacho, no fueron creídas por el ministro Salvador Aguirre Anguiano (le cree más a Marín, hombre probo como el que más). Y a la ministra Olga Sánchez Cordero le pareció que no eran violaciones a las garantías individuales “ni graves ni leves”, por lo cual decidió exonerar al cacique de Puebla. Extraño que en su condición de mujer no tenga la sensibilidad para valorar lo que para una mujer pueda representar el tipo de vejaciones a que fue sometida Lydia. A partir de ahora, gobernantes, funcionarios, policías, esbirros y otros ejemplares del zoológico político-policial saben que pueden violentar impunemente los derechos humanos. ¿Qué se requería para que doña Olga considerase que se violaron garantías individuales? ¿Tuvo que haber una penetración vaginal con la pistola del esbirro? ¿Tuvo que habérsele disparado el arma? ¿Tuvo que haber habido una “nadadita”? Si algo semejante le llegara a ocurrir a la ministra, ¿pensaría todavía que tales vejaciones no violentan las garantías individuales? Y, sobre todo, ¿qué la hizo cambiar el sentido de su voto? ¿Recibió un telefonazo de Kamel Nacif declarándola la “heroína de esta película”? ¿O vino de mucho más arriba? Sólo le faltó declarar que Lydia simplemente padece una “gastritis mal cuidada”. Mujeres como Lydia Cacho despiertan esperanzas de que este país puede cambiar. Mujeres como Sánchez Cordero abortan tales esperanzas. Hasta las celadoras de Lydia en Puebla fueron más solidarias que la ministra que, diciéndose defensora de su género, en realidad traicionó a su género.
Uno de los agresores de Lydia presumía de su impunidad al recordarle: “A mí me cuida mi jefe, a usted, ¿quién la protege?” “Nadie” respondió Lydia. Tenía razón. Nadie la protegía y nadie la protege ni siquiera las ministras de la Corte. Como tampoco a ningún otro ciudadano de a pie ni a periodistas independientes. Recordemos que el “coscorrón” a Lydia fue una lección de Marín “para que aprendan otros y otras”. Esto sí que fue un golpe a la libertad de expresión. A partir de ahora, los llamados del gobierno para que la ciudadanía coopere en el combate al crimen organizado resultan ridículos. ¿Quién va a hacerlo, para quedar después totalmente desamparado por la “justicia” mexicana? Con su decisión, la Corte propinó un duro revés a nuestra ilusa aspiración democrática. Y se asestó también un golpe a sí misma. Lástima. Iba bien.
No debe olvidarse tampoco que Felipe Calderón dio un giro de 180 grados: de exigir juicio político a Marín, le prodigó después su respaldo institucional, prohibiendo a su partido recordar el asunto en los recientes comicios. “Hey, por ahí no”, dice Manuel Espino que le dijeron desde Los Pinos. La propuesta legislativa de incorporar los derechos humanos a rango constitucional, después de esto, se ve como una broma de mal gusto. Con su decisión, la Corte dio indirectamente la razón a Andrés López Obrador y muchos otros ciudadanos y agrupaciones (incluidas las guerrillas) que piensan que nuestras instituciones presentan un grado avanzado de putrefacción.
martes, 20 de noviembre de 2007
PAGO DE FAVORES DEL PELELE AL PRECIOSO
Diario Cambio de Puebla, martes 20 de noviembre de 2006
http://www.laquintacolumna.com.mx/2007/noviembre/politica/pol_191107_sel_delgado.html
La impunidad prevalecerá gracias al acuerdo entre Marín y Calderón
Considera el periodista Álvaro Delgado, analista de la revista Proceso
Selene Ríos Andraca
El avasallante triunfo del PRI el pasado 11 de noviembre en las urnas, es resultado de la guerra intestina entre los panistas, que ha generado el envilecimiento de los procesos internos para la designación de candidatos, y la estructura estatal que operó a favor del tricolor, considera
Después del triunfo de Mario Marín Torres en las elecciones del pasado 11 de noviembre, los mexicanos pueden estar seguros que aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) lo declare responsable de violar los derechos fundamentales de Lydia Cacho Ribeiro, la impunidad prevalecerá gracias al acuerdo mafioso entre el mandatario y el presidente Felipe Calderón Hinojosa.
En entrevista con Cambio, el periodista de Proceso y especialista en Acción Nacional, Álvaro Delgado aseguró que la falta de legitimidad de Felipe Calderón al frente del Poder Ejecutivo federal ha llegado a tal extremo que está permitiendo que en las entidades se consoliden cacicazgos encabezados por gobernadores.
El autor de El Yunque, El ejército de Dios —ambas obras basadas en la organización de ultraderecha enquistada en las filas del Partido Acción Nacional— y El Engaño. Prédica y práctica del PAN habló de los elementos que llevaron al PAN a la gran debacle electoral, en entidades como Puebla, Oaxaca, Tamaulipas, Yucatán y Veracruz.
El primer ingrediente del avasallante triunfo del PRI el pasado 11 de noviembre en las urnas poblanas fue el mafioso pacto Calderón-Marín; el segundo fue la guerra intestina entre los panistas que ha generado el envilecimiento de los procesos internos para la designación de candidatos y, el tercero, la estructura estatal que operó a favor del tricolor.
Maridaje Calderón-Marín
Las elecciones del 2 de julio del 2006 y la del 11 de noviembre del 2007 en Puebla, son la prueba del pacto entre el gobernador Mario Marín y el presidente Felipe Calderón. El primero con un problema de gobernabilidad por su participación en la encarcelación de la periodista Lydia Cacho y el segundo con un problema de legitimidad por imponerse con el apoyo del Instituto Federal Electoral (IFE) y la Presidencia de la República —encabezada entonces por Vicente Fox Quesada— sobre Andrés Manuel López Obrador.
En ese contexto, Álvaro Delgado comentó: “En Puebla, no hay duda, del canje de impunidad por legitimidad el año pasado, ahora se expresó con el avasallamiento de Marín al PAN y con la absoluta complacencia de Felipe Calderón, obviamente éste por su debilidad y su urgencia de legitimidad, y su necesidad que haya reformas mediante las cuales quiere obtener la legitimidad, está a expensas de gobernadores como Marín y como Ulises Ruiz. Es inaudito que en México estén llevándose a cabo elecciones tan sucias y que no pase nada.”
Para el periodista del semanario político más importante de México, a Mario Marín Torres y a sus 26 diputados locales recién electos la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en torno a la violación de las garantías de Lydia Cacho les dará risa.
“La Corte puede decir misa y no pasará nada. De la misma manera que si la Corte le dice al Congreso de la Unión que proceda contra la procuradora, el magistrado presidente, no pasará nada. No hay que olvidar que Calderón es legalmente el jefe de las instituciones, y que tiene un papel fundamentalmente político en este caso.”
En tono irónico, Delgado aseveró: “Es más, Marín puede aspirar a ser presidente de México… Es un gobernador exitoso, dispone de enormes recursos económicos, tiene una ‘aprobación contundente’ de sus gobernados.”
Y aunque en la elección del 11 de noviembre haya prevalecido el abstencionismo —50 por ciento, según el Instituto Electoral del Estado, más del 60 por ciento, según encuestadoras— “Marín puede decir que no fueron a votar porque no quisieron”.
“El pacto Marín-Calderón y el canje de votos por impunidad es parte de la involución tan grave como la que está padeciendo el país, que solamente está fortaleciendo los cacicazgos estatales como el que encabeza Marín en Puebla, Ulises Ruiz en Oaxaca, Fidel Herrera en Veracruz, Eugenio Hernández en Tamaulipas, son pésimas noticias para el país, enclaves autoritarios que se fortalecerán para las intermedias del 2009 y las siguientes del 2012 y con el sometimiento de las instituciones en sus estados y también de las federales, y ello, no abona a la democracia. Considero que hay una involución autoritaria fomentada por el presidente Felipe Calderón, quien carece de legitimidad para ostentar el cargo.”
La guerra intestina del PAN
Para el especialista de la ultraderecha en México, una de las fatales decisiones que tomó el PAN poblano fue la designación de Antonio Sánchez Díaz de Rivera como el abanderado a la Presidencia Municipal.
“El PAN es un partido que se ha degradado, que ha envilecido su propio proceso de selección interna de candidatos y de dirigentes, porque se ha impuesto la lógica de facción y de poder. El caso específico en Puebla ocurrió con Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Los poblanos simpatizantes del PAN y antagonistas de este partido fueron testigos de lo que pasó y fue un elemento de esta derrota.”
Y aunque la dirigencia estatal hubiera ungido a Ana Teresa Aranda, ex secretaria federal de Desarrollo Social, como la abanderada a la alcaldía capitalina, Felipe Calderón la hubiera sacrificado por legitimidad y sus reformas de Estado.
“Quizá Aranda hubiera hecho una campaña más estridente y hubiera concitado un apoyo de los panistas que no tuvo Sánchez Díaz de Rivera, pero aquí, de cualquier modo hubiera resultado semejante, con este pacto mafioso entre Calderón y Marín. Calderón hubiera sacrificado a Aranda de la misma manera en que sacrificó en Yucatán a Xavier Abreu, y también en alguna medida se sacrificó a Salvador López Orduña en Michoacán.”
En su nueva obra denominada El Engaño. Prédica y práctica del PAN —que circulará en los próximos días en los estantes de Puebla— Álvaro Delgado dedica un capítulo al proceso interno del PAN, mediante el cual se designó al ultraderechista Antonio Sánchez Díaz de Rivera como el abanderado y cómo este proceso interno afectó en la votación del 11 de noviembre.
El periodista consideró que lo ocurrido en las elecciones: “Es la mafia política y Calderón y Marín la representan en sus respectivos ámbitos. En los próximos días circulará mi tercer libro El Engaño. Prédica y práctica del PAN, y uno de los capítulos es Puebla, de manera específica el proceso interno del PAN en Puebla, capital, para quien quiera explicarse porqué perdió de manera tan rotunda, hay que remitirse lo que ocurrió en la interna. Obviamente, el libro es más amplio, pero viene una explicación de la degradación interna y de los pactos mafiosos que van más allá de las dirigencias locales. En ese sentido, la responsabilidad de Calderón es inobjetable.”
—¿Qué pasó con Acción Nacional, por qué esta derrota?— se le preguntó a Álvaro Delgado.
—Lo que le está pasando al PAN de Puebla le está pasando al PAN en todo el país. Le ha pasado por decisiones propias y por decisiones externas. El PAN es un partido que se ha degradado, que ha envilecido su propio proceso de selección interna de candidatos y de dirigentes, porque se ha impuesto la lógica de facción y de poder. El caso específico en Puebla ocurrió con Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Los poblanos simpatizantes del PAN y antagonistas de este partido fueron testigos de lo que pasó y fue un elemento de esta derrota. Hay otro elemento que no podemos perder de vista: la capacidad de echar andar la estructura gubernamental. Hoy las elecciones no se dan entre partidos y candidatos, sino entre aparatos, que significa la utilización de estructura gubernamental a favor de un partido. Esto sucedió en Puebla a favor del PRI, como ocurrió en Tamaulipas, Veracruz, Durango y Chihuahua. Pero también lo hizo el PAN en California y un tercer elemento el pacto mafioso entre Felipe Calderón y Mario Marín.
—¿Estás en esta lógica en que Marín dejó ganarse en las federales y negoció impunidad en la Suprema Corte?
—¡Por supuesto! No sólo por lo que ocurrió el domingo en Puebla. El antecedente es Veracruz, Tamaulipas y Yucatán, y no en un arreglijo público (palabras de Manuel Espino en una entrevista con el periodista, Proceso 1620), pero el PRI transformado en aparato gubernamental, gana. Igual que el aparato en Baja California aplastó a Hank, un impresentable candidato priista. En Puebla, no hay duda, el canje de impunidad por legitimidad el año pasado, ahora se expresó con el avasallamiento de Marín al PAN y con la absoluta complacencia de Felipe Calderón, obviamente por su debilidad y su urgencia de legitimidad, y su necesidad que haya reformas mediante las cuales quiere obtener la legitimidad, está a expensas de gobernadores como Marín y como Ulises Ruiz. Es inaudito que en México estén llevándose a cabo elecciones tan sucias y que no pase nada.
—¿Independientemente del pacto Marín-Calderón, influyó en la elección la mala designación de candidatos a diputados que dejó a Marín con un Congreso a sus pies, que posiblemente sea presidido por el hermano del mandatario?
—Es que ése es el asunto. La batalla no era por la alcaldía. A Marín le importaba controlar el Congreso. Por más que la Corte resuelva que se someta juicio político a Marín, nada ocurrirá, a Puebla, a Marín y a sus 26 diputados les da risa lo que la Suprema Corte resuelva. Por la sencilla razón de que por una parte puede alegar que la elección fue un referéndum a su gobierno y además tiene la fuerza institucional para no permitirlo.
—¿Prevés que la Corte considere que el gobernador fue parte de la confabulación contra Lydia Cacho?
—Sí. ¿Y qué? La Corte puede decir misa y no pasará nada. De la misma manera que si la Corte le dice al Congreso de la Unión que proceda contra la procuradora, el magistrado presidente, no pasará nada. No hay que olvidar que Calderón es legalmente el jefe de las instituciones, y que tiene un papel fundamentalmente político en este caso. Es más, Marín puede aspirar a ser presidente de México…
—No digas eso…
—Es un gobernador exitoso, dispone de enormes recursos económicos, tiene una ‘aprobación contundente’ de sus gobernados…
—Pero hubo casi 60 por ciento de abstencionismo…
—¿Y qué? Marín puede decir que no fueron a votar porque no quisieron. Obviamente, se trata de una involución tan grave como la que está padeciendo el país. El fortalecimiento de cacicazgos estatales como el que encabeza Marín en Puebla, Ulises Ruiz en Oaxaca, Fidel Herrera en Veracruz, Eugenio Hernández (en Tamaulipas), son pésimas noticias para el país, enclaves autoritarios que se fortalecerán para las intermedias del 2009 y las siguientes del 2012 y con el sometimiento de las instituciones en sus estados y también de las federales, y ello, no abona a la democracia. Considero que hay una involución autoritaria fomentada por el presidente Felipe Calderón, quien carece de legitimidad para ostentar el cargo.
http://www.laquintacolumna.com.mx/2007/noviembre/politica/pol_191107_sel_delgado.html
La impunidad prevalecerá gracias al acuerdo entre Marín y Calderón
Considera el periodista Álvaro Delgado, analista de la revista Proceso
Selene Ríos Andraca
El avasallante triunfo del PRI el pasado 11 de noviembre en las urnas, es resultado de la guerra intestina entre los panistas, que ha generado el envilecimiento de los procesos internos para la designación de candidatos, y la estructura estatal que operó a favor del tricolor, considera
Después del triunfo de Mario Marín Torres en las elecciones del pasado 11 de noviembre, los mexicanos pueden estar seguros que aunque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) lo declare responsable de violar los derechos fundamentales de Lydia Cacho Ribeiro, la impunidad prevalecerá gracias al acuerdo mafioso entre el mandatario y el presidente Felipe Calderón Hinojosa.
En entrevista con Cambio, el periodista de Proceso y especialista en Acción Nacional, Álvaro Delgado aseguró que la falta de legitimidad de Felipe Calderón al frente del Poder Ejecutivo federal ha llegado a tal extremo que está permitiendo que en las entidades se consoliden cacicazgos encabezados por gobernadores.
El autor de El Yunque, El ejército de Dios —ambas obras basadas en la organización de ultraderecha enquistada en las filas del Partido Acción Nacional— y El Engaño. Prédica y práctica del PAN habló de los elementos que llevaron al PAN a la gran debacle electoral, en entidades como Puebla, Oaxaca, Tamaulipas, Yucatán y Veracruz.
El primer ingrediente del avasallante triunfo del PRI el pasado 11 de noviembre en las urnas poblanas fue el mafioso pacto Calderón-Marín; el segundo fue la guerra intestina entre los panistas que ha generado el envilecimiento de los procesos internos para la designación de candidatos y, el tercero, la estructura estatal que operó a favor del tricolor.
Maridaje Calderón-Marín
Las elecciones del 2 de julio del 2006 y la del 11 de noviembre del 2007 en Puebla, son la prueba del pacto entre el gobernador Mario Marín y el presidente Felipe Calderón. El primero con un problema de gobernabilidad por su participación en la encarcelación de la periodista Lydia Cacho y el segundo con un problema de legitimidad por imponerse con el apoyo del Instituto Federal Electoral (IFE) y la Presidencia de la República —encabezada entonces por Vicente Fox Quesada— sobre Andrés Manuel López Obrador.
En ese contexto, Álvaro Delgado comentó: “En Puebla, no hay duda, del canje de impunidad por legitimidad el año pasado, ahora se expresó con el avasallamiento de Marín al PAN y con la absoluta complacencia de Felipe Calderón, obviamente éste por su debilidad y su urgencia de legitimidad, y su necesidad que haya reformas mediante las cuales quiere obtener la legitimidad, está a expensas de gobernadores como Marín y como Ulises Ruiz. Es inaudito que en México estén llevándose a cabo elecciones tan sucias y que no pase nada.”
Para el periodista del semanario político más importante de México, a Mario Marín Torres y a sus 26 diputados locales recién electos la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en torno a la violación de las garantías de Lydia Cacho les dará risa.
“La Corte puede decir misa y no pasará nada. De la misma manera que si la Corte le dice al Congreso de la Unión que proceda contra la procuradora, el magistrado presidente, no pasará nada. No hay que olvidar que Calderón es legalmente el jefe de las instituciones, y que tiene un papel fundamentalmente político en este caso.”
En tono irónico, Delgado aseveró: “Es más, Marín puede aspirar a ser presidente de México… Es un gobernador exitoso, dispone de enormes recursos económicos, tiene una ‘aprobación contundente’ de sus gobernados.”
Y aunque en la elección del 11 de noviembre haya prevalecido el abstencionismo —50 por ciento, según el Instituto Electoral del Estado, más del 60 por ciento, según encuestadoras— “Marín puede decir que no fueron a votar porque no quisieron”.
“El pacto Marín-Calderón y el canje de votos por impunidad es parte de la involución tan grave como la que está padeciendo el país, que solamente está fortaleciendo los cacicazgos estatales como el que encabeza Marín en Puebla, Ulises Ruiz en Oaxaca, Fidel Herrera en Veracruz, Eugenio Hernández en Tamaulipas, son pésimas noticias para el país, enclaves autoritarios que se fortalecerán para las intermedias del 2009 y las siguientes del 2012 y con el sometimiento de las instituciones en sus estados y también de las federales, y ello, no abona a la democracia. Considero que hay una involución autoritaria fomentada por el presidente Felipe Calderón, quien carece de legitimidad para ostentar el cargo.”
La guerra intestina del PAN
Para el especialista de la ultraderecha en México, una de las fatales decisiones que tomó el PAN poblano fue la designación de Antonio Sánchez Díaz de Rivera como el abanderado a la Presidencia Municipal.
“El PAN es un partido que se ha degradado, que ha envilecido su propio proceso de selección interna de candidatos y de dirigentes, porque se ha impuesto la lógica de facción y de poder. El caso específico en Puebla ocurrió con Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Los poblanos simpatizantes del PAN y antagonistas de este partido fueron testigos de lo que pasó y fue un elemento de esta derrota.”
Y aunque la dirigencia estatal hubiera ungido a Ana Teresa Aranda, ex secretaria federal de Desarrollo Social, como la abanderada a la alcaldía capitalina, Felipe Calderón la hubiera sacrificado por legitimidad y sus reformas de Estado.
“Quizá Aranda hubiera hecho una campaña más estridente y hubiera concitado un apoyo de los panistas que no tuvo Sánchez Díaz de Rivera, pero aquí, de cualquier modo hubiera resultado semejante, con este pacto mafioso entre Calderón y Marín. Calderón hubiera sacrificado a Aranda de la misma manera en que sacrificó en Yucatán a Xavier Abreu, y también en alguna medida se sacrificó a Salvador López Orduña en Michoacán.”
En su nueva obra denominada El Engaño. Prédica y práctica del PAN —que circulará en los próximos días en los estantes de Puebla— Álvaro Delgado dedica un capítulo al proceso interno del PAN, mediante el cual se designó al ultraderechista Antonio Sánchez Díaz de Rivera como el abanderado y cómo este proceso interno afectó en la votación del 11 de noviembre.
El periodista consideró que lo ocurrido en las elecciones: “Es la mafia política y Calderón y Marín la representan en sus respectivos ámbitos. En los próximos días circulará mi tercer libro El Engaño. Prédica y práctica del PAN, y uno de los capítulos es Puebla, de manera específica el proceso interno del PAN en Puebla, capital, para quien quiera explicarse porqué perdió de manera tan rotunda, hay que remitirse lo que ocurrió en la interna. Obviamente, el libro es más amplio, pero viene una explicación de la degradación interna y de los pactos mafiosos que van más allá de las dirigencias locales. En ese sentido, la responsabilidad de Calderón es inobjetable.”
—¿Qué pasó con Acción Nacional, por qué esta derrota?— se le preguntó a Álvaro Delgado.
—Lo que le está pasando al PAN de Puebla le está pasando al PAN en todo el país. Le ha pasado por decisiones propias y por decisiones externas. El PAN es un partido que se ha degradado, que ha envilecido su propio proceso de selección interna de candidatos y de dirigentes, porque se ha impuesto la lógica de facción y de poder. El caso específico en Puebla ocurrió con Antonio Sánchez Díaz de Rivera. Los poblanos simpatizantes del PAN y antagonistas de este partido fueron testigos de lo que pasó y fue un elemento de esta derrota. Hay otro elemento que no podemos perder de vista: la capacidad de echar andar la estructura gubernamental. Hoy las elecciones no se dan entre partidos y candidatos, sino entre aparatos, que significa la utilización de estructura gubernamental a favor de un partido. Esto sucedió en Puebla a favor del PRI, como ocurrió en Tamaulipas, Veracruz, Durango y Chihuahua. Pero también lo hizo el PAN en California y un tercer elemento el pacto mafioso entre Felipe Calderón y Mario Marín.
—¿Estás en esta lógica en que Marín dejó ganarse en las federales y negoció impunidad en la Suprema Corte?
—¡Por supuesto! No sólo por lo que ocurrió el domingo en Puebla. El antecedente es Veracruz, Tamaulipas y Yucatán, y no en un arreglijo público (palabras de Manuel Espino en una entrevista con el periodista, Proceso 1620), pero el PRI transformado en aparato gubernamental, gana. Igual que el aparato en Baja California aplastó a Hank, un impresentable candidato priista. En Puebla, no hay duda, el canje de impunidad por legitimidad el año pasado, ahora se expresó con el avasallamiento de Marín al PAN y con la absoluta complacencia de Felipe Calderón, obviamente por su debilidad y su urgencia de legitimidad, y su necesidad que haya reformas mediante las cuales quiere obtener la legitimidad, está a expensas de gobernadores como Marín y como Ulises Ruiz. Es inaudito que en México estén llevándose a cabo elecciones tan sucias y que no pase nada.
—¿Independientemente del pacto Marín-Calderón, influyó en la elección la mala designación de candidatos a diputados que dejó a Marín con un Congreso a sus pies, que posiblemente sea presidido por el hermano del mandatario?
—Es que ése es el asunto. La batalla no era por la alcaldía. A Marín le importaba controlar el Congreso. Por más que la Corte resuelva que se someta juicio político a Marín, nada ocurrirá, a Puebla, a Marín y a sus 26 diputados les da risa lo que la Suprema Corte resuelva. Por la sencilla razón de que por una parte puede alegar que la elección fue un referéndum a su gobierno y además tiene la fuerza institucional para no permitirlo.
—¿Prevés que la Corte considere que el gobernador fue parte de la confabulación contra Lydia Cacho?
—Sí. ¿Y qué? La Corte puede decir misa y no pasará nada. De la misma manera que si la Corte le dice al Congreso de la Unión que proceda contra la procuradora, el magistrado presidente, no pasará nada. No hay que olvidar que Calderón es legalmente el jefe de las instituciones, y que tiene un papel fundamentalmente político en este caso. Es más, Marín puede aspirar a ser presidente de México…
—No digas eso…
—Es un gobernador exitoso, dispone de enormes recursos económicos, tiene una ‘aprobación contundente’ de sus gobernados…
—Pero hubo casi 60 por ciento de abstencionismo…
—¿Y qué? Marín puede decir que no fueron a votar porque no quisieron. Obviamente, se trata de una involución tan grave como la que está padeciendo el país. El fortalecimiento de cacicazgos estatales como el que encabeza Marín en Puebla, Ulises Ruiz en Oaxaca, Fidel Herrera en Veracruz, Eugenio Hernández (en Tamaulipas), son pésimas noticias para el país, enclaves autoritarios que se fortalecerán para las intermedias del 2009 y las siguientes del 2012 y con el sometimiento de las instituciones en sus estados y también de las federales, y ello, no abona a la democracia. Considero que hay una involución autoritaria fomentada por el presidente Felipe Calderón, quien carece de legitimidad para ostentar el cargo.
jueves, 8 de noviembre de 2007
TRAS DE RATEROS... INEPTOS
Excélsior, 08-Nov-2007
Tabasco: ¿filantropía o Estado?
Humberto Musacchio
La tragedia de Tabasco ha movido a mexicanos de todos los sectores sociales a tender la mano a quienes están en desgracia. Lo ocurrido en la tierra de Carlos Pellicer ha despertado una amplia solidaridad que muestra el grado de cohesión que mantiene nuestra sociedad pese a la tremenda e injusta desigualdad económica que encona las diferencias de clase.
La sociedad mexicana ha respondido y responde bien, muy bien. Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de las autoridades, especialmente de las federales, que deambulan entre el desconcierto y la desesperación, lo que no ha escapado al ojo certero de muchos caricaturistas, quienes pintan a Felipe Calderón con el agua al cuello y lanzando un desgarrador grito de auxilio.
En efecto, en los últimos días, una y otra vez Felipe Calderón ha pedido a los mexicanos ayuda para los damnificados de Tabasco, que mucho la necesitan en esta hora. Sin embargo, la función de un gobernante no es exhortar a la filantropía, sino poner en juego los múltiples mecanismos de que dispone el Estado.
La solidaridad social debe ser siempre bienvenida, pero ya se sabe que las respuestas de fondo para las catástrofes están en manos de quien gobierna, y esas respuestas pasan por medidas de orden asistencial, político, fiscal, legal y constitucional. Es muy bueno que quienes tienen algo lo compartan con sus semejantes, pero es mejor que se cobre, a quienes tienen riqueza excesiva, los impuestos suficientes para contar con recursos que permitan, no sólo paliar problemas, sino resolverlos.
Es lamentable que los gobernantes de un país desconozcan los recursos de que disponen. Es igualmente triste que los legisladores ignoren la razón por la que ocupan un lugar en el Poder Legislativo. A lo más que llegaron en estos días fue a lavar un poquito su conciencia mediante su óbolo a la causa tabasqueña. Ignorantes de las facultades de que disponen, pretenden resolver con limosnas lo que han sido incapaces de afrontar como representantes populares.
México es un país de baja —bajísima— recaudación fiscal. Reformas van y reformas vienen, pero la captación hacendaria sigue siendo paupérrima. La más reciente modificación a las disposiciones fiscales representa —si el gobierno es capaz de cobrar impuestos— menos de un punto porcentual del producto interno bruto, cuando lo cierto es que se requiere elevar la captación por lo menos diez puntos si queremos empezar a resolver los grandes problemas nacionales, lo que implica un crecimiento de la economía muy superior al aumento de la población.
No es la primera vez que Tabasco sufre el embate de los fenómenos naturales. Ocurrió en 1956, cuando era todavía una entidad rural. Sucedió a fines de los años noventa y, sin que se haya asimilado la experiencia, otra vez las aguas vuelven a arruinar campos de cultivo y a anegar centros de población.
Las explicaciones oficiales suenan a pretextos: que si la precipitación fue mayor de lo esperado, que ante la naturaleza no hay previsión que valga, que las lluvias se adelantaron a las obras en curso, en fin, que desde que se inventaron los pretextos se acabaron los gobernantes ineptos y ladrones.
Lo cierto es que, desde hace varios años, se asignan partidas federales para desviar cauces, levantar diques y evitar tragedias. Lo que no se ve es que tales obras se hayan construido. Por eso, al desfogar la Comisión Federal de Electricidad la presa Peñitas se lanzó sobre las partes bajas de Tabasco un caudal que incrementó la crecida de otros ríos y, junto con la precipitación pluvial, convirtió en tragedia el exceso de agua.
De seguir los desatinos como hasta ahora, nade puede garantizar que el actual gobierno federal llegue al término del sexenio. No se puede encabezar la administración pública con tanta ignorancia y tantos pasos en falso. Su colosal ineptitud no alcanza a taparla ni siquiera la renovada campaña mediática en contra de Andrés Manuel López Obrador, como si éste fuera el culpable de las lluvias.
Estamos ante un caso de raterías y complicidades punibles de autoridades de hogaño y antaño. Si había dinero y no se hicieron las obras hay responsables que deben pagar las consecuencias de su indolencia o su corrupción. Alguien debe explicar por qué José Luis Luege Tamargo fue nombrado director general de la Comisión Nacional de Agua si carece de formación profesional —es ingeniero químico y sus más recientes chambas antes de meterse a político fueron en la metalurgia—, lo que explica su completa inutilidad en el cargo y ante la actual situación.
Es obvio que Acción Nacional carece de cuadros para manejar la administración pública, pero es del todo reprobable que para cargos de alta complejidad técnica se recurra a politicastros que nada tienen qué ver con el perfil demandado. Hay mexicanos que más allá de los partidos poseen las capacidades necesarias para ocupar los cargos de mayor exigencia técnica. Ya es hora de que Calderón empiece a poner orden en su casa y se haga de colaboradores más aptos que los petimetres que lo rodean.
Tabasco: ¿filantropía o Estado?
Humberto Musacchio
La tragedia de Tabasco ha movido a mexicanos de todos los sectores sociales a tender la mano a quienes están en desgracia. Lo ocurrido en la tierra de Carlos Pellicer ha despertado una amplia solidaridad que muestra el grado de cohesión que mantiene nuestra sociedad pese a la tremenda e injusta desigualdad económica que encona las diferencias de clase.
La sociedad mexicana ha respondido y responde bien, muy bien. Lamentablemente, no puede decirse lo mismo de las autoridades, especialmente de las federales, que deambulan entre el desconcierto y la desesperación, lo que no ha escapado al ojo certero de muchos caricaturistas, quienes pintan a Felipe Calderón con el agua al cuello y lanzando un desgarrador grito de auxilio.
En efecto, en los últimos días, una y otra vez Felipe Calderón ha pedido a los mexicanos ayuda para los damnificados de Tabasco, que mucho la necesitan en esta hora. Sin embargo, la función de un gobernante no es exhortar a la filantropía, sino poner en juego los múltiples mecanismos de que dispone el Estado.
La solidaridad social debe ser siempre bienvenida, pero ya se sabe que las respuestas de fondo para las catástrofes están en manos de quien gobierna, y esas respuestas pasan por medidas de orden asistencial, político, fiscal, legal y constitucional. Es muy bueno que quienes tienen algo lo compartan con sus semejantes, pero es mejor que se cobre, a quienes tienen riqueza excesiva, los impuestos suficientes para contar con recursos que permitan, no sólo paliar problemas, sino resolverlos.
Es lamentable que los gobernantes de un país desconozcan los recursos de que disponen. Es igualmente triste que los legisladores ignoren la razón por la que ocupan un lugar en el Poder Legislativo. A lo más que llegaron en estos días fue a lavar un poquito su conciencia mediante su óbolo a la causa tabasqueña. Ignorantes de las facultades de que disponen, pretenden resolver con limosnas lo que han sido incapaces de afrontar como representantes populares.
México es un país de baja —bajísima— recaudación fiscal. Reformas van y reformas vienen, pero la captación hacendaria sigue siendo paupérrima. La más reciente modificación a las disposiciones fiscales representa —si el gobierno es capaz de cobrar impuestos— menos de un punto porcentual del producto interno bruto, cuando lo cierto es que se requiere elevar la captación por lo menos diez puntos si queremos empezar a resolver los grandes problemas nacionales, lo que implica un crecimiento de la economía muy superior al aumento de la población.
No es la primera vez que Tabasco sufre el embate de los fenómenos naturales. Ocurrió en 1956, cuando era todavía una entidad rural. Sucedió a fines de los años noventa y, sin que se haya asimilado la experiencia, otra vez las aguas vuelven a arruinar campos de cultivo y a anegar centros de población.
Las explicaciones oficiales suenan a pretextos: que si la precipitación fue mayor de lo esperado, que ante la naturaleza no hay previsión que valga, que las lluvias se adelantaron a las obras en curso, en fin, que desde que se inventaron los pretextos se acabaron los gobernantes ineptos y ladrones.
Lo cierto es que, desde hace varios años, se asignan partidas federales para desviar cauces, levantar diques y evitar tragedias. Lo que no se ve es que tales obras se hayan construido. Por eso, al desfogar la Comisión Federal de Electricidad la presa Peñitas se lanzó sobre las partes bajas de Tabasco un caudal que incrementó la crecida de otros ríos y, junto con la precipitación pluvial, convirtió en tragedia el exceso de agua.
De seguir los desatinos como hasta ahora, nade puede garantizar que el actual gobierno federal llegue al término del sexenio. No se puede encabezar la administración pública con tanta ignorancia y tantos pasos en falso. Su colosal ineptitud no alcanza a taparla ni siquiera la renovada campaña mediática en contra de Andrés Manuel López Obrador, como si éste fuera el culpable de las lluvias.
Estamos ante un caso de raterías y complicidades punibles de autoridades de hogaño y antaño. Si había dinero y no se hicieron las obras hay responsables que deben pagar las consecuencias de su indolencia o su corrupción. Alguien debe explicar por qué José Luis Luege Tamargo fue nombrado director general de la Comisión Nacional de Agua si carece de formación profesional —es ingeniero químico y sus más recientes chambas antes de meterse a político fueron en la metalurgia—, lo que explica su completa inutilidad en el cargo y ante la actual situación.
Es obvio que Acción Nacional carece de cuadros para manejar la administración pública, pero es del todo reprobable que para cargos de alta complejidad técnica se recurra a politicastros que nada tienen qué ver con el perfil demandado. Hay mexicanos que más allá de los partidos poseen las capacidades necesarias para ocupar los cargos de mayor exigencia técnica. Ya es hora de que Calderón empiece a poner orden en su casa y se haga de colaboradores más aptos que los petimetres que lo rodean.
ESTO SE LLAMA TENER POCA MADRE
El Universal, jueves 08 de noviembre de 2007
Tabasco: Secretarios atienden emergencia entre lujos
Alberto Morales y Roberto Barboza
Disfrutan de canapés y vino en hoteles 5 estrellas, a diferencia de damnificados
VILLAHERMOSA, Tab.— Los secretarios de Gobernación (Segob), Francisco Ramírez Acuña, y de Desarrollo Social (Sedesol), Beatriz Zavala Peniche, duermen, comen y despachan en hoteles de cinco estrellas, de Gran Turismo, en esta capital.
Los funcionarios federales se trasladaron desde el 31 de octubre pasado para atender la emergencia provocada por las inundaciones en esta entidad, que dejó un millón de damnificados, según cifras del gobierno del estado de Tabasco.
A diferencia de miles de tabasqueños que duermen y viven hacinados en albergues, con carencias e incomodidades, los inmuebles en la zona Hotelera de Tabasco 2000 no sufrieron anegaciones.
Canapés, vino y batas
Canapés, vino tinto de cortesía, arreglos frutales; batas de baño y pantuflas; así como shampoo y crema para baño de la exclusiva marca Bvlgari, son algunos de los enseres que las empresas de servicios turísticos ofrecen a sus clientes.
En el Camino Real se hospeda el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña; así como el staff de funcionarios que lo acompañan.
El costo de las habitaciones va de los 2 mil pesos por habitación sencilla la noche por persona, a los 4 mil 414 pesos por la Master Suite, que cuenta con una pequeña sala. Se ubica en el Piso Club, que por las tardes ofrece canapés, una copa de vino blanco o tinto, bata, pantuflas, dos prendas de lavandería; así como enseres de la marca Bvlgari como cortesía.
Abasto de agua, gas y luz
La dirección general de este hotel informó que para tranquilidad de sus huéspedes, cuenta con su propia cisterna de agua con capacidad de 700 mil litros, suficiente para poder operar por tiempo indefinido.
En un memorandum a sus huéspedes, la dirección general del hotel Camino Real aseguró que sus reservas de gas y diesel para los servicios de cocinas y plantas de luz, están llenas y que en caso de interrupción en el servicio eléctrico, tienen la capacidad de operar hasta por una semana.
Sedesol despacha en Quinta Real
Beatriz Zavala Peniche, secretaria de Desarrollo Social, además del equipo de colaboradores que la acompañan, se hospeda en Quinta Real, un exclusivo hotel Ressort Gran Turismo, ubicado en la avenida Paseo Usumacinta, en la zona conocida como el fraccionamiento La Choca.
El ostentoso inmueble cuenta con 114 suites de lujo decoradas estilo californiano, cada una con muebles de madera y lujosos baños de mármol.
La noche por persona en este hotel cuesta 3 mil pesos para las habitaciones Master y Gran Clase. Además, cuenta con una suite presidencial de 14 mil pesos la noche.
Se constató que el secretario de Gobernación despachó ayer en el restaurante La Ceiba, del hotel Hayatt, de cinco estrellas, pero categoría Business Class, donde citó al vicealmirante Sergio Lara Montillano, responsable del comando de operación de rescate aéreo, acuático y terrestre, con sede en la ciudad deportiva de Villahermosa, Tabasco.
En ese hotel, Laura Gurza Jaidar, jefa de la Unidad de Coordinación General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, atendió a los representantes de la Federación de la Cruz Roja Internacional.
Tabasco: Secretarios atienden emergencia entre lujos
Alberto Morales y Roberto Barboza
Disfrutan de canapés y vino en hoteles 5 estrellas, a diferencia de damnificados
VILLAHERMOSA, Tab.— Los secretarios de Gobernación (Segob), Francisco Ramírez Acuña, y de Desarrollo Social (Sedesol), Beatriz Zavala Peniche, duermen, comen y despachan en hoteles de cinco estrellas, de Gran Turismo, en esta capital.
Los funcionarios federales se trasladaron desde el 31 de octubre pasado para atender la emergencia provocada por las inundaciones en esta entidad, que dejó un millón de damnificados, según cifras del gobierno del estado de Tabasco.
A diferencia de miles de tabasqueños que duermen y viven hacinados en albergues, con carencias e incomodidades, los inmuebles en la zona Hotelera de Tabasco 2000 no sufrieron anegaciones.
Canapés, vino y batas
Canapés, vino tinto de cortesía, arreglos frutales; batas de baño y pantuflas; así como shampoo y crema para baño de la exclusiva marca Bvlgari, son algunos de los enseres que las empresas de servicios turísticos ofrecen a sus clientes.
En el Camino Real se hospeda el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña; así como el staff de funcionarios que lo acompañan.
El costo de las habitaciones va de los 2 mil pesos por habitación sencilla la noche por persona, a los 4 mil 414 pesos por la Master Suite, que cuenta con una pequeña sala. Se ubica en el Piso Club, que por las tardes ofrece canapés, una copa de vino blanco o tinto, bata, pantuflas, dos prendas de lavandería; así como enseres de la marca Bvlgari como cortesía.
Abasto de agua, gas y luz
La dirección general de este hotel informó que para tranquilidad de sus huéspedes, cuenta con su propia cisterna de agua con capacidad de 700 mil litros, suficiente para poder operar por tiempo indefinido.
En un memorandum a sus huéspedes, la dirección general del hotel Camino Real aseguró que sus reservas de gas y diesel para los servicios de cocinas y plantas de luz, están llenas y que en caso de interrupción en el servicio eléctrico, tienen la capacidad de operar hasta por una semana.
Sedesol despacha en Quinta Real
Beatriz Zavala Peniche, secretaria de Desarrollo Social, además del equipo de colaboradores que la acompañan, se hospeda en Quinta Real, un exclusivo hotel Ressort Gran Turismo, ubicado en la avenida Paseo Usumacinta, en la zona conocida como el fraccionamiento La Choca.
El ostentoso inmueble cuenta con 114 suites de lujo decoradas estilo californiano, cada una con muebles de madera y lujosos baños de mármol.
La noche por persona en este hotel cuesta 3 mil pesos para las habitaciones Master y Gran Clase. Además, cuenta con una suite presidencial de 14 mil pesos la noche.
Se constató que el secretario de Gobernación despachó ayer en el restaurante La Ceiba, del hotel Hayatt, de cinco estrellas, pero categoría Business Class, donde citó al vicealmirante Sergio Lara Montillano, responsable del comando de operación de rescate aéreo, acuático y terrestre, con sede en la ciudad deportiva de Villahermosa, Tabasco.
En ese hotel, Laura Gurza Jaidar, jefa de la Unidad de Coordinación General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, atendió a los representantes de la Federación de la Cruz Roja Internacional.
miércoles, 31 de octubre de 2007
UNAS NETAS AL PELELE Y A SUS ACHICHINCLES
Milenio Diario - Miércoles 31 de Octubre de 2007
El Tour all inclusive de Negroponte
• ¡¿Certidumbre?!
• El tepjf y el ife
Presuma, mi estimado, de lo que carece. Felipe Calderón y su Gymboree deben estar bajo la influencia de un psicotrópico nuevo, o de plano, ahogados en la alberca, perdón, en el chapoteadero etílico. Esa manía de Los Pinos en maquillar la realidad e imprimirla en documentos y análisis internos que no sólo son utilizados para consumo doméstico sino en algunos casos también para informaciones externas, es ya de (pre)ocuparse.
Sobre todo, my friend, cuando la información que genera un país es analizada por otro país. En este divertido caso hace mucho sentido si el segundo es socio del primero y el primero es como patio trasero del segundo donde se encuentran intereses estratégicos geopolíticos y empresariales. Sobre todo porque las elecciones de 2006 fueron puntualmente monitoreadas y clasificadas como de delicada volatilidad política ante el enrarecido ambiente ensalzado con la peligrosa polarización dando como resultado el célebre panorama poselectoral culminando con la protesta en la Toma de San Lázaro que dio la vuelta al mundo.
Y de ahí lo único que ha logrado Calderón & his dumbsquad es una cadena de crisis que han prendido más de un foco rojo en más de un tablero.
Sin lugar a dudas Felipe abonó (su granito de arena) al delicado caldo de cultivo y al panorama que hoy enfrenta, pero sus decisiones alrededor de la endemoniada herencia foxista más el abono de las suyas no han sido las adecuadas. ¿Por ejemplo?
Uno es el asunto de la seguridad y su decisión torpe de avalar un colosal despliegue de Operativos whatever que terminaron siendo pura pirotecnia. Burda y costosa. Costosa, my friend, no sólo en términos de presupuesto sino en términos políticos. Costosa por el desgaste de nuestras fuerzas armadas quienes ya acumulan, en tiempo récord de este régimen, una serie de delicadas recomendaciones ligadas a violaciones de los derechos humanos… rubro que es fundamental para el discurso internacional tanto político, como económico. Pero no el de Felipe (get real) no, no, el de Estados Unidos y países con los cuales hay importantes acuerdos.
Hoy, mi estimado, las ejecuciones siguen siendo el PAN nuestro de cada día. No hay control ni han disminuido las cifras. No han caído los estupendos peces gordos. La droga y las armas siguen estando en el reventón de la organizada delincuencia ante la complicidad del gobierno en turno. Póngale el color que guste. (It´s halloween)
No deja de ser alarmante (o de risa loca) que cada vez que Calderón se encuentra ante determinados públicos, se reafirme como comandante supremo de las fuerzas armadas o escupa que México tiene rumbo y que hay una etapa de certidumbre, seguridad y estabilidad económica.
Qué peligroso. (O presta para estar igual)
Sobre todo cuando la realidad en las esferas tanto de la cúpula empresarial, de los partidos políticos, del ámbito social, sindical, de los medios, de las ONG’s, de la cúpula eclesiástica y entre el grueso de la población, lo que se percibe es una certidumbre… de la incertidumbre.
En cada nicho, mi querido lector, en cada microcosmos, hay una preocupante y creciente dosis de molestia, inconformidad, agravio, impaciencia, impotencia, inquietud, nerviosismo, perturbación y/o contrariedad. U name it... it´s halloween.
Felipe y su Gymboree no convencen ni a los de casa, pues. Mucho menos a los vecinos. Ya ni hablar de la comunidad internacional. Su improvisación en el poder, su cacareado estado de derecho, la cultura de la legalidad, la estabilidad económica y la seguridad se van directo al nabo con… mmm, el ingenuo ejemplo ese del atentado de un grupo guerrillero contra oleoductos de Pemex.
Que quizá fue la minúscula gota que derramó el vaso estadunidense atiborrado de intranquilidad ante la evidente fragilidad e incompetencia de este gobierno que no da una. Quizá John D. Negroponte vino con la simpática pantalla esa del Plan México para sentir y olfatear la temperatura real del agua política, económica y social mexicana. Su tour all inclusive de legisladores, empresarios, funcionarios, militares, intelectuales, amigos y medios para escuchar de viva voz —y en corto— algunas cosillas que no aparecen en los simpáticos briefings oficiales puede serle útil.
Quizá, my friend, como preámbulo para el desarrollo de un documento con aroma de Country Assessment.
A estas alturas del régimen.
Qué peligroso. ¡¿Vamos bien o me regreso?!
Por la Mirilla
Uno. Hoy el tepjf le dice al ife (con minúsculas) que no juegue al Tío Lolo con los 281 mil anuncios del espoteo fantasma.
Y dos. Ahí viene el segundo tubazo Fox-Sahagún… happy halloween!
Marcela Gómez Zalce - 292
lunes, 29 de octubre de 2007
TAMBIÉN EXISTEN NALGASPRONTAS EN LOS SINDICATOS
De http://www.proceso.com.mx/
Volkswagen, la aristocracia obrera
Juan Pablo Proal
Puebla, Pue., 29 de octubre (APRO).- Desde 1992, con el cambio del contrato colectivo de trabajo (CCT) y del comité ejecutivo del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz de Volkswagen (SITIAVW), el movimiento obrero de la armadora ha decaído y, quienes representan a los trabajadores, se han convertido en personajes “insensibles” a las demandas sociales.
Esta tendencia se explica, primero, porque los trabajadores, a raíz de la crisis de empleo en el país, privilegian la estabilidad laboral a la lucha social. Este fenómeno se suma a la creciente ambición de los representantes obreros por escalar en su vida política y laboral, utilizando la estructura del comité ejecutivo del SITIAVW.
Y es que, en un santiamén, un obrero del nivel más bajo, el A5, que equivale a 146.45 pesos diarios, puede subir sus ingresos al grado máximo, de 503.90 pesos diarios.
Lo anterior, en caso de ser uno de los quince elegidos en la cúpula del sindicato. Pero esto no es todo, ser miembro de este exclusivo círculo obrero conlleva la administración de las cuotas de los trabajadores, que ascienden a 150 mil pesos semanales, a cambiar de automóvil cada tres meses y a tener trato preferencial con la empresa.
Entonces, arribar al comité ejecutivo del SITIAVW se vuelve una tentación para muchos trabajadores, quienes además se ubican en una etapa de poca o nula conciencia sobre los derechos laborales.
A estas conclusiones llegaron, por separado, los miembros del Colectivo de Trabajadores por la Unidad Sindical y el economista de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Huberto Juárez Núñez, quien desde hace tres décadas estudia el fenómeno obrero, con decenas de libros y artículos sobre el tema.
Por un lado, Juárez Núñez sostiene que hoy quedó prácticamente sepultado el movimiento laboral de los obreros de la armadora alemana, aquel que a finales de la década de los ochenta cerró la carretera México-Puebla y todos los accesos aledaños.
En cambio, lamenta que los últimos dirigentes llevan el peso de acusaciones de enriquecimiento ilícito y de ceder ante las presiones de la empresa.
Elecciones en noviembre
La opinión del Colectivo de Trabajadores por la Unidad Sindical va en un mismo sentido, pero desde otro terreno. Denuncian que los dirigentes se han convertido en personajes ajenos a la demanda de los obreros y en figuras públicas con altos privilegios.
Esto –argumentan– justifica por qué cientos de obreros se inscriben en época de elecciones, que en esta ocasión arrancan el próximo 5 de noviembre.
“Emiliano”, “El Obrero Crítico”, Víctor Contreras y Hermenegildo González, como firman en su periódico mensual “Realidad Sindical”, describieron en entrevista la opacidad con que actúa el comité ejecutivo del sindicato, su nula presencia y representatividad entre los obreros, y el asombroso enriquecimiento de sus líderes.
Tan sólo en esta elección se inscribieron nueve planillas de 40 miembros cada una; es decir, participarán 360 obreros de forma directa en la elección, de un total de 9 mil trabajadores de planta.
Los obreros entrevistados –dos de ellos utilizaron su seudónimo debido a que ya han sido hostigados por su posición crítica– describieron todos los beneficios económicos que conlleva ser electo miembro del comité ejecutivo.
De entrada, el salario llega a ser casi cinco veces superior. Las prestaciones también aumentan, una de ellas es el privilegio de cambiar de coche de la planta cada tres meses.
Además, el comité ejecutivo maneja las cuotas sindicales, que ascienden a 150 mil pesos mensuales. A esto se suma, denunciaron, las ofertas de “compra de conciencia” que frecuentemente utiliza la empresa para someter la voluntad de los representantes obreros.
Sólo así se explica –puntualizan– que los últimos líderes sindicales como Luis Fonte, Gaspar Bueno y Salvador Corro hayan salido inmediatamente de la planta cuando terminaron sus periodos de dirigentes, y ahora sean propietarios de transportes, taxis e incluso de empresas constructoras.
El caso del actual dirigente es emblemático. José Luis Rodríguez Salazar, recuerdan los entrevistados, hasta hace poco más de una década viajaba a bordo de un viejo automóvil modelo Dart y vivía en una colonia obrera. Ahora, se transporta en coches lujosos, goza de propiedades en zonas residenciales y es regidor del ayuntamiento de Puebla por parte del Revolucionario Institucional.
El ascenso económico y político de los dirigentes se entiende, entre otros aspectos, por la discrecionalidad con la que el comité ejecutivo maneja los recursos emanados de las cuotas sindicales.
Aunque los dirigentes están obligados a brindar reportes bimestrales, en la práctica sólo organizan una o dos asambleas por año, acusan los miembros del Colectivo de Trabajadores por la Unidad Sindical.
Es decir, los obreros ignoran el destino de sus cuotas, y la única inversión palpable de estos recursos se observa en el gasto de organización de fiestas en fechas como el 10 de mayo o el Día del Niño.
Sin embargo, los miembros de este colectivo carecen de pruebas sobre los sobornos que presuntamente reciben los miembros del sindicato por parte de la empresa, aunque aseguran que todos ellos terminan con una súbita riqueza que no se podría explicar simplemente con el sueldo que perciben.
Además, acusan que existe una desvinculación del sindicato con los obreros. Los trabajadores rara vez entran en contacto con los líderes y éstos esquivan realizar visitas a las áreas de trabajo.
Esta información es corroborada por Huberto Juárez Núñez, autor de los libros “Enfrentando el cambio” y “El auto global”, ambos sobre la industria automotriz.
Además de economista, Huberto Juárez es investigador de la planta de Volkswagen, la empresa más importante asentada en Puebla, desde hace tres décadas.
El académico asegura que actualmente los dirigentes sindicales “se han insensibilizado” de las demandas laborales de sus compañeros, aunque, a la vez, reconoce que los propios trabajadores cambiaron la lucha social por la estabilidad laboral, debido a la falta de empleo que prevalece en el país.
El papel de la Unidad Obrero Independiente
A manera de contexto, Juárez Núñez recuerda que fue en 1964, con la llegada del Volkswagen Sedan –mejor conocido como “el vochito”– cuando la planta alemana firmó un contacto con la Confederación de Trabajadores de México (CTM) para entrar como representante de los obreros.
En esa época, recuerda, el sindicato carecía de poder en las tomas de decisiones, sumado a que existían cláusulas en el CCT tales como que la empresa podía cambiar, cuando quisiera, de turno y área laboral a cada obrero.
Fue así como el cambio de horarios continuo y la falta de estabilidad provocó que un obrero visionario para su tiempo, Diego Ortiz Balderas, pidiera la asesoría del entonces afamado abogado Juan Ortega Arenas, de la
Unidad Obrero Independiente (UOI).
La intervención de este personaje tuvo, como beneficio, la desincorporación de la CTM pero, como perjuicio, la centralización ilimitada de la propia UOI, con más capacidades que el propio sindicato.
En esa etapa, Ortega Arenas aplicó una regla: todo secretario general del sindicato debe salir cuando termine su periodo. Con el tiempo, el autoritarismo de la UOI orilló a que en 1981 Alfredo Hernández Loaissa, militante del Partido Comunista (PCM), derrocara a la organización de Ortega Arenas. No obstante, acota el investigador, Hernández Loaissa “se entendió con la empresa”.
En 1987, con la militancia de obreros de izquierda en su apogeo, los trabajadores se opusieron a un intento de la empresa de reducción de prestaciones y salario. Esto motivó una huelga general de 59 días, la más larga en la historia de la empresa.
Aunado a la suspensión de labores, los trabajadores cerraron todas las vías de comunicación entre México y Puebla.
Juárez explica que, detrás de todas estas decisiones, siempre estuvo una figura: los seccionales. Esta era una parte del sindicato donde cada sección de la planta estaba representada, lo que motivó la alta participación y movilización social de los obreros.
Sin embargo, en 1992, con Gaspar Bueno Aguirre al frente del sindicato, se impulsa un cambio de estatutos, que incluía la desaparición de los seccionales, además de un nuevo modelo de trabajo, basado en los estímulos al trabajo y la anulación de prestaciones, como la antigüedad.
A pesar de estos cambios, entre 1993 y 2000 la producción de la empresa se elevó y hubo estabilidad sindical, recuerda el investigador.
Así, el cambio de estatutos, la bonanza de la planta germana y el debilitamiento de la militancia de izquierda a raíz del hostigamiento y el miedo a perder el empleo, crearon un espasmo entre los obreros.
En ese contexto arriba José Luis Rodríguez Salazar, quien no sólo lleva dos periodos consecutivos al frente del comité ejecutivo, sino que podría repetir nuevamente, según prevé Juárez Núñez.
Basa su argumento en que Rodríguez Salazar, a pesar de su militancia priista y la desventaja de ejercer un cargo en el ayuntamiento, ha logrado un equilibrio entre la empresa y los trabajadores mediante la implementación de un “sistema de consultas”, donde los obreros participan sobre decisiones relevantes, como la revisión del CCT.
Volkswagen, la aristocracia obrera
Juan Pablo Proal
Puebla, Pue., 29 de octubre (APRO).- Desde 1992, con el cambio del contrato colectivo de trabajo (CCT) y del comité ejecutivo del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz de Volkswagen (SITIAVW), el movimiento obrero de la armadora ha decaído y, quienes representan a los trabajadores, se han convertido en personajes “insensibles” a las demandas sociales.
Esta tendencia se explica, primero, porque los trabajadores, a raíz de la crisis de empleo en el país, privilegian la estabilidad laboral a la lucha social. Este fenómeno se suma a la creciente ambición de los representantes obreros por escalar en su vida política y laboral, utilizando la estructura del comité ejecutivo del SITIAVW.
Y es que, en un santiamén, un obrero del nivel más bajo, el A5, que equivale a 146.45 pesos diarios, puede subir sus ingresos al grado máximo, de 503.90 pesos diarios.
Lo anterior, en caso de ser uno de los quince elegidos en la cúpula del sindicato. Pero esto no es todo, ser miembro de este exclusivo círculo obrero conlleva la administración de las cuotas de los trabajadores, que ascienden a 150 mil pesos semanales, a cambiar de automóvil cada tres meses y a tener trato preferencial con la empresa.
Entonces, arribar al comité ejecutivo del SITIAVW se vuelve una tentación para muchos trabajadores, quienes además se ubican en una etapa de poca o nula conciencia sobre los derechos laborales.
A estas conclusiones llegaron, por separado, los miembros del Colectivo de Trabajadores por la Unidad Sindical y el economista de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Huberto Juárez Núñez, quien desde hace tres décadas estudia el fenómeno obrero, con decenas de libros y artículos sobre el tema.
Por un lado, Juárez Núñez sostiene que hoy quedó prácticamente sepultado el movimiento laboral de los obreros de la armadora alemana, aquel que a finales de la década de los ochenta cerró la carretera México-Puebla y todos los accesos aledaños.
En cambio, lamenta que los últimos dirigentes llevan el peso de acusaciones de enriquecimiento ilícito y de ceder ante las presiones de la empresa.
Elecciones en noviembre
La opinión del Colectivo de Trabajadores por la Unidad Sindical va en un mismo sentido, pero desde otro terreno. Denuncian que los dirigentes se han convertido en personajes ajenos a la demanda de los obreros y en figuras públicas con altos privilegios.
Esto –argumentan– justifica por qué cientos de obreros se inscriben en época de elecciones, que en esta ocasión arrancan el próximo 5 de noviembre.
“Emiliano”, “El Obrero Crítico”, Víctor Contreras y Hermenegildo González, como firman en su periódico mensual “Realidad Sindical”, describieron en entrevista la opacidad con que actúa el comité ejecutivo del sindicato, su nula presencia y representatividad entre los obreros, y el asombroso enriquecimiento de sus líderes.
Tan sólo en esta elección se inscribieron nueve planillas de 40 miembros cada una; es decir, participarán 360 obreros de forma directa en la elección, de un total de 9 mil trabajadores de planta.
Los obreros entrevistados –dos de ellos utilizaron su seudónimo debido a que ya han sido hostigados por su posición crítica– describieron todos los beneficios económicos que conlleva ser electo miembro del comité ejecutivo.
De entrada, el salario llega a ser casi cinco veces superior. Las prestaciones también aumentan, una de ellas es el privilegio de cambiar de coche de la planta cada tres meses.
Además, el comité ejecutivo maneja las cuotas sindicales, que ascienden a 150 mil pesos mensuales. A esto se suma, denunciaron, las ofertas de “compra de conciencia” que frecuentemente utiliza la empresa para someter la voluntad de los representantes obreros.
Sólo así se explica –puntualizan– que los últimos líderes sindicales como Luis Fonte, Gaspar Bueno y Salvador Corro hayan salido inmediatamente de la planta cuando terminaron sus periodos de dirigentes, y ahora sean propietarios de transportes, taxis e incluso de empresas constructoras.
El caso del actual dirigente es emblemático. José Luis Rodríguez Salazar, recuerdan los entrevistados, hasta hace poco más de una década viajaba a bordo de un viejo automóvil modelo Dart y vivía en una colonia obrera. Ahora, se transporta en coches lujosos, goza de propiedades en zonas residenciales y es regidor del ayuntamiento de Puebla por parte del Revolucionario Institucional.
El ascenso económico y político de los dirigentes se entiende, entre otros aspectos, por la discrecionalidad con la que el comité ejecutivo maneja los recursos emanados de las cuotas sindicales.
Aunque los dirigentes están obligados a brindar reportes bimestrales, en la práctica sólo organizan una o dos asambleas por año, acusan los miembros del Colectivo de Trabajadores por la Unidad Sindical.
Es decir, los obreros ignoran el destino de sus cuotas, y la única inversión palpable de estos recursos se observa en el gasto de organización de fiestas en fechas como el 10 de mayo o el Día del Niño.
Sin embargo, los miembros de este colectivo carecen de pruebas sobre los sobornos que presuntamente reciben los miembros del sindicato por parte de la empresa, aunque aseguran que todos ellos terminan con una súbita riqueza que no se podría explicar simplemente con el sueldo que perciben.
Además, acusan que existe una desvinculación del sindicato con los obreros. Los trabajadores rara vez entran en contacto con los líderes y éstos esquivan realizar visitas a las áreas de trabajo.
Esta información es corroborada por Huberto Juárez Núñez, autor de los libros “Enfrentando el cambio” y “El auto global”, ambos sobre la industria automotriz.
Además de economista, Huberto Juárez es investigador de la planta de Volkswagen, la empresa más importante asentada en Puebla, desde hace tres décadas.
El académico asegura que actualmente los dirigentes sindicales “se han insensibilizado” de las demandas laborales de sus compañeros, aunque, a la vez, reconoce que los propios trabajadores cambiaron la lucha social por la estabilidad laboral, debido a la falta de empleo que prevalece en el país.
El papel de la Unidad Obrero Independiente
A manera de contexto, Juárez Núñez recuerda que fue en 1964, con la llegada del Volkswagen Sedan –mejor conocido como “el vochito”– cuando la planta alemana firmó un contacto con la Confederación de Trabajadores de México (CTM) para entrar como representante de los obreros.
En esa época, recuerda, el sindicato carecía de poder en las tomas de decisiones, sumado a que existían cláusulas en el CCT tales como que la empresa podía cambiar, cuando quisiera, de turno y área laboral a cada obrero.
Fue así como el cambio de horarios continuo y la falta de estabilidad provocó que un obrero visionario para su tiempo, Diego Ortiz Balderas, pidiera la asesoría del entonces afamado abogado Juan Ortega Arenas, de la
Unidad Obrero Independiente (UOI).
La intervención de este personaje tuvo, como beneficio, la desincorporación de la CTM pero, como perjuicio, la centralización ilimitada de la propia UOI, con más capacidades que el propio sindicato.
En esa etapa, Ortega Arenas aplicó una regla: todo secretario general del sindicato debe salir cuando termine su periodo. Con el tiempo, el autoritarismo de la UOI orilló a que en 1981 Alfredo Hernández Loaissa, militante del Partido Comunista (PCM), derrocara a la organización de Ortega Arenas. No obstante, acota el investigador, Hernández Loaissa “se entendió con la empresa”.
En 1987, con la militancia de obreros de izquierda en su apogeo, los trabajadores se opusieron a un intento de la empresa de reducción de prestaciones y salario. Esto motivó una huelga general de 59 días, la más larga en la historia de la empresa.
Aunado a la suspensión de labores, los trabajadores cerraron todas las vías de comunicación entre México y Puebla.
Juárez explica que, detrás de todas estas decisiones, siempre estuvo una figura: los seccionales. Esta era una parte del sindicato donde cada sección de la planta estaba representada, lo que motivó la alta participación y movilización social de los obreros.
Sin embargo, en 1992, con Gaspar Bueno Aguirre al frente del sindicato, se impulsa un cambio de estatutos, que incluía la desaparición de los seccionales, además de un nuevo modelo de trabajo, basado en los estímulos al trabajo y la anulación de prestaciones, como la antigüedad.
A pesar de estos cambios, entre 1993 y 2000 la producción de la empresa se elevó y hubo estabilidad sindical, recuerda el investigador.
Así, el cambio de estatutos, la bonanza de la planta germana y el debilitamiento de la militancia de izquierda a raíz del hostigamiento y el miedo a perder el empleo, crearon un espasmo entre los obreros.
En ese contexto arriba José Luis Rodríguez Salazar, quien no sólo lleva dos periodos consecutivos al frente del comité ejecutivo, sino que podría repetir nuevamente, según prevé Juárez Núñez.
Basa su argumento en que Rodríguez Salazar, a pesar de su militancia priista y la desventaja de ejercer un cargo en el ayuntamiento, ha logrado un equilibrio entre la empresa y los trabajadores mediante la implementación de un “sistema de consultas”, donde los obreros participan sobre decisiones relevantes, como la revisión del CCT.
ES EL PRIAN
Revista emeequis, 29 de octubre de 2007.
Sucesión priista en el PAN
Por Humberto Musacchio*
La política no es una ciencia exacta, pero tiene reglas no escritas que deben conocerse. Una de ellas es que el líder –llámese presidente, tlatoani, papa u duce– debe ejercer su autoridad, pues de no hacerlo corre el riesgo de que el mando se le escurra entre los dedos y de que la indispensable centralidad del poder se pierda en una disgregación lesiva tanto para el Estado como para la sociedad.
Los últimos 11 meses los ha pasado Felipe Calderón haciendo ejercicios de calentamiento interrumpidos por algunos desatinos. El Poder Ejecutivo se manifiesta apenas en las inercias indispensables: cobrar impuestos, pagar a la burocracia, asistir a ceremonias cívicas y lanzar regaños que se estrellan con los hechos.
Cuando se ha querido mostrar alguna autoridad los resultados han sido desastrosos. El caso más a la mano lo ilustra la presunta batalla contra el narcotráfico, pues ante la corrupción universal de los cuerpos policiacos, Calderón sacó a los militares de sus cuarteles sin más resultado que exponer a las fuerzas armadas a la misma contaminación que ha convertido el concepto de seguridad pública en un enunciado vacío.
El gran problema de Calderón –y de todos los mexicanos– es que el Estado no está, por lo menos no está en el momento y la forma debidos. El actual gobierno, por decirlo de alguna manera, no gobierna, y tan no lo hace que ya fue a pedir auxilio a George W. Bush, quien, si lo permitimos, nos recetará otro Plan Colombia que llenará de dólares los bolsillos de los panistas, pero, lejos de resolver los problemas de la seguridad nacional, convertirá a México en simple guarura imperial.
Pese a lo anterior, donde se evidencia con toda crudeza la incapacidad del “gobierno” es en su propia casa. Manuel Espino, hasta ahora presidente del Partido Acción Nacional, un día sí y otro también le mueve el tapete a Felipe Calderón, promueve a Vicente Fox para líder de la Internacional Demócrata Cristiana y va por ahí poniéndole piedras en el camino al ocupante de
Los Pinos.
Lejos de darle un buen estatequieto a Espino, Calderón ya casi consume la sexta parte de su periodo sin saber cuáles son ni para qué sirven las muchas facultades constitucionales y metaconstitucionales de que dispone. No puede saberlo porque aun siendo abogado no fue a una buena universidad, así sea la de la vida, donde se lo enseñaran, pues la Escuela Libre de Derecho prepara leguleyos que sirven a la empresa privada, pero ignoran soberanamente con qué se come el Estado.
Maquiavelo consideraba “inevitable que un hombre que quiera hacer en todas partes profesión de bueno se hunda entre tantos que no lo son”. Por eso decía que el príncipe “no debe preocuparse de incurrir en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el Estado, porque si se examina todo atentamente, se encontrarán cosas que parecen virtudes y sin embargo le llevarían a la ruina, y otras que parecen vicios, de los que por el contrario nacerán su seguridad y su bienestar”.
Felipe Calderón, por quién sabe qué temores, ha dejado hacer al presidente de su partido, un individuo al que Jesús Reyes Heroles o Fernando Gutiérrez Barrios habrían puesto en su lugar en tres minutos. Calderón se negó a ejercer su poder y permitió que Espino creciera hasta convertirse en un problema cuya solución está resultando más cara que el problema mismo.
Germán Martínez es un hombre inescrupuloso que gusta de nadar en las aguas negras del poder, como lo demostró en la integración del IFE de Carlos Ugalde, pero eso no lo hace hombre de Estado. Es, a lo sumo, un guarura al servicio de su jefe, incapaz de ir al fondo de las cosas y dar a los problemas soluciones definitivas. Es más: ni siquiera tiene los arrestos para enfrentarse a Vicente Fox, ni mucho menos para impedir su actitud lenguaraz.
Calderón se equivocó al meter a Martínez en la puja por el liderazgo panista. Tiene –se supone– todas las de ganar, y no puede con su contrincante, quien ya se atrevió a lanzarle a la cara una acusación terrible y con todos los visos de ser verdad: en Acción Nacional, dijo Espino, se están reinstalando las viejas prácticas del PRI. Se oye feo que el presidente del PAN se exprese en esos términos de su partido, pero así es.
El ex priista Juan José Rodríguez Prats, que algo sabe de esa materia, ante la cargada y los torpes usos del poder contra Manuel Espino, salió a denunciar que el PAN ya entró a la “etapa histórica del agandalle” y aun se dio el lujo de reclamarle a Felipe Calderón por impulsar la candidatura única de Germán Martínez.
En suma, tenemos un gobierno que no actúa y que cuando lo hace se equivoca, un gobierno sin ruta ni brújula, perdido en los pasillos de su propia casa, sin capacidad para poner reglas y siempre dispuesto a violar las que hay. No sólo asistimos a una sucesión de corte priista en el PAN, sino a la restauración de una forma de hacer política a la que creímos derrotada en 2000. En el PRI se están relamiendo los bigotes ante los aires de restauración…
* Periodista, colaborador de Excélsior y autor de varios diccionarios enciclopédicos sobre México
Sucesión priista en el PAN
Por Humberto Musacchio*
La política no es una ciencia exacta, pero tiene reglas no escritas que deben conocerse. Una de ellas es que el líder –llámese presidente, tlatoani, papa u duce– debe ejercer su autoridad, pues de no hacerlo corre el riesgo de que el mando se le escurra entre los dedos y de que la indispensable centralidad del poder se pierda en una disgregación lesiva tanto para el Estado como para la sociedad.
Los últimos 11 meses los ha pasado Felipe Calderón haciendo ejercicios de calentamiento interrumpidos por algunos desatinos. El Poder Ejecutivo se manifiesta apenas en las inercias indispensables: cobrar impuestos, pagar a la burocracia, asistir a ceremonias cívicas y lanzar regaños que se estrellan con los hechos.
Cuando se ha querido mostrar alguna autoridad los resultados han sido desastrosos. El caso más a la mano lo ilustra la presunta batalla contra el narcotráfico, pues ante la corrupción universal de los cuerpos policiacos, Calderón sacó a los militares de sus cuarteles sin más resultado que exponer a las fuerzas armadas a la misma contaminación que ha convertido el concepto de seguridad pública en un enunciado vacío.
El gran problema de Calderón –y de todos los mexicanos– es que el Estado no está, por lo menos no está en el momento y la forma debidos. El actual gobierno, por decirlo de alguna manera, no gobierna, y tan no lo hace que ya fue a pedir auxilio a George W. Bush, quien, si lo permitimos, nos recetará otro Plan Colombia que llenará de dólares los bolsillos de los panistas, pero, lejos de resolver los problemas de la seguridad nacional, convertirá a México en simple guarura imperial.
Pese a lo anterior, donde se evidencia con toda crudeza la incapacidad del “gobierno” es en su propia casa. Manuel Espino, hasta ahora presidente del Partido Acción Nacional, un día sí y otro también le mueve el tapete a Felipe Calderón, promueve a Vicente Fox para líder de la Internacional Demócrata Cristiana y va por ahí poniéndole piedras en el camino al ocupante de
Los Pinos.
Lejos de darle un buen estatequieto a Espino, Calderón ya casi consume la sexta parte de su periodo sin saber cuáles son ni para qué sirven las muchas facultades constitucionales y metaconstitucionales de que dispone. No puede saberlo porque aun siendo abogado no fue a una buena universidad, así sea la de la vida, donde se lo enseñaran, pues la Escuela Libre de Derecho prepara leguleyos que sirven a la empresa privada, pero ignoran soberanamente con qué se come el Estado.
Maquiavelo consideraba “inevitable que un hombre que quiera hacer en todas partes profesión de bueno se hunda entre tantos que no lo son”. Por eso decía que el príncipe “no debe preocuparse de incurrir en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difícilmente podría salvar el Estado, porque si se examina todo atentamente, se encontrarán cosas que parecen virtudes y sin embargo le llevarían a la ruina, y otras que parecen vicios, de los que por el contrario nacerán su seguridad y su bienestar”.
Felipe Calderón, por quién sabe qué temores, ha dejado hacer al presidente de su partido, un individuo al que Jesús Reyes Heroles o Fernando Gutiérrez Barrios habrían puesto en su lugar en tres minutos. Calderón se negó a ejercer su poder y permitió que Espino creciera hasta convertirse en un problema cuya solución está resultando más cara que el problema mismo.
Germán Martínez es un hombre inescrupuloso que gusta de nadar en las aguas negras del poder, como lo demostró en la integración del IFE de Carlos Ugalde, pero eso no lo hace hombre de Estado. Es, a lo sumo, un guarura al servicio de su jefe, incapaz de ir al fondo de las cosas y dar a los problemas soluciones definitivas. Es más: ni siquiera tiene los arrestos para enfrentarse a Vicente Fox, ni mucho menos para impedir su actitud lenguaraz.
Calderón se equivocó al meter a Martínez en la puja por el liderazgo panista. Tiene –se supone– todas las de ganar, y no puede con su contrincante, quien ya se atrevió a lanzarle a la cara una acusación terrible y con todos los visos de ser verdad: en Acción Nacional, dijo Espino, se están reinstalando las viejas prácticas del PRI. Se oye feo que el presidente del PAN se exprese en esos términos de su partido, pero así es.
El ex priista Juan José Rodríguez Prats, que algo sabe de esa materia, ante la cargada y los torpes usos del poder contra Manuel Espino, salió a denunciar que el PAN ya entró a la “etapa histórica del agandalle” y aun se dio el lujo de reclamarle a Felipe Calderón por impulsar la candidatura única de Germán Martínez.
En suma, tenemos un gobierno que no actúa y que cuando lo hace se equivoca, un gobierno sin ruta ni brújula, perdido en los pasillos de su propia casa, sin capacidad para poner reglas y siempre dispuesto a violar las que hay. No sólo asistimos a una sucesión de corte priista en el PAN, sino a la restauración de una forma de hacer política a la que creímos derrotada en 2000. En el PRI se están relamiendo los bigotes ante los aires de restauración…
* Periodista, colaborador de Excélsior y autor de varios diccionarios enciclopédicos sobre México
viernes, 26 de octubre de 2007
LO QUE DICE EL IMPERIO SOBRE EL PLAN NALGASPRONTAS
Mexico and the United Status
Just don't call it Plan Mexico
Oct 25th 2007 MEXICO CITY AND MIAMI
From The Economist print edition
http://www.economist.com/world/la/displaystory.cfm?story_id=10024653
A controversial scheme for American aid to help its southern neighbour fight drugs looks useful but underwhelming
THE idea was first mooted at a meeting near Mérida last March between Mexico's president, Felipe Calderón, and George Bush. Months of negotiations culminated in weeks of leaks, mainly from American officials. But for such a well-rehearsed exercise, the announcement when it finally came was oddly low-key. On October 22nd both governments said that in an early-morning telephone call the two presidents had agreed on a plan under which the United States will provide Mexico with $1.4 billion in aid over the next three years to fight drug traffickers.
Patricia Espinosa, Mexico's foreign minister, said the largest single chunk of an initial $500m would be spent on aircraft—mostly transport planes, she said, although in Washington, the State Department talked of surveillance aircraft and helicopters. There will also be scanning equipment at the border, and new communications systems, training and technical advice for Mexican police, including help on a witness-protection programme. And the United States will also give $50m in anti-drug aid to the Central American countries.
Officials in both countries say the proposed aid package, attached to a supplementary funding bill, is a response to the upsurge in violence unleashed by feuding drug gangs in Mexico. This saw 2,100 drug-related murders in 2006, a number already surpassed this year. Many have taken place in cities just south of the border. Those killed include gangsters, police and soldiers, innocent bystanders—and journalists (see article).
On taking office last December, Mr Calderón made law and order his top priority, sending 30,000 army troops and federal police into half a dozen states. He has authorised the extradition of several gang leaders to the United States.
If the details of the aid package are still fairly sparse, that points to the political sensitivity of the plan. Legislators in both countries complained of not being consulted. Both are wary of any resemblance to Plan Colombia, under which the United States has spent some $5 billion since 1999. Although this has helped to reduce violence in Colombia, it has had relatively little impact on drug production. Mexican officials, sensitive to concerns about their country's sovereignty, have repeatedly said that they will not accept American military advisers nor private contractors, both of whom are present in Colombia, on their territory.
In fact, there are big differences between the two schemes. While being sold as an anti-drug programme, Plan Colombia is in reality a counter-insurgency exercise. Mexico is free of Colombia's large guerrilla and paramilitary forces. And American aid will be relatively small. Mexico plans to spend $7 billion on law enforcement over the next three years. American officials stress that the package is testament to the growing confidence and co-operation between law-enforcement agencies on both sides of the border.
The bigger question is whether the aid will be effective. Some Mexican analysts say that the package won't tackle the heart of the problem: the low pay, poor organisation and systematic corruption of Mexico's police forces. "They are overemphasising the technology," says Luis Astorga of the National Autonomous University in Mexico City. Mexican officials have often said that the most useful thing its neighbour could do is curb the export of guns to the traffickers.
American officials claim that Plan Colombia, combined with Mr Calderón's crackdown, is finally having an impact. Last month they released figures showing that cocaine prices have risen on American streets while purity has declined. But critics of the "war on drugs" question the methodology behind those figures as well as the official interpretation. They say the weakness of the dollar has caused traffickers to divert more product to Europe. (Consumption has also increased greatly in Latin America.)
Some also question whether action against drug supply can ever have much effect as long as demand continues. The drug "war" has had the effect of shifting the trade from place to place, rather than halting it. Thus Mexican gangs came to eclipse their Colombian counterparts in firepower and economic muscle. According to an August report by America's Government Accountability Office, over 90% of cocaine in transit to the United States now passes through Mexico, up from two-thirds in 2000. Over the same period seizures of methamphetamines at the United States-Mexico border increased fivefold.
"Success in one place can often turn around and devastate someone else," says Joy Olson of the Washington Office on Latin America, an NGO. "If we are going to be 'successful' in Mexico, we need to ask who is going to be devastated next." But despite such doubts, the United States Congress will probably approve the aid—unless this falls victim to a new mood of deficit-cutting.
Many Mexicans will no doubt think that it is about time that their rich neighbour helped to clean up the mess caused by a drug habit that prohibition has failed to eliminate. The American Justice Department's National Drug Intelligence Centre reckons that each year between $8 billion and $23 billion in illegal drug proceeds flow south, much of it to the gangs in Mexico. Put beside that, the aid package looks like much ado about peanuts.
jueves, 25 de octubre de 2007
MÁS DEL PLAN "NALGASPRONTAS"
http://www.proceso.com.mx/
Plan México
José Gil olmos
México, D.F., 24 de octubre (APRO).- “El Chapo” se ha convertido en un mito. Entra y sale de restaurantes como cualquier ciudadano. Salvo que cuando llega, a todos los comensales les recogen los celulares y, al final, comen gratis, a manera de una disculpa de uno de los principales narcotraficantes del país.
Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” por su baja estatura, no hace mucho estuvo en un restaurante de Piedras Negras. Dicen que antes de que llegara, un grupo de escoltas entró en formación diamante, la cual sólo usan los militares. El lugar fue de inmediato cerrado y a todos los comensales les pidieron sus teléfonos celulares. Después entró “El Chapo” en medio de la hilera de guardias y tomó una mesa.
Cuando alguien quería ir al baño, uno de los escoltas lo acompañaba, así que muchos decidieron abstenerse las tres horas en que estuvo el jefe del cartel de Sinaloa.
Afuera del lugar lo guardaba otro grupo de guardias y otros más que formaron varios círculos de seguridad en las calles aledañas. De esa manera detectaban a cualquier grupo policiaco o militar en varios kilómetros alrededor.
Al final de la cena, como si fuera maestro de ceremonias, en un tono educado, el propio Joaquín ofreció una disculpa a los comensales. Les dijo que lamentaba mucho los inconvenientes, pero que las medidas eran también para su seguridad. Les pidió que hasta después de tres horas de su salida, usaran su teléfono y que sus números los tenían registrados.
Para finalizar su discurso, les dijo que no se preocuparan de sus gastos; que sus cuentas serían cubiertas por él, y que si querían quedarse un rato más, su consumo también sería cubierto.
Como esta anécdota hay muchas en el norte del país. “El Chapo” anda suelto haciendo sus negocios por varios estados sin que las autoridades federales apliquen alguna estrategia para detenerlo. Es evidente que las propias autoridades cierran los ojos o se voltean hacia otras partes para no percatarse de lo que hace el sinaloense. Lo mismo que hicieron cuando se salio del penal de alta seguridad supuestamente debajo de un carrito de comida.
Hoy que el gobierno de Felipe Calderón festeja de antemano que George W. Bush ha solicitado al Congreso norteamericano una partida especial de mil 400 millones de dólares para ayudar a México en la lucha contra el narcotráfico en los próximos tres años, las anécdotas de las andanzas de “El Chapo” y otros capos del narco en México nos ubican en que la naturaleza del problema no está en falta de inversión para la compra de equipo, programas de computo, aviones e infraestructura, sino en la corrupción de las autoridades mexicanas y estadunidenses.
La llamada Iniciativa de Mérida según la cual existe un acuerdo entre Calderón y Bush a fin de que el gobierno mexicano reciba más recursos del Congreso norteamericano en su lucha contra el narcotráfico, tendrá muy pocos efectos si antes no se combate el consumo interno y la corrupción que existe en el sistema financiero internacional y en los gobiernos de ambos países.
Sólo para citar un ejemplo de la corrupción habría que recordar que, de acuerdo con las propias cifras del gobierno estadunidense, el 70 por ciento de la mariguana que consumen los norteamericanos es cultivada en los parques nacionales de ese país.
Resulta que los narcos gringos han desarrollado una técnica de cultivo en las copas de los árboles basada en la hidroponía, de tal manera que las plantas de mariguana crecen en las alturas y no se detectan tan fácilmente ni por tierra ni por aire. Según cifras suministradas a la cadena de noticias inglesa BBC por el Departamento de Justicia de California, los cultivos erradicados sólo en ese estado en 2006 alcanzaban un valor comercial de 6 millones 700 mil dólares. Y las estimaciones de las autoridades forestales de ese país es que el cultivo de la planta se extendería por todo el oeste hasta llegar a Canadá.
Las ganancias multimillonarias que genera la venta de cocaína y otras drogas duras en el mercado estadunidense, es enorme, si se toma en cuenta que hay 35 millones de personas que anualmente consumen 285 toneladas de cocaína.
A nivel mundial se estima que las ganancias son de 600 mil millones de dólares, de los cuales el 40 por ciento por lo menos se queda en el sistema financiero norteamericano. Mientras, en México los jefes de los carteles se distribuyen una ganancia estimada en 23 mil millones de dólares. Estos datos son los que manejan los propios organismos internacionales, como la ONU, así como los gobiernos de Estados Unidos y México.
Todos los días son miles las acciones financieras y bancarias las que realizan los narcotraficantes en el mundo y todas ellas son solapadas por las propias instituciones y también por algunos altos funcionarios de los gobiernos respectivos.
Es por eso la insistencia de que no basta que se compre equipo de combate y espionaje para luchar contra los narcotraficantes, sino voltear los ojos hacia el sistema financiero internacional donde se lavan las millonarias ganancias de los carteles, con la ayuda de las propias autoridades gubernamentales y financieras.
Además, hasta el momento se desconoce el contenido del Plan México y ni el gobierno de Calderón ni el de Bush han ofrecido detalles de los programas que contempla.
Pero ni éste plan ni el de Colombia tienen un apartado especial para atacar el sistema financiero, y dudo mucho que se vaya a implementar. De ahí que el riesgo para cualquier plan de este tipo que se vaya implementar en cualquier país con la vigilancia de Washington, es que se quede como los fuegos artificiales, que alumbran por unos segundos y después se mueren en la oscuridad.
Así mismo, hay que tomar en cuenta que el apoyo solicitado por Bush para México está incluido en el paquete solicitado para mantener la guerra en Irak y, de entrada, ya fue rechazado por algunos congresistas. Así que el famoso Plan México o Iniciativa Mérida podría morir antes de empezar, lo que pondría a prueba la política de Calderón en el combate contra el narcotráfico.
Plan México
José Gil olmos
México, D.F., 24 de octubre (APRO).- “El Chapo” se ha convertido en un mito. Entra y sale de restaurantes como cualquier ciudadano. Salvo que cuando llega, a todos los comensales les recogen los celulares y, al final, comen gratis, a manera de una disculpa de uno de los principales narcotraficantes del país.
Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo” por su baja estatura, no hace mucho estuvo en un restaurante de Piedras Negras. Dicen que antes de que llegara, un grupo de escoltas entró en formación diamante, la cual sólo usan los militares. El lugar fue de inmediato cerrado y a todos los comensales les pidieron sus teléfonos celulares. Después entró “El Chapo” en medio de la hilera de guardias y tomó una mesa.
Cuando alguien quería ir al baño, uno de los escoltas lo acompañaba, así que muchos decidieron abstenerse las tres horas en que estuvo el jefe del cartel de Sinaloa.
Afuera del lugar lo guardaba otro grupo de guardias y otros más que formaron varios círculos de seguridad en las calles aledañas. De esa manera detectaban a cualquier grupo policiaco o militar en varios kilómetros alrededor.
Al final de la cena, como si fuera maestro de ceremonias, en un tono educado, el propio Joaquín ofreció una disculpa a los comensales. Les dijo que lamentaba mucho los inconvenientes, pero que las medidas eran también para su seguridad. Les pidió que hasta después de tres horas de su salida, usaran su teléfono y que sus números los tenían registrados.
Para finalizar su discurso, les dijo que no se preocuparan de sus gastos; que sus cuentas serían cubiertas por él, y que si querían quedarse un rato más, su consumo también sería cubierto.
Como esta anécdota hay muchas en el norte del país. “El Chapo” anda suelto haciendo sus negocios por varios estados sin que las autoridades federales apliquen alguna estrategia para detenerlo. Es evidente que las propias autoridades cierran los ojos o se voltean hacia otras partes para no percatarse de lo que hace el sinaloense. Lo mismo que hicieron cuando se salio del penal de alta seguridad supuestamente debajo de un carrito de comida.
Hoy que el gobierno de Felipe Calderón festeja de antemano que George W. Bush ha solicitado al Congreso norteamericano una partida especial de mil 400 millones de dólares para ayudar a México en la lucha contra el narcotráfico en los próximos tres años, las anécdotas de las andanzas de “El Chapo” y otros capos del narco en México nos ubican en que la naturaleza del problema no está en falta de inversión para la compra de equipo, programas de computo, aviones e infraestructura, sino en la corrupción de las autoridades mexicanas y estadunidenses.
La llamada Iniciativa de Mérida según la cual existe un acuerdo entre Calderón y Bush a fin de que el gobierno mexicano reciba más recursos del Congreso norteamericano en su lucha contra el narcotráfico, tendrá muy pocos efectos si antes no se combate el consumo interno y la corrupción que existe en el sistema financiero internacional y en los gobiernos de ambos países.
Sólo para citar un ejemplo de la corrupción habría que recordar que, de acuerdo con las propias cifras del gobierno estadunidense, el 70 por ciento de la mariguana que consumen los norteamericanos es cultivada en los parques nacionales de ese país.
Resulta que los narcos gringos han desarrollado una técnica de cultivo en las copas de los árboles basada en la hidroponía, de tal manera que las plantas de mariguana crecen en las alturas y no se detectan tan fácilmente ni por tierra ni por aire. Según cifras suministradas a la cadena de noticias inglesa BBC por el Departamento de Justicia de California, los cultivos erradicados sólo en ese estado en 2006 alcanzaban un valor comercial de 6 millones 700 mil dólares. Y las estimaciones de las autoridades forestales de ese país es que el cultivo de la planta se extendería por todo el oeste hasta llegar a Canadá.
Las ganancias multimillonarias que genera la venta de cocaína y otras drogas duras en el mercado estadunidense, es enorme, si se toma en cuenta que hay 35 millones de personas que anualmente consumen 285 toneladas de cocaína.
A nivel mundial se estima que las ganancias son de 600 mil millones de dólares, de los cuales el 40 por ciento por lo menos se queda en el sistema financiero norteamericano. Mientras, en México los jefes de los carteles se distribuyen una ganancia estimada en 23 mil millones de dólares. Estos datos son los que manejan los propios organismos internacionales, como la ONU, así como los gobiernos de Estados Unidos y México.
Todos los días son miles las acciones financieras y bancarias las que realizan los narcotraficantes en el mundo y todas ellas son solapadas por las propias instituciones y también por algunos altos funcionarios de los gobiernos respectivos.
Es por eso la insistencia de que no basta que se compre equipo de combate y espionaje para luchar contra los narcotraficantes, sino voltear los ojos hacia el sistema financiero internacional donde se lavan las millonarias ganancias de los carteles, con la ayuda de las propias autoridades gubernamentales y financieras.
Además, hasta el momento se desconoce el contenido del Plan México y ni el gobierno de Calderón ni el de Bush han ofrecido detalles de los programas que contempla.
Pero ni éste plan ni el de Colombia tienen un apartado especial para atacar el sistema financiero, y dudo mucho que se vaya a implementar. De ahí que el riesgo para cualquier plan de este tipo que se vaya implementar en cualquier país con la vigilancia de Washington, es que se quede como los fuegos artificiales, que alumbran por unos segundos y después se mueren en la oscuridad.
Así mismo, hay que tomar en cuenta que el apoyo solicitado por Bush para México está incluido en el paquete solicitado para mantener la guerra en Irak y, de entrada, ya fue rechazado por algunos congresistas. Así que el famoso Plan México o Iniciativa Mérida podría morir antes de empezar, lo que pondría a prueba la política de Calderón en el combate contra el narcotráfico.
PLAN "NALGASPRONTAS"
La Jornada, jueves 25 de octubre de 2007
El predicamento mexicano
John Saxe-Fernández
http://jsaxef.blogspot.com
Hoy como ayer, en la entrega del país a EU la oligarquía se posiciona como intermediaria en los grandes negocios de la “compraventa” de México. Regímenes que, ante su ilegitimidad de origen, optan por la represión como ocurrió en la usurpación electoral y posterior coerción sufridas por las fuerzas encabezadas por Cuauhtémoc Cárdenas durante el gobierno de Salinas (1988-1994) y ahora contra vastos sectores de la población aglutinados en torno a López Obrador y de otras causas populares, que sufren el embate policial-militar a sus derechos humanos y políticos: el estado de excepción se instala de facto como blindaje para los opacos negocios de la privatización y entrega de ferrocarriles, petróleo, agua, biodiversidad, electricidad, bancos, carreteras, puertos, aerolíneas, seguridad social, universidades, etcétera.
Rasgo central de la “colonialidad” de esta dirigencia ha sido el hecho de que, como ocurrió en 1848 y en el Tratado de la Mesilla (1853), “la enajenación del país es el fin de una política represiva. En la medida que se restringen las libertades individuales y sociales, se persigue a los intelectuales que los denuncian y se reparte como un botín los bienes públicos, se procede a la venta de la nación al extranjero”, como escribió Gastón García Cantú, en su imprescindible Las invasiones norteamericanas en México (Era, 1971). Es un trauma relacionado a las fases diferentes del desarrollo capitalista y la posición internacional de EU: tanto el “reordenamiento territorial” de México, un despojo de 2 millones de kilómetros cuadrados, como el sometimiento del librecambismo porfirista, contribuyeron en el ascenso de EU a las grandes ligas imperialistas a finales del siglo XIX. Y de ahí, como retador hegemónico del imperio británico, luego de su largo, y en el siglo XX, fulminante, ascenso hegemónico que culmina con la primacía global después de la Segunda Guerra Mundial y la consolidación de la “pax americana” y el dólar.
Las ecuaciones de poder no son estáticas: ahora bajo el capital monopolista fuertemente impactado por un agresivo sector financiero y en una constelación de poder signada por agudas contradicciones, a poco más de 15 años del colapso de la URSS y con una relación estratégica ruso-china revigorizada, EU está anegado por la resistencia Iraquí y dependiente de combustibles fósiles, agua y minerales, con movimientos de construcción social alternativa bolivarianos y retadores monetarios y tecnomilitares en Europa y Asia. Por lo que se vuelca sobre México y Canadá como “modelo” y plataforma de “imperializacion” para una recomposición de su hegemonía hemisférica, con el TLCAN y una “integración profunda” de corte policial-militar pactada por los “líderes” –Bush, Harper y Calderón– a espaldas de los poderes legislativos y de la opinión pública de sus respectivos países. Esto se hace bajo tres ejes post 11-09: a) el desborde hacia México y Canadá de un estado de excepción que conlleva la ampliación de facto de la jurisdicción de EU; b) la agudización de un apartheid laboral con una homologación a la baja de los derechos y salarios del trabajador de México y EU; y c) un vasto esquema de infraestructura –corredores del TLCAN– para el saqueo de recursos y mayor explotación de la fuerza de trabajo.
EU es un hegemón de gran poder y acumulación de contradicciones: su agresividad militar no equilibra, sino que desestabiliza dimensiones cruciales de la economía y política mundial que van desde los fundamentos político-electorales de la paz social mexicana hasta los de la OTAN. La ocupación de Irak y la “imperialización” de México se dan en medio de la debacle de Bretton Woods (FMI-BM-BID), de una veloz multilateralización y regionalización económica, monetaria, industrial y tecnológico-militar. El fenómeno, que desembocó en guerra mundial, difiere del bloquismo del periodo entre-guerras: el retorno a las “grandes áreas” por la cúpula de EU desde el Foreign Relations Council y sus contrapartes en México y Canadá, se hace en un contexto de “crisis hegemónica” con mecanismos de seguridad establecidos por las mismas fuerzas de clase y bajo la colonialidad formalizada en el TLCAN: el Consejo para la Competitividad de la Alianza para la Prosperidad y la Seguridad de la América del Norte.
La capitulación de Calderón al diseño policial-militar (Plan México) energético, laboral y ambiental de EU cercena la soberanía e impone, por la fuerza y la usurpación, a la facción oligárquico-imperial que sigue lucrando con la “compra-venta” del país. Pocas veces, desde la década de 1840, estuvo México en tal riesgo y se necesitó de tanta cohesión cívico-militar para su defensa. Por lo que resalta el desentendimiento de este predicamento en el penoso endoso de Cárdenas a la usurpación electoral de Fox y Calderón. Sus “argumentos” debilitan las fuerzas sociales y los instrumentos político-electorales para el tránsito pacífico a la legalidad y a la constitucionalidad. La legitimidad y lealtad de Calderón a la Carta Magna sí están a debate.
El predicamento mexicano
John Saxe-Fernández
http://jsaxef.blogspot.com
Hoy como ayer, en la entrega del país a EU la oligarquía se posiciona como intermediaria en los grandes negocios de la “compraventa” de México. Regímenes que, ante su ilegitimidad de origen, optan por la represión como ocurrió en la usurpación electoral y posterior coerción sufridas por las fuerzas encabezadas por Cuauhtémoc Cárdenas durante el gobierno de Salinas (1988-1994) y ahora contra vastos sectores de la población aglutinados en torno a López Obrador y de otras causas populares, que sufren el embate policial-militar a sus derechos humanos y políticos: el estado de excepción se instala de facto como blindaje para los opacos negocios de la privatización y entrega de ferrocarriles, petróleo, agua, biodiversidad, electricidad, bancos, carreteras, puertos, aerolíneas, seguridad social, universidades, etcétera.
Rasgo central de la “colonialidad” de esta dirigencia ha sido el hecho de que, como ocurrió en 1848 y en el Tratado de la Mesilla (1853), “la enajenación del país es el fin de una política represiva. En la medida que se restringen las libertades individuales y sociales, se persigue a los intelectuales que los denuncian y se reparte como un botín los bienes públicos, se procede a la venta de la nación al extranjero”, como escribió Gastón García Cantú, en su imprescindible Las invasiones norteamericanas en México (Era, 1971). Es un trauma relacionado a las fases diferentes del desarrollo capitalista y la posición internacional de EU: tanto el “reordenamiento territorial” de México, un despojo de 2 millones de kilómetros cuadrados, como el sometimiento del librecambismo porfirista, contribuyeron en el ascenso de EU a las grandes ligas imperialistas a finales del siglo XIX. Y de ahí, como retador hegemónico del imperio británico, luego de su largo, y en el siglo XX, fulminante, ascenso hegemónico que culmina con la primacía global después de la Segunda Guerra Mundial y la consolidación de la “pax americana” y el dólar.
Las ecuaciones de poder no son estáticas: ahora bajo el capital monopolista fuertemente impactado por un agresivo sector financiero y en una constelación de poder signada por agudas contradicciones, a poco más de 15 años del colapso de la URSS y con una relación estratégica ruso-china revigorizada, EU está anegado por la resistencia Iraquí y dependiente de combustibles fósiles, agua y minerales, con movimientos de construcción social alternativa bolivarianos y retadores monetarios y tecnomilitares en Europa y Asia. Por lo que se vuelca sobre México y Canadá como “modelo” y plataforma de “imperializacion” para una recomposición de su hegemonía hemisférica, con el TLCAN y una “integración profunda” de corte policial-militar pactada por los “líderes” –Bush, Harper y Calderón– a espaldas de los poderes legislativos y de la opinión pública de sus respectivos países. Esto se hace bajo tres ejes post 11-09: a) el desborde hacia México y Canadá de un estado de excepción que conlleva la ampliación de facto de la jurisdicción de EU; b) la agudización de un apartheid laboral con una homologación a la baja de los derechos y salarios del trabajador de México y EU; y c) un vasto esquema de infraestructura –corredores del TLCAN– para el saqueo de recursos y mayor explotación de la fuerza de trabajo.
EU es un hegemón de gran poder y acumulación de contradicciones: su agresividad militar no equilibra, sino que desestabiliza dimensiones cruciales de la economía y política mundial que van desde los fundamentos político-electorales de la paz social mexicana hasta los de la OTAN. La ocupación de Irak y la “imperialización” de México se dan en medio de la debacle de Bretton Woods (FMI-BM-BID), de una veloz multilateralización y regionalización económica, monetaria, industrial y tecnológico-militar. El fenómeno, que desembocó en guerra mundial, difiere del bloquismo del periodo entre-guerras: el retorno a las “grandes áreas” por la cúpula de EU desde el Foreign Relations Council y sus contrapartes en México y Canadá, se hace en un contexto de “crisis hegemónica” con mecanismos de seguridad establecidos por las mismas fuerzas de clase y bajo la colonialidad formalizada en el TLCAN: el Consejo para la Competitividad de la Alianza para la Prosperidad y la Seguridad de la América del Norte.
La capitulación de Calderón al diseño policial-militar (Plan México) energético, laboral y ambiental de EU cercena la soberanía e impone, por la fuerza y la usurpación, a la facción oligárquico-imperial que sigue lucrando con la “compra-venta” del país. Pocas veces, desde la década de 1840, estuvo México en tal riesgo y se necesitó de tanta cohesión cívico-militar para su defensa. Por lo que resalta el desentendimiento de este predicamento en el penoso endoso de Cárdenas a la usurpación electoral de Fox y Calderón. Sus “argumentos” debilitan las fuerzas sociales y los instrumentos político-electorales para el tránsito pacífico a la legalidad y a la constitucionalidad. La legitimidad y lealtad de Calderón a la Carta Magna sí están a debate.
lunes, 22 de octubre de 2007
Fábrica de "estrellas"
El Universal. Domingo 21 de octubre de 2007.
La fabricación de carismas
Carlos Monsiváis
Recuérdalo, Rosa, y tú también, Juliana, mis secretarias predilectas, ténganlo presente cada que se acuerden de mí, si tal cosa se les ocurre luego de lo que me ha pasado. Mi vida no me ha sido fácil. Así es. Vengo de la clase adinerada y ya se sabe del infortunio de los acaudalados. A lo largo de nuestra vida la tarea fundamental es convencernos a nosotros mismos de que los haberes familiares son anécdota insignificante, y lo que de veras cuenta es nuestro esfuerzo y talento. La herencia es lo de menos, pero hay incrédulos, y a ellos debe persuadírseles. Y eso cansa, agota, deteriora… ¿Para qué seguir, si ustedes lo saben mejor que yo, y yo lo sé mejor que ustedes, y los tres lo sabemos mejor que los desconocidos?
Ustedes han visto de cerca mis proyectos y mis logros. De hecho, ustedes son parte entrañable de mis proyectos y mis logros. Bien tengo presente aquel día no muy lejano cuando nos instalamos en el edificio en Polanco que me regaló mi padre para que me ejercitase en mi carrera de Ciencias de la Comunicación, y algo aprendiese de relaciones públicas. Ustedes no podían creer lo que veían y nomás hablaban de “lujo asiático”, como si los billonarios de Asia no viviesen en Estados Unidos. Cortamos el listón con las tijeritas de oro de mamá, descorchamos la botella de champán y les expuse mi proyecto. Era sencillo y era, perdonen que lo diga, radiante…
* * *
Creamos la primera empresa dedicada no a la promoción de la imagen, sino del Carisma, en ese momento al alcance de muy pocos en cada generación se los dije, acéptenlo, ustedes no agarraron la onda. “¿De qué se trata?”, me preguntaron. “¿Vas a inventarles virtudes, vas a contratar un grupo que siga a los clientes a todas partes y aplauda las medidas, vas a obligarlos a la cirugía plástica, los inscribirás con foniatras, les harás un examen chafa de fotogenia, los meterás a clases de aerobics? ¿Qué vas a hacer?”.
Al oírlas, y perdonen que se los diga, sentí lo que debió experimentar Colón al exponer sus planes o lo que debió padecer López Velarde cuando le enseñó sus versos a su maestro de primaria. Sí, en ese momento me abatió el rayo de la incomprensión. Si mis amigas de toda la vida, de mi clase social, no me entendían, ¿qué me esperaba de los clientes en potencia, tan hostiles por las ideas nuevas por el prejuicio de que lo nuevo da cáncer?
* * *
Callé un instante, que a ustedes creo que les pareció eterno, y luego, con la paciencia que infunden las visiones en lo alto de la montaña, les detallé mi plan. Sí, por supuesto, lo que ustedes decían estaba bien, eran necesarias las apariencias convincentes, las voces persuasivas, la sonrisa que cautiva a los que no le ponen atención. Pero eso era sólo el prólogo a la transformación. Yo iría a fondo, a la cirugía del alma, a extraer el Yo triunfal del derrumbadero de las inercias y apatías. Yo iba a ser, y en mis palabras la vanidad no tenía cabida, el escultor de los espíritus, el extractor de carismas, como dije en una frase que a ustedes les pareció afortunada, y a mí, ahora lo acepto, francamente genial.
El primer cliente fue un político ya viejo, que más bien iba de salida hacia el olvido total. No había tenido grandes puestos, no había apantallado a nadie nunca, no decía nada sobre el Estado que no se leyera mucho mejor en las revistas deportivas a propósito del Pachuca. Le expliqué mi proyecto, y no lo captó. Me replicó con vulgaridad atroz: “Yo no quiero que se acuerden de mí. Lo que quiero es que no se olviden de mí cuando estoy presente”. En ese momento casi cancelo el contrato. Sin embargo, perseveré y los resultados fueron, si no óptimos, sí alentadores: el hombre que cuando empecé a asesorarlo era un don nadie, es hoy, gracias a un fraude colosal, un huésped distinguido de un penal de alta seguridad. Su retrato ha salido en múltiples ocasiones, y él está contento. Me mandó un recado hace unos días: “La estoy pasando de maravilla. Aquí todos me conocen, me saludan respetuosamente, me toman fotografías, me entrevistan. Todos se preguntan que cómo alguien tan insignificante al parecer, se lució con un fraude de tal magnitud. Sonrío y doy explicaciones. Jamás confesaré la verdad: ‘Soy inocente, y me usaron de chivo expiatorio’. Pero si alego eso, y lo pruebo, ya nadie me va a admirar”.
* * *
Mis clientes aumentaron, y debo decir que mi época de oro fue el sexenio pasado. Cuando él ganó en 2000 yo propuse una consigna: “Fox a la Presidencia de la República” para que él, que ya era presidente, no se durmiera en sus laureles. A Fox le gustó la idea porque creyó que se trataba de anticipar la reelección. La neta, y para qué se los cuento, fue maravilloso ese periodo. Los cursos de Carisma estaban a reventar, y hasta se inscribieron algunos sacerdotes por si se aprobaba la libertad religiosa. Fox me pidió prestado mi BMW y se le olvidó devolvérmelo, y fue entonces cuando le propuse el método instantáneo. Él, preciso, sonrió, sopesó las posibilidades, no rechazó de plano la oferta, y me pidió que esperásemos al fin de su segundo periodo, o eso creí escuchar.
¡Qué días aquellos! ¿Se acuerdan del curso intensivo de Carisma bilingüe para los que participaban en los cursos para privatizar Pemex? Mis alumnos, todos, fueron recibidos con aplausos en dos idiomas en reuniones internacionales. Y el curso que más éxito tuvo fue el de Carisma para tecnócratas, que por oscuras razones de trabajo deben visitar áreas rurales. ¡Fue fantástico! Les enseñé a hablar golpeado, a lucir el Stetson, a usar botas de piel de víbora de Marte, a darles palmaditas en la espalda a todos los campesinos, diciéndoles “Tío Chencho” (a veces, según me contaban, las mujeres se desconcertaban cuando a ellas también les decían “Tío Chencho”, pero mi método no admite componendas).
Esos seis años de Fox los recuerdo como un cosquilleo del alma. Se masificó el Carisma, por así decirlo, a todos los funcionarios les sobraba Carisma, así con mayúscula, y en mis clases no había espacio ni para que cupiera un mal pensamiento, como dicen los escolásticos del PAN (que además piden que les digan “esolásticos” para distinguirse de los escolares).
Mi derrota se inició en este sexenio. Aunque el Carisma no puede pasar de moda —es tan inmortal como el faje—, los funcionarios empezaron a correr la voz de que el Carisma era un mero truco de la personalidad, que el que lo tenía lo tenía, y el que no ni por más que se esforzara. Ustedes se acuerdan de las semanas que pasaban sin un solo cliente, y de cómo, entre lágrimas de todos, debí tomar la decisión de cerrar el único centro latinoamericano de enseñanza del Carisma. No tengo problemas económicos, gracias a que mis padres tampoco tuvieron problemas económicos, y pensé que la solución de mi dilema existencial sería esperar a que el Carisma retornase al centro de la popularidad.
Inútil. Transcurre el sexenio y el Carisma se ha convertido en término aborrecible. Al parecer, la teoría es impecable: si el de arriba tiene Carisma, ¿para qué lo queremos los demás? Fox, por vanidoso, quería que nadie más tuviera Carisma, pero ahora lo que rifa es la demostración del Voy Derecho y no me Quito. Se murmura en los pasillos que se murmura en los cenáculos que se murmura en los mentideros que al sexenio lo que le importa no es el Carisma, sino la Captura del Aire de Legitimidad, y allí sí que mis cursos no sirven para nada. ¿Cómo hacer para que alguien obtenga un Aire de Legitimidad, si está afirmando que la economía ya se recuperó, y que el país halló su rumbo? No hay manera. El Carisma le ayuda a uno a decir lo que sea, y no importa. El Aire de Credibilidad lo obliga a uno, si quiere mantenerlo, a nomás hablar con monosílabos. Y ustedes, mis amigos, están al tanto de que mi especialidad es el rollo. Así es. Se acabó el Carisma, y dudo que prenda algún día el Aire de Legitimidad.
La fabricación de carismas
Carlos Monsiváis
Recuérdalo, Rosa, y tú también, Juliana, mis secretarias predilectas, ténganlo presente cada que se acuerden de mí, si tal cosa se les ocurre luego de lo que me ha pasado. Mi vida no me ha sido fácil. Así es. Vengo de la clase adinerada y ya se sabe del infortunio de los acaudalados. A lo largo de nuestra vida la tarea fundamental es convencernos a nosotros mismos de que los haberes familiares son anécdota insignificante, y lo que de veras cuenta es nuestro esfuerzo y talento. La herencia es lo de menos, pero hay incrédulos, y a ellos debe persuadírseles. Y eso cansa, agota, deteriora… ¿Para qué seguir, si ustedes lo saben mejor que yo, y yo lo sé mejor que ustedes, y los tres lo sabemos mejor que los desconocidos?
Ustedes han visto de cerca mis proyectos y mis logros. De hecho, ustedes son parte entrañable de mis proyectos y mis logros. Bien tengo presente aquel día no muy lejano cuando nos instalamos en el edificio en Polanco que me regaló mi padre para que me ejercitase en mi carrera de Ciencias de la Comunicación, y algo aprendiese de relaciones públicas. Ustedes no podían creer lo que veían y nomás hablaban de “lujo asiático”, como si los billonarios de Asia no viviesen en Estados Unidos. Cortamos el listón con las tijeritas de oro de mamá, descorchamos la botella de champán y les expuse mi proyecto. Era sencillo y era, perdonen que lo diga, radiante…
* * *
Creamos la primera empresa dedicada no a la promoción de la imagen, sino del Carisma, en ese momento al alcance de muy pocos en cada generación se los dije, acéptenlo, ustedes no agarraron la onda. “¿De qué se trata?”, me preguntaron. “¿Vas a inventarles virtudes, vas a contratar un grupo que siga a los clientes a todas partes y aplauda las medidas, vas a obligarlos a la cirugía plástica, los inscribirás con foniatras, les harás un examen chafa de fotogenia, los meterás a clases de aerobics? ¿Qué vas a hacer?”.
Al oírlas, y perdonen que se los diga, sentí lo que debió experimentar Colón al exponer sus planes o lo que debió padecer López Velarde cuando le enseñó sus versos a su maestro de primaria. Sí, en ese momento me abatió el rayo de la incomprensión. Si mis amigas de toda la vida, de mi clase social, no me entendían, ¿qué me esperaba de los clientes en potencia, tan hostiles por las ideas nuevas por el prejuicio de que lo nuevo da cáncer?
* * *
Callé un instante, que a ustedes creo que les pareció eterno, y luego, con la paciencia que infunden las visiones en lo alto de la montaña, les detallé mi plan. Sí, por supuesto, lo que ustedes decían estaba bien, eran necesarias las apariencias convincentes, las voces persuasivas, la sonrisa que cautiva a los que no le ponen atención. Pero eso era sólo el prólogo a la transformación. Yo iría a fondo, a la cirugía del alma, a extraer el Yo triunfal del derrumbadero de las inercias y apatías. Yo iba a ser, y en mis palabras la vanidad no tenía cabida, el escultor de los espíritus, el extractor de carismas, como dije en una frase que a ustedes les pareció afortunada, y a mí, ahora lo acepto, francamente genial.
El primer cliente fue un político ya viejo, que más bien iba de salida hacia el olvido total. No había tenido grandes puestos, no había apantallado a nadie nunca, no decía nada sobre el Estado que no se leyera mucho mejor en las revistas deportivas a propósito del Pachuca. Le expliqué mi proyecto, y no lo captó. Me replicó con vulgaridad atroz: “Yo no quiero que se acuerden de mí. Lo que quiero es que no se olviden de mí cuando estoy presente”. En ese momento casi cancelo el contrato. Sin embargo, perseveré y los resultados fueron, si no óptimos, sí alentadores: el hombre que cuando empecé a asesorarlo era un don nadie, es hoy, gracias a un fraude colosal, un huésped distinguido de un penal de alta seguridad. Su retrato ha salido en múltiples ocasiones, y él está contento. Me mandó un recado hace unos días: “La estoy pasando de maravilla. Aquí todos me conocen, me saludan respetuosamente, me toman fotografías, me entrevistan. Todos se preguntan que cómo alguien tan insignificante al parecer, se lució con un fraude de tal magnitud. Sonrío y doy explicaciones. Jamás confesaré la verdad: ‘Soy inocente, y me usaron de chivo expiatorio’. Pero si alego eso, y lo pruebo, ya nadie me va a admirar”.
* * *
Mis clientes aumentaron, y debo decir que mi época de oro fue el sexenio pasado. Cuando él ganó en 2000 yo propuse una consigna: “Fox a la Presidencia de la República” para que él, que ya era presidente, no se durmiera en sus laureles. A Fox le gustó la idea porque creyó que se trataba de anticipar la reelección. La neta, y para qué se los cuento, fue maravilloso ese periodo. Los cursos de Carisma estaban a reventar, y hasta se inscribieron algunos sacerdotes por si se aprobaba la libertad religiosa. Fox me pidió prestado mi BMW y se le olvidó devolvérmelo, y fue entonces cuando le propuse el método instantáneo. Él, preciso, sonrió, sopesó las posibilidades, no rechazó de plano la oferta, y me pidió que esperásemos al fin de su segundo periodo, o eso creí escuchar.
¡Qué días aquellos! ¿Se acuerdan del curso intensivo de Carisma bilingüe para los que participaban en los cursos para privatizar Pemex? Mis alumnos, todos, fueron recibidos con aplausos en dos idiomas en reuniones internacionales. Y el curso que más éxito tuvo fue el de Carisma para tecnócratas, que por oscuras razones de trabajo deben visitar áreas rurales. ¡Fue fantástico! Les enseñé a hablar golpeado, a lucir el Stetson, a usar botas de piel de víbora de Marte, a darles palmaditas en la espalda a todos los campesinos, diciéndoles “Tío Chencho” (a veces, según me contaban, las mujeres se desconcertaban cuando a ellas también les decían “Tío Chencho”, pero mi método no admite componendas).
Esos seis años de Fox los recuerdo como un cosquilleo del alma. Se masificó el Carisma, por así decirlo, a todos los funcionarios les sobraba Carisma, así con mayúscula, y en mis clases no había espacio ni para que cupiera un mal pensamiento, como dicen los escolásticos del PAN (que además piden que les digan “esolásticos” para distinguirse de los escolares).
Mi derrota se inició en este sexenio. Aunque el Carisma no puede pasar de moda —es tan inmortal como el faje—, los funcionarios empezaron a correr la voz de que el Carisma era un mero truco de la personalidad, que el que lo tenía lo tenía, y el que no ni por más que se esforzara. Ustedes se acuerdan de las semanas que pasaban sin un solo cliente, y de cómo, entre lágrimas de todos, debí tomar la decisión de cerrar el único centro latinoamericano de enseñanza del Carisma. No tengo problemas económicos, gracias a que mis padres tampoco tuvieron problemas económicos, y pensé que la solución de mi dilema existencial sería esperar a que el Carisma retornase al centro de la popularidad.
Inútil. Transcurre el sexenio y el Carisma se ha convertido en término aborrecible. Al parecer, la teoría es impecable: si el de arriba tiene Carisma, ¿para qué lo queremos los demás? Fox, por vanidoso, quería que nadie más tuviera Carisma, pero ahora lo que rifa es la demostración del Voy Derecho y no me Quito. Se murmura en los pasillos que se murmura en los cenáculos que se murmura en los mentideros que al sexenio lo que le importa no es el Carisma, sino la Captura del Aire de Legitimidad, y allí sí que mis cursos no sirven para nada. ¿Cómo hacer para que alguien obtenga un Aire de Legitimidad, si está afirmando que la economía ya se recuperó, y que el país halló su rumbo? No hay manera. El Carisma le ayuda a uno a decir lo que sea, y no importa. El Aire de Credibilidad lo obliga a uno, si quiere mantenerlo, a nomás hablar con monosílabos. Y ustedes, mis amigos, están al tanto de que mi especialidad es el rollo. Así es. Se acabó el Carisma, y dudo que prenda algún día el Aire de Legitimidad.
miércoles, 17 de octubre de 2007
LOS "FOXES" POBLANOS
El Fox poblano. Al igual que el ex presidente, Melquiades Morales también remozó a lo grande su rancho de Santa Catarina, su lugar de origen. Pero los poblanos somos expertos en ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Puebla está llena de políticos que semanas o meses después de acceder a un cargo de mediana importancia, inician la transformación de sus casas en residencias, y sus ranchos se vuelven fincas. Cambio / Archivo / Foto / Ulises Ruiz
Diario Cambio, Puebla. Miércoles 17 de octubre de 2007.
Freaks
Un clásico de lo grotesco
Zeus Munive
zeusmunive@yahoo.com.mx
Los foxes poblanos
No se vayan con la finta, Vicente Fox no es el único que se ha beneficiado con la cuchara grande en esto del presupuesto, pues varios funcionarios y exfuncionarios desde el Gobierno ya se construyeron su casota.
Un caso concreto, Carlos Arredondo Contreras, quien en el sexenio pasado se mandó a construir su Partenón cual "Negro" Durazo allá en Arboledas de San Ignacio.
Y cualquiera puede ir a ver su tremendo jacalón, pues cuando Melquiades Morales era el gobernador y Carlos Arredondo su secretario de Gobernación no sólo supo bailar bien en las discotecas con sus asistentes jóvenes, sino también le dio vuelo a la hilacha al edificar una mansión.
Lo mismo ocurre en este sexenio con personajes como Javier García Ramírez, quien era un ciudadano común y corriente cuando entró al Ayuntamiento de Puebla y ahora él en corto y con sus amigos más cercanos, presume de su riqueza.
Otro caso en concreto es el de Alfredo Arango y, aunque no me consta, pero hay quien asegura que de tener una casita chiquita aquí en Puebla y otra en Tehuacán, terminó con un caserón en la zona exclusiva de La Vista.
De ser cierta esta versión que corre como lumbre en los pasillos del Issstep, sería un verdadero escándalo, pues él en su carácter de rompehuelgas del sindicato que le exige mejoras salariales, estaría aprovechándose de su puesto para enriquecerse inexplicablemente.
El tema develado por la revista Quién puso como ejemplo cuántos funcionarios se han beneficiado con los recursos públicos para construirse ranchos, por ejemplo, en Valsequillo. En comprarse una Hummer para ir por unos pollos a Mazatepec o mostrar lo mejor de lo mejor, porque ya lo dijo ese grande de la política, Jorge Hank González: "Un político pobre, es un pobre político".
Diario Cambio, Puebla. Miércoles 17 de octubre de 2007.
Freaks
Un clásico de lo grotesco
Zeus Munive
zeusmunive@yahoo.com.mx
Los foxes poblanos
No se vayan con la finta, Vicente Fox no es el único que se ha beneficiado con la cuchara grande en esto del presupuesto, pues varios funcionarios y exfuncionarios desde el Gobierno ya se construyeron su casota.
Un caso concreto, Carlos Arredondo Contreras, quien en el sexenio pasado se mandó a construir su Partenón cual "Negro" Durazo allá en Arboledas de San Ignacio.
Y cualquiera puede ir a ver su tremendo jacalón, pues cuando Melquiades Morales era el gobernador y Carlos Arredondo su secretario de Gobernación no sólo supo bailar bien en las discotecas con sus asistentes jóvenes, sino también le dio vuelo a la hilacha al edificar una mansión.
Lo mismo ocurre en este sexenio con personajes como Javier García Ramírez, quien era un ciudadano común y corriente cuando entró al Ayuntamiento de Puebla y ahora él en corto y con sus amigos más cercanos, presume de su riqueza.
Otro caso en concreto es el de Alfredo Arango y, aunque no me consta, pero hay quien asegura que de tener una casita chiquita aquí en Puebla y otra en Tehuacán, terminó con un caserón en la zona exclusiva de La Vista.
De ser cierta esta versión que corre como lumbre en los pasillos del Issstep, sería un verdadero escándalo, pues él en su carácter de rompehuelgas del sindicato que le exige mejoras salariales, estaría aprovechándose de su puesto para enriquecerse inexplicablemente.
El tema develado por la revista Quién puso como ejemplo cuántos funcionarios se han beneficiado con los recursos públicos para construirse ranchos, por ejemplo, en Valsequillo. En comprarse una Hummer para ir por unos pollos a Mazatepec o mostrar lo mejor de lo mejor, porque ya lo dijo ese grande de la política, Jorge Hank González: "Un político pobre, es un pobre político".
lunes, 15 de octubre de 2007
martes, 9 de octubre de 2007
SOBRE LOS FARISEOS
www.proceso.com.mx
PAN: “El bien hipócrita”
Alvaro Delgado
México, D.F., 8 de octubre (apro).- La metamorfosis que experimenta el Partido Acción Nacional (PAN) no es nueva, pero se ha acelerado a niveles ya alarmantes. Y no se trata, como con simpleza suele decirse, de que se parece cada vez más al PRI, porque significa una involución de mayor calado.
Ejemplos de este proceso de corrupción --que no es sólo llevarse recursos de la sociedad a cuentas personales ni traficar con influencias-- hay muchos, entre ellos los que tienen que ver con la ineptitud y la demagogia, pero uno de los peores es la traición a principios y valores fundacionales.
Con ningún otro partido político, el PAN se ha degradado a tal punto en sus añejas proclamas de ser “místicos del voto”, como los llamó Adolfo Ruiz Cortines, pero sobre todo de mantener su independencia frente al poder, como partido, se entiende, ya no tienen mayor vigencia.
La candidatura de Germán Martínez Cázares a la presidencia del PAN, a orden de Felipe Calderón, es la más reciente muestra de la deposición de su independencia como partido político, convertido en subordinado y apéndice del poder presidencial, con toda su ilegitimidad intrínseca.
En la instalación y primera sesión del Consejo Nacional, que sesionó sábado y domingo, otro personaje allegado a Calderón, César Nava, ni más ni menos que su secretario particular, estaba al frente de las escuadras de esta facción, en ausencia de Martínez Cázares, que no tiene carácter de consejero.
Cuando un consejero, Fernando Canales Clariond, quiso saber a título de qué Nava supervisó la integración de las cinco comisiones que serían votadas por el pleno del Consejo Nacional, otro consejero mostró una abyección que era regla en los años del presidencialismo metaconstitucional priista.
Ese consejero era Juan de Dios Castro, inscrito en la nómina de la alta burocracia desde el gobierno de Vicente Fox, quien, con una argucia, liquidó el legítimo interés por la operación de Nava, quien nunca hizo públicas sus pretensiones de ser aspirante a presidente del PAN, pero que dócilmente acató la instrucción de Calderón de que en otra vez quizá sea el ungido.
Los panistas, sobre todo los que están en la nómina, saben que ya se materializó, y está en vías de fortalecimiento, el Gran Elector, pero pocos levantan la voz para advertir el tamaño de la involución, que no concierne sólo al PAN y a sus militantes, sino que tiene una directa repercusión en la vida cotidiana de los ciudadanos mexicanos.
Calderón no sólo impone a un subordinado en la presidencia del PAN. Ese es apenas el principio. Siguen candidaturas de diputados federales, locales, a gobernadores y a alcaldes de los más insignificantes municipios, algo que –de hecho-- ya ha estado haciendo en Michoacán, donde el PAN se ha aliado no sólo a Elba Esther Gordillo, sino al PRI.
Sí, para los panistas y no panistas que no lo saben, el PAN lleva candidatos comunes con el PRI en 11 municipios de Michoacán, con la plena complacencia de Calderón, quien impuso al candidato a gobernador, Salvador López Orduña, tal como lo saben los numerosos dirigentes que tuvieron en algún momento la esperanza de que Benigno Quesada, el otro contendiente, tendría la gallardía de no acatar la instrucción del Gran Elector.
Hasta en eso ha ido para atrás el PAN: se ufanaba de que el PRD era receptáculo de expriistas y ahora es beneficiario de esa hemorragia en todo el país.
Pero Calderón no sólo podrá imponer a quien le venga en gana para ser candidato o para engrosar la nómina de la alta burocracia, sino para imponer vetos a quienes él considera que se han atrevido a desafiarlo. Adiós al derecho a disentir, sobre todo en un partido que proclamó en buena parte de sus 68 años de vida la pluralidad y aun la disidencia.
Los panistas podrán decir lo que le dictan a los que les queman incienso desde los medios: que los tiempos han cambiado y que el jefe de gobierno debe ser, al mismo tiempo, jefe de su partido, así como en las democracias consolidadas, como si México disfrutara de tal condición.
Los locutores y opinócratas de toda condición pueden decir lo que quieran, pero lo panistas --sobre todo los que se dicen herederos de la tradición doctrinaria, como Calderón y Martínez Cázares-- no pueden cambiar el discurso y aun lo que establecen sus documentos, a menos que les prendan fuego y generen unos nuevos en los que asuman, con toda claridad, que en 68 años vivieron equivocados y que el PRI siempre tuvo la razón.
El PRI, lo sabemos, era identificado por los panistas como el “mal”, como ahora lo es “ese loco” de Andrés Manuel López Obrador, y ellos se decían los “buenos”, pero es preciso que lean --cosa que dudo-- a su fundador, Manuel Gómez Morín, en el ensayo “1915”, que en realidad se editó en 1926.
En él, Gómez Morín hablaba de los “bienes hipócritas”, los que provocan el malestar de los pueblos y su derrumbe moral, porque de ellos se espera beneficios, pero en vez de ello se provoca daño.
Así es el PAN: Un “bien hipócrita”.
Apuntes
El asunto es muy claro: la mesa del Consejo Nacional del PAN en la que se discutió la presencia de “organizaciones secretas”, que fue coordinada por Beatriz Zavala Peniche, la muy menor secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), fue un montaje. Oficialmente nada se ha dicho de sus conclusiones, salvo por el trabajo informativo de los medios. Y estaba clara la simulación, porque en León, Guanajuato, después de la Asamblea Nacional, el 2 de junio, el PAN municipal emitió una convocatoria para retar a los panistas que saben de esa organización secreta de ultraderecha a denunciar a quienes militan en ella. Obviamente nadie se presentó para acusar a alguno de los juramentados, porque obviamente --por su propia naturaleza-- éstos no se filman ni fotografían; tampoco ostentan credenciales ni usan cachucha para acreditar su militancia. El tema de dio por cancelado en León y eso mismo se pretende ahora a nivel nacional. Fue una simulación, otra. Hasta el secretario de Gobierno de Querétaro, Alfredo Botello Montes, cuyo seudónimo en la organización secreta es Paul Queres, propone que El Yunque “debe estar en el bote de la basura”. El problema es que no es así. El Yunque está más que vigente: Germán Martínez, como Calderón, pactaron ya con esa organización. Y la razón es sencilla: El Yunque es como la materia: No desaparece ni se destruye, sólo se transforma…
delgado@proceso.com.mx
PAN: “El bien hipócrita”
Alvaro Delgado
México, D.F., 8 de octubre (apro).- La metamorfosis que experimenta el Partido Acción Nacional (PAN) no es nueva, pero se ha acelerado a niveles ya alarmantes. Y no se trata, como con simpleza suele decirse, de que se parece cada vez más al PRI, porque significa una involución de mayor calado.
Ejemplos de este proceso de corrupción --que no es sólo llevarse recursos de la sociedad a cuentas personales ni traficar con influencias-- hay muchos, entre ellos los que tienen que ver con la ineptitud y la demagogia, pero uno de los peores es la traición a principios y valores fundacionales.
Con ningún otro partido político, el PAN se ha degradado a tal punto en sus añejas proclamas de ser “místicos del voto”, como los llamó Adolfo Ruiz Cortines, pero sobre todo de mantener su independencia frente al poder, como partido, se entiende, ya no tienen mayor vigencia.
La candidatura de Germán Martínez Cázares a la presidencia del PAN, a orden de Felipe Calderón, es la más reciente muestra de la deposición de su independencia como partido político, convertido en subordinado y apéndice del poder presidencial, con toda su ilegitimidad intrínseca.
En la instalación y primera sesión del Consejo Nacional, que sesionó sábado y domingo, otro personaje allegado a Calderón, César Nava, ni más ni menos que su secretario particular, estaba al frente de las escuadras de esta facción, en ausencia de Martínez Cázares, que no tiene carácter de consejero.
Cuando un consejero, Fernando Canales Clariond, quiso saber a título de qué Nava supervisó la integración de las cinco comisiones que serían votadas por el pleno del Consejo Nacional, otro consejero mostró una abyección que era regla en los años del presidencialismo metaconstitucional priista.
Ese consejero era Juan de Dios Castro, inscrito en la nómina de la alta burocracia desde el gobierno de Vicente Fox, quien, con una argucia, liquidó el legítimo interés por la operación de Nava, quien nunca hizo públicas sus pretensiones de ser aspirante a presidente del PAN, pero que dócilmente acató la instrucción de Calderón de que en otra vez quizá sea el ungido.
Los panistas, sobre todo los que están en la nómina, saben que ya se materializó, y está en vías de fortalecimiento, el Gran Elector, pero pocos levantan la voz para advertir el tamaño de la involución, que no concierne sólo al PAN y a sus militantes, sino que tiene una directa repercusión en la vida cotidiana de los ciudadanos mexicanos.
Calderón no sólo impone a un subordinado en la presidencia del PAN. Ese es apenas el principio. Siguen candidaturas de diputados federales, locales, a gobernadores y a alcaldes de los más insignificantes municipios, algo que –de hecho-- ya ha estado haciendo en Michoacán, donde el PAN se ha aliado no sólo a Elba Esther Gordillo, sino al PRI.
Sí, para los panistas y no panistas que no lo saben, el PAN lleva candidatos comunes con el PRI en 11 municipios de Michoacán, con la plena complacencia de Calderón, quien impuso al candidato a gobernador, Salvador López Orduña, tal como lo saben los numerosos dirigentes que tuvieron en algún momento la esperanza de que Benigno Quesada, el otro contendiente, tendría la gallardía de no acatar la instrucción del Gran Elector.
Hasta en eso ha ido para atrás el PAN: se ufanaba de que el PRD era receptáculo de expriistas y ahora es beneficiario de esa hemorragia en todo el país.
Pero Calderón no sólo podrá imponer a quien le venga en gana para ser candidato o para engrosar la nómina de la alta burocracia, sino para imponer vetos a quienes él considera que se han atrevido a desafiarlo. Adiós al derecho a disentir, sobre todo en un partido que proclamó en buena parte de sus 68 años de vida la pluralidad y aun la disidencia.
Los panistas podrán decir lo que le dictan a los que les queman incienso desde los medios: que los tiempos han cambiado y que el jefe de gobierno debe ser, al mismo tiempo, jefe de su partido, así como en las democracias consolidadas, como si México disfrutara de tal condición.
Los locutores y opinócratas de toda condición pueden decir lo que quieran, pero lo panistas --sobre todo los que se dicen herederos de la tradición doctrinaria, como Calderón y Martínez Cázares-- no pueden cambiar el discurso y aun lo que establecen sus documentos, a menos que les prendan fuego y generen unos nuevos en los que asuman, con toda claridad, que en 68 años vivieron equivocados y que el PRI siempre tuvo la razón.
El PRI, lo sabemos, era identificado por los panistas como el “mal”, como ahora lo es “ese loco” de Andrés Manuel López Obrador, y ellos se decían los “buenos”, pero es preciso que lean --cosa que dudo-- a su fundador, Manuel Gómez Morín, en el ensayo “1915”, que en realidad se editó en 1926.
En él, Gómez Morín hablaba de los “bienes hipócritas”, los que provocan el malestar de los pueblos y su derrumbe moral, porque de ellos se espera beneficios, pero en vez de ello se provoca daño.
Así es el PAN: Un “bien hipócrita”.
Apuntes
El asunto es muy claro: la mesa del Consejo Nacional del PAN en la que se discutió la presencia de “organizaciones secretas”, que fue coordinada por Beatriz Zavala Peniche, la muy menor secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), fue un montaje. Oficialmente nada se ha dicho de sus conclusiones, salvo por el trabajo informativo de los medios. Y estaba clara la simulación, porque en León, Guanajuato, después de la Asamblea Nacional, el 2 de junio, el PAN municipal emitió una convocatoria para retar a los panistas que saben de esa organización secreta de ultraderecha a denunciar a quienes militan en ella. Obviamente nadie se presentó para acusar a alguno de los juramentados, porque obviamente --por su propia naturaleza-- éstos no se filman ni fotografían; tampoco ostentan credenciales ni usan cachucha para acreditar su militancia. El tema de dio por cancelado en León y eso mismo se pretende ahora a nivel nacional. Fue una simulación, otra. Hasta el secretario de Gobierno de Querétaro, Alfredo Botello Montes, cuyo seudónimo en la organización secreta es Paul Queres, propone que El Yunque “debe estar en el bote de la basura”. El problema es que no es así. El Yunque está más que vigente: Germán Martínez, como Calderón, pactaron ya con esa organización. Y la razón es sencilla: El Yunque es como la materia: No desaparece ni se destruye, sólo se transforma…
delgado@proceso.com.mx
lunes, 8 de octubre de 2007
sábado, 6 de octubre de 2007
C O N T U N D E N T E
Proceso, domingo 31 de septiembre de 2007. No. 1613
El desastre panista
Rafael Segovia
El PAN ha quedado contra la pared sin que nadie lo empujara. Sin que nadie lo ayudara, su imagen se ha deteriorado. Le bastó quedarse solo para verse enzarzado en unos problemas que le impiden figurar en el espacio nacional. Es una vez más un partido sin base, una sombra de lo que fue.
De vez en cuando, en la página siete de algún periódico, uno de sus funcionarios declara que los panistas apoyan a Vicente Fox, al que no se atreve a llamar expresidente ni mucho menos presidente, como aún se autodenomina el de Guanajuato. Es un apoyo distante, frío, ajeno a la situación en que se debaten Fox y la Señora Marta. La obligación de defenderlos es, para el panismo, una carga insoportable. Y, ahora sí, el otro presidente guarda un silencio hermético ante la destrucción de la imagen del PAN.
En mi memoria de lector, no recuerdo las formas que hoy se emplean para acusar a un expresidente. Por temor a una demanda legal, los señalamientos son mesurados en cuanto a los términos empleados y, más que mesurados, son descafeinados. Con la excepción de Lino Korrodi, a los demás les ha bastado con reconocer que Fox y su cónyuge se encuentran sumidos en el descrédito social. Y quienes han intentado defender al exmandatario, se han hundido con él. No ha habido un argumento convincente.
Los señalamientos se refieren a su fortuna inexplicable, a las dimensiones de su rancho, al costo de las construcciones, al lago y a una biblioteca vacía que se pretende llenar con los regalos de editores mexicanos. Las fotografías aéreas dan idea de la extensión del hogar de los Fox y de su costo. Por desgracia, no pueden apreciarse las construcciones propiamente dichas, si hay elegancia o si sólo se trata de una vulgaridad cara, lo que puede conjeturarse sin dificultad.
La nueva derecha mexicana es bastante patanesca. De creación reciente, es cualquier cosa menos refinada, deseosa de encontrar un gusto, un estilo capaz de definirla, de probar que aporta algo nuevo. Es una derecha obligada a esconder su dinero: el ejemplo de lo ocurrido a Fox puede ser más que suficiente. Ahora los panistas de altos vuelos prefieren un departamento en Nueva York o en Madrid incluso, donde no se hacen preguntas impertinentes y pueden encontrar un embajador a su gusto.
Definir a esta derecha como neoporfirista es errar el blanco. El porfirismo pudo apoyarse –y lo hizo con facilidad– en el positivismo y en unas modas francesas desbocadas que al menos eran una definición de ciertas ambiciones sociales, una reinvención de su historia. Hoy se buscan –pero no es esta derecha quien lo hace– valores seguros de aquella época anulada y borrada por la Revolución. Tuvo pintores, escritores, periódicos y revistas, un resurgimiento tardío de la educación superior e impulso restringido de la primaria –quienes pasaron por ella no tenían faltas de ortografía ni de sintaxis. Hubo hombres con conciencia. Así, la mayoría defendieron a capa y espada un régimen intolerable. Lo que hoy no encontramos por ningún lado.
La reacción contra la ley electoral ha sido la adopción de una manifestación de clase. Es patente el temor a perder los privilegios de un sector minúsculo del cuerpo social. El poder televisivo se encuentra en las capas superiores de este cuerpo social, no porque la pantalla tenga una influencia sobre ellos –lo noticioso y la escasa presencia de la política les tienen sin cuidado. Se interesan en los contenidos televisivos en la medida en que éstos dominan a las capas más desfavorecidas, además de que la TV es el medio más útil para imponer el consumo en que se funda su situación económica. ¿La fortuna de Fox no procede, según él, de la Coca-Cola?
Se comprende también la angustia televisiva. Un instrumento de tal calibre, ajeno a cualquier control, es capaz de enfrentarse incluso con las organizaciones empresariales y sociales más poderosas. Éstas pueden intentar un boicot, que no duraría mucho tiempo, pues la industria y el comercio modernos no pueden vivir sin publicidad. La televisión, por su parte, puede ser barrida por el Estado con la ley en la mano: las instalaciones pertenecerán al señor Azcárraga, pero el espacio situado encima de la nación puede ser reglamentado por el gobierno sin pedirle su parecer a los dueños de Televisa o del canal Azteca. Puede, si bien le parece, autorizar a cuantos ciudadanos quieran crear sus cadenas de emisión: el poder del Estado, pese a lo que digan algunas páginas debidamente subvencionadas, sigue existiendo, y si es la razón de ser de toda la nación, aún lo es más de unos cuantos hombres y mujeres que acumulan las mayores cantidades de dinero en el país.
Mientras tanto, el presidente Calderón se sitúa en un punto inexistente. El caso es que, dada la ausencia de definiciones precisas del presidente –su discurso ante los trescientos fue un galimatías–, no se sabe cuál es su intención en lo que hace a su gobierno, qué línea va a imponer o a seguir. Todo parece abandonado al azar: sus decisiones –cuando existen– y temores, sus deseos y abandonos. Nos podemos preguntar si va a seguir con sus reformas o si va a emprender cambios escondidos en el silencio. Nadie sabe, empezando por su partido, si la gasolina va a subir de precio, lo que puede acentuar y ampliar las derrotas del PAN; si la distribución de gas fue afectada por los atentados del EPR; si se van a discutir otras reformas. No se sabe nada. Y es posible que así sea mejor, pues aunque hace unos días, por ejemplo, se anunció que por lo pronto no subiría el precio de los energéticos, la inflación no ha dejado de subir.
El desastre panista
Rafael Segovia
El PAN ha quedado contra la pared sin que nadie lo empujara. Sin que nadie lo ayudara, su imagen se ha deteriorado. Le bastó quedarse solo para verse enzarzado en unos problemas que le impiden figurar en el espacio nacional. Es una vez más un partido sin base, una sombra de lo que fue.
De vez en cuando, en la página siete de algún periódico, uno de sus funcionarios declara que los panistas apoyan a Vicente Fox, al que no se atreve a llamar expresidente ni mucho menos presidente, como aún se autodenomina el de Guanajuato. Es un apoyo distante, frío, ajeno a la situación en que se debaten Fox y la Señora Marta. La obligación de defenderlos es, para el panismo, una carga insoportable. Y, ahora sí, el otro presidente guarda un silencio hermético ante la destrucción de la imagen del PAN.
En mi memoria de lector, no recuerdo las formas que hoy se emplean para acusar a un expresidente. Por temor a una demanda legal, los señalamientos son mesurados en cuanto a los términos empleados y, más que mesurados, son descafeinados. Con la excepción de Lino Korrodi, a los demás les ha bastado con reconocer que Fox y su cónyuge se encuentran sumidos en el descrédito social. Y quienes han intentado defender al exmandatario, se han hundido con él. No ha habido un argumento convincente.
Los señalamientos se refieren a su fortuna inexplicable, a las dimensiones de su rancho, al costo de las construcciones, al lago y a una biblioteca vacía que se pretende llenar con los regalos de editores mexicanos. Las fotografías aéreas dan idea de la extensión del hogar de los Fox y de su costo. Por desgracia, no pueden apreciarse las construcciones propiamente dichas, si hay elegancia o si sólo se trata de una vulgaridad cara, lo que puede conjeturarse sin dificultad.
La nueva derecha mexicana es bastante patanesca. De creación reciente, es cualquier cosa menos refinada, deseosa de encontrar un gusto, un estilo capaz de definirla, de probar que aporta algo nuevo. Es una derecha obligada a esconder su dinero: el ejemplo de lo ocurrido a Fox puede ser más que suficiente. Ahora los panistas de altos vuelos prefieren un departamento en Nueva York o en Madrid incluso, donde no se hacen preguntas impertinentes y pueden encontrar un embajador a su gusto.
Definir a esta derecha como neoporfirista es errar el blanco. El porfirismo pudo apoyarse –y lo hizo con facilidad– en el positivismo y en unas modas francesas desbocadas que al menos eran una definición de ciertas ambiciones sociales, una reinvención de su historia. Hoy se buscan –pero no es esta derecha quien lo hace– valores seguros de aquella época anulada y borrada por la Revolución. Tuvo pintores, escritores, periódicos y revistas, un resurgimiento tardío de la educación superior e impulso restringido de la primaria –quienes pasaron por ella no tenían faltas de ortografía ni de sintaxis. Hubo hombres con conciencia. Así, la mayoría defendieron a capa y espada un régimen intolerable. Lo que hoy no encontramos por ningún lado.
La reacción contra la ley electoral ha sido la adopción de una manifestación de clase. Es patente el temor a perder los privilegios de un sector minúsculo del cuerpo social. El poder televisivo se encuentra en las capas superiores de este cuerpo social, no porque la pantalla tenga una influencia sobre ellos –lo noticioso y la escasa presencia de la política les tienen sin cuidado. Se interesan en los contenidos televisivos en la medida en que éstos dominan a las capas más desfavorecidas, además de que la TV es el medio más útil para imponer el consumo en que se funda su situación económica. ¿La fortuna de Fox no procede, según él, de la Coca-Cola?
Se comprende también la angustia televisiva. Un instrumento de tal calibre, ajeno a cualquier control, es capaz de enfrentarse incluso con las organizaciones empresariales y sociales más poderosas. Éstas pueden intentar un boicot, que no duraría mucho tiempo, pues la industria y el comercio modernos no pueden vivir sin publicidad. La televisión, por su parte, puede ser barrida por el Estado con la ley en la mano: las instalaciones pertenecerán al señor Azcárraga, pero el espacio situado encima de la nación puede ser reglamentado por el gobierno sin pedirle su parecer a los dueños de Televisa o del canal Azteca. Puede, si bien le parece, autorizar a cuantos ciudadanos quieran crear sus cadenas de emisión: el poder del Estado, pese a lo que digan algunas páginas debidamente subvencionadas, sigue existiendo, y si es la razón de ser de toda la nación, aún lo es más de unos cuantos hombres y mujeres que acumulan las mayores cantidades de dinero en el país.
Mientras tanto, el presidente Calderón se sitúa en un punto inexistente. El caso es que, dada la ausencia de definiciones precisas del presidente –su discurso ante los trescientos fue un galimatías–, no se sabe cuál es su intención en lo que hace a su gobierno, qué línea va a imponer o a seguir. Todo parece abandonado al azar: sus decisiones –cuando existen– y temores, sus deseos y abandonos. Nos podemos preguntar si va a seguir con sus reformas o si va a emprender cambios escondidos en el silencio. Nadie sabe, empezando por su partido, si la gasolina va a subir de precio, lo que puede acentuar y ampliar las derrotas del PAN; si la distribución de gas fue afectada por los atentados del EPR; si se van a discutir otras reformas. No se sabe nada. Y es posible que así sea mejor, pues aunque hace unos días, por ejemplo, se anunció que por lo pronto no subiría el precio de los energéticos, la inflación no ha dejado de subir.
jueves, 4 de octubre de 2007
EL MAESTRO PONE EN SU LUGAR A LOS PAYASITOS COLOMBIANOS
Excélsior, jueves 04 de octubre de 2007
Y ahora, injerencia colombiana
Humberto Musacchio
Las autoridades colombianas han hecho un modus vivendi del presunto combate al narcotráfico y a la guerrilla, pues con ese pretexto reciben “ayuda” económica y militar de Estados Unidos
Para el señor Luis Eduardo Garzón, alcalde de Bogotá, en la capital mexicana “no ha mejorado la percepción de seguridad, elemento fundamental para atraer inversión extranjera y proporcionar tranquilidad”, por lo que recomienda evitar las políticas asistencialistas, pues los gobernantes no son “la madre Teresa de Calcuta ni se trata de repartir leche o pan”. De ahí que, en lugar de repartir vales de despensa, aconseje crear “huertas caseras o una red alimentaria” (Excélsior, 3/X/07).
Las recomendaciones de Garzón, como esa de crear huertas caseras en una urbe como la nuestra, darían risa de no tener un trasfondo injerencista y mentiroso. El señor alcalde, en lugar de repartir consejos, bien podría empezar por su casa, pues si bien es cierto que en el centro de Bogotá hay una relativa seguridad, sobre todo por las parejas de guardias con ametralladoras situadas cada media cuadra, lo cierto es que las barriadas pobres viven bajo el terror de las mafias y las zonas ricas deben contar con alarmas, guardias privados y otros recursos, para darse la protección que el gobierno es incapaz de proporcionar.
Contra lo que él cree, el señor Garzón sí se parece a Teresa de Calcuta, en cuyos hospitales no se administraban analgésicos a los enfermos, en la idea de que debían sufrir para ganar el cielo. Es lo mismo que negarse a aplicar políticas asistenciales en países donde las mayorías sociales deben soportar su miseria para ganar el favor del Altísimo.
Otra muestra de esa actitud metiche la dio un tal Mario Iguarán Arana, fiscal general de aquel sufrido país sudamericano, quien habló de “agentes encubiertos” colombianos “que se infiltran y operan en México” y aun se dan el lujo de venir con los cargamentos de cocaína que llegan de Colombia, de todo lo cual “el gobierno del presidente Felipe Calderón está enterado y avala las prácticas de inteligencia colombiana” (La Jornada, 2/X/07).
Para no ser menos, Francisco Santos Calderón, vicepresidente de Colombia —sí, vicepresidente de esa República—, confirmó lo dicho por el fiscal (equivalente al titular de la PGR de aquí) y, de su cosecha, sin aportar prueba alguna, declaró que había nexos entre los narcotraficantes mexicanos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC, las cuales, dijo, “controlan buena parte de la producción de cocaína en territorio colombiano” y se disputan el control del mercado de la droga, en aquel país, con el llamado cártel del Valle.
Las tonterías del señor Santos Calderón no pararon ahí. En otro momento declaró que “el aparato” de las FARC “está muy metido en un centro de estudios, en muchas organizaciones, no sé cómo llamarlas, de investigación, cosas que tienen un nombre muy rimbombante, pero donde se discute la realidad latinoamericana, se apoya la lucha armada, la lucha de clases”.
De modo que, según Santos Calderón, es un delito trabajar en un centro de investigación donde se estudia la realidad latinoamericana. De ahí, brillante como es, el señor vicepresidente deduce que en lugares como ese centro se apoya la lucha armada, tal vez mediante el lanzamiento de libros a la cabeza de seres tan ignorantes como él, quienes creen que la lucha de clases es una especie de estufa a la que basta con echarle combustible.
Las acusaciones de tan encumbrados funcionarios colombianos son gravísimas y obligan al gobierno mexicano a exigir pruebas, lo que no hará porque los funcionarios de la administración panista compiten en ignorancia e ineptitud con sus homólogos colombianos, con los que, para colmo, ya expresaron coincidencia en sus indemostrables hipótesis.
No debería sorprender la desfachatez de esos indignos representantes de un pueblo por muchas razones entrañable para los mexicanos. Las autoridades colombianas han hecho un modus vivendi del presunto combate al narcotráfico y a la guerrilla, pues con ese pretexto reciben “ayuda” económica y militar de Estados Unidos, la que alimenta frecuentes escándalos de corrupción.
Los citados funcionarios carecen de autoridad moral o política para andar repartiendo consejos. Más de la mitad del territorio colombiano vive al margen del Estado. En algunas regiones manda el narcotráfico, en otras el bandolerismo paramilitar creado y pagado por los gobiernos de ese país y, en amplias zonas, lo que existe es un Estado algo más que embrionario dirigido por las FARC.
La acusación de que las FARC y el narcotráfico son lo mismo o participan de negocios semejantes no es sino el pretexto para negarse a negociar el canje de prisioneros propuesto por la guerrilla y en principio aceptado por el gobierno de Álvaro Uribe, canje que, también con la aceptación de las partes, tiene como mediador a Hugo Chávez, el presidente constitucional de Venezuela. El gobierno colombiano hará todo lo posible por sabotear ese acuerdo, pues sería el primer paso para la reconciliación nacional y la paz, una paz que anhela el pueblo colombiano, pero acabaría con los negocios de la oligarquía. Ese es el problema.
Y ahora, injerencia colombiana
Humberto Musacchio
Las autoridades colombianas han hecho un modus vivendi del presunto combate al narcotráfico y a la guerrilla, pues con ese pretexto reciben “ayuda” económica y militar de Estados Unidos
Para el señor Luis Eduardo Garzón, alcalde de Bogotá, en la capital mexicana “no ha mejorado la percepción de seguridad, elemento fundamental para atraer inversión extranjera y proporcionar tranquilidad”, por lo que recomienda evitar las políticas asistencialistas, pues los gobernantes no son “la madre Teresa de Calcuta ni se trata de repartir leche o pan”. De ahí que, en lugar de repartir vales de despensa, aconseje crear “huertas caseras o una red alimentaria” (Excélsior, 3/X/07).
Las recomendaciones de Garzón, como esa de crear huertas caseras en una urbe como la nuestra, darían risa de no tener un trasfondo injerencista y mentiroso. El señor alcalde, en lugar de repartir consejos, bien podría empezar por su casa, pues si bien es cierto que en el centro de Bogotá hay una relativa seguridad, sobre todo por las parejas de guardias con ametralladoras situadas cada media cuadra, lo cierto es que las barriadas pobres viven bajo el terror de las mafias y las zonas ricas deben contar con alarmas, guardias privados y otros recursos, para darse la protección que el gobierno es incapaz de proporcionar.
Contra lo que él cree, el señor Garzón sí se parece a Teresa de Calcuta, en cuyos hospitales no se administraban analgésicos a los enfermos, en la idea de que debían sufrir para ganar el cielo. Es lo mismo que negarse a aplicar políticas asistenciales en países donde las mayorías sociales deben soportar su miseria para ganar el favor del Altísimo.
Otra muestra de esa actitud metiche la dio un tal Mario Iguarán Arana, fiscal general de aquel sufrido país sudamericano, quien habló de “agentes encubiertos” colombianos “que se infiltran y operan en México” y aun se dan el lujo de venir con los cargamentos de cocaína que llegan de Colombia, de todo lo cual “el gobierno del presidente Felipe Calderón está enterado y avala las prácticas de inteligencia colombiana” (La Jornada, 2/X/07).
Para no ser menos, Francisco Santos Calderón, vicepresidente de Colombia —sí, vicepresidente de esa República—, confirmó lo dicho por el fiscal (equivalente al titular de la PGR de aquí) y, de su cosecha, sin aportar prueba alguna, declaró que había nexos entre los narcotraficantes mexicanos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC, las cuales, dijo, “controlan buena parte de la producción de cocaína en territorio colombiano” y se disputan el control del mercado de la droga, en aquel país, con el llamado cártel del Valle.
Las tonterías del señor Santos Calderón no pararon ahí. En otro momento declaró que “el aparato” de las FARC “está muy metido en un centro de estudios, en muchas organizaciones, no sé cómo llamarlas, de investigación, cosas que tienen un nombre muy rimbombante, pero donde se discute la realidad latinoamericana, se apoya la lucha armada, la lucha de clases”.
De modo que, según Santos Calderón, es un delito trabajar en un centro de investigación donde se estudia la realidad latinoamericana. De ahí, brillante como es, el señor vicepresidente deduce que en lugares como ese centro se apoya la lucha armada, tal vez mediante el lanzamiento de libros a la cabeza de seres tan ignorantes como él, quienes creen que la lucha de clases es una especie de estufa a la que basta con echarle combustible.
Las acusaciones de tan encumbrados funcionarios colombianos son gravísimas y obligan al gobierno mexicano a exigir pruebas, lo que no hará porque los funcionarios de la administración panista compiten en ignorancia e ineptitud con sus homólogos colombianos, con los que, para colmo, ya expresaron coincidencia en sus indemostrables hipótesis.
No debería sorprender la desfachatez de esos indignos representantes de un pueblo por muchas razones entrañable para los mexicanos. Las autoridades colombianas han hecho un modus vivendi del presunto combate al narcotráfico y a la guerrilla, pues con ese pretexto reciben “ayuda” económica y militar de Estados Unidos, la que alimenta frecuentes escándalos de corrupción.
Los citados funcionarios carecen de autoridad moral o política para andar repartiendo consejos. Más de la mitad del territorio colombiano vive al margen del Estado. En algunas regiones manda el narcotráfico, en otras el bandolerismo paramilitar creado y pagado por los gobiernos de ese país y, en amplias zonas, lo que existe es un Estado algo más que embrionario dirigido por las FARC.
La acusación de que las FARC y el narcotráfico son lo mismo o participan de negocios semejantes no es sino el pretexto para negarse a negociar el canje de prisioneros propuesto por la guerrilla y en principio aceptado por el gobierno de Álvaro Uribe, canje que, también con la aceptación de las partes, tiene como mediador a Hugo Chávez, el presidente constitucional de Venezuela. El gobierno colombiano hará todo lo posible por sabotear ese acuerdo, pues sería el primer paso para la reconciliación nacional y la paz, una paz que anhela el pueblo colombiano, pero acabaría con los negocios de la oligarquía. Ese es el problema.
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