Revista Emeequis, 24 de abril de 2007. No. 64
Derrotas de la vieja Moral
Humberto Musacchio
Hoy, cuando la derecha se halla apoderada de la Presidencia, es precisamente el momento en que está perdiendo grandes batallas ideológicas. Esa misma corriente, derrotada políticamente y militarmente por los liberales hace 140 años, mantuvo sin embargo una indudable hegemonía en el campo de las creencias religiosas y de la moral, pero desde hace medio siglo empezó a perder terreno y hoy sus empeños inmovilistas se estrellan contra los cambios de la mentalidad social.
Derrotas de la vieja Moral
Humberto Musacchio
Hoy, cuando la derecha se halla apoderada de la Presidencia, es precisamente el momento en que está perdiendo grandes batallas ideológicas. Esa misma corriente, derrotada políticamente y militarmente por los liberales hace 140 años, mantuvo sin embargo una indudable hegemonía en el campo de las creencias religiosas y de la moral, pero desde hace medio siglo empezó a perder terreno y hoy sus empeños inmovilistas se estrellan contra los cambios de la mentalidad social.
La caída comenzó en la llamada década prodigiosa, cuando irrumpieron los Beatles, la minifalda y la píldora anticonceptiva. Eso significó en muchos sentidos el principio del fin para el conservadurismo en el plano de los valores y de las (no tan buenas) costumbres. A partir de esos años, los sesenta, el medievo dejó de ser punto de referencia moral y la religión católica, abrumadoramente mayoritaria hasta entonces, empezó a perder terreno y el porcentaje de quienes se dicen sus practicantes cayó de 97 por ciento a menos de setenta, lo que debe ser preocupante para la jerarquía en el marco de la actual competencia, pues se ha diversificado la oferta religiosa con la aparición de nuevos cultos, la importación de otros credos y la renuencia a creer en deidades.
En los hechos asistimos a una acelerada secularización del conglomerado católico. Muchos niños que nacen son llevados al Registro Civil, pero no a la pila bautismal; la primera comunión es un trámite que se extingue y el matrimonio aparece como una institución en crisis, pues muchos jóvenes prefieren vivir en unión libre de manera permanente o durante un tiempo de prueba y aun con parejas del mismo sexo. Además, un considerable número de los que se casan no acude ante el sacerdote, sino ante el juez de paz y los que llegan al altar en muchos casos se presentan después de una larga práctica sexual que la Iglesia reprueba de palabra, pero en los hechos tiene que aceptar.
Para la juventud de hoy –salvo santidades por conocer– la búsqueda de placer es plenamente legítima. Se trata de un derecho que en la práctica ha ido eliminando todo aquello que coarta su ejercicio, como la virginidad, el embarazo y aun la diferencia de sexos. Los nuevos hábitos sexuales surgieron de los imperativos de la vida actual, que obligan a la mujer a incorporarse al mercado laboral y luchar por el sustento. Pero eso no lo entiende don Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, para quien el destino de las mujeres es ser únicamente “madres y esposas” y frente a la contundente realidad, habla de aquellas “que renunciando a sus proyectos profesionales se dedican con abnegación a la educación de sus hijos y hallan en esta noble tarea felicidad y realización”.
Por supuesto, hay mujeres que optan por negarse a sí mismas y ser nada más “madres y esposas”, como quiere el cardenal. Las hay que renuncian a sus proyectos profesionales para dedicarse a sus hijos, pero si se fija el señor arzobispo, son cada vez menos o bien optan por el matrimonio y la maternidad sin renunciar a sus proyectos, y no por eso son menos felices, pues al compartir con su pareja la diaria pelea por la subsistencia o el mejoramiento económico, ganan una igualdad y una libertad que nunca tendrían si aceptaran ser meros apéndices del marido.
La Iglesia de Roma demanda castidad y son unos cuantos quienes le hacen caso, condenó el uso de la píldora y perdió esa batalla, se vino el sida y reprobó el uso del condón, pero nuevamente perdió; anuncia que irán al infierno quienes aborten, pero se calcula que hasta cien mil mujeres recurren a esa práctica pese a que está criminalizada; reprueba las uniones de convivencia y ya son legales en Coahuila y el Distrito Federal, amenaza con el fuego eterno a quienes voten por la eutanasia y hasta hay panistas que la aprueban. Lo cierto es que una manera de entender el mundo abandona el escenario.
* Periodista, colaborador de Excélsior y autor de varios diccionarios enciclopédicos sobre México.
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