24 de abril de 2007, Milenio Diario Puebla
Entrevista con Byron Lechuga Arriaga, Comunicólogo de la UDLA
"Asesinato de griselda, un caso abierto"
"Asesinato de griselda, un caso abierto"
Jorge Machuca
A más de tres años de la ejecución a mano armada de la defensora de los derechos humanos de los indígenas de la Sierra Norte, aún existen cabos sueltos en el caso.
A más de tres años de la ejecución a mano armada de la defensora de los derechos humanos de los indígenas de la Sierra Norte poblana, Griselda Tirado Evangelio, aún existen cabos sueltos en el caso; los dos detenidos que están siendo procesados por el caso aún no han sido sentenciados y su defensa sostiene que “son chivos expiatorios”.
Los caciques de la zona, quienes han sido señalados –con temor– por la mayoría de la población como los homicidas, le han apostado al olvido del caso y a borrar de Huehuetla todas las huellas del trabajo político y social de Tirado Evangelio, ultimada el 6 de agosto de 2003. Su labor más importante se desarrolló en el Centro de Estudios Superiores Kgoyom y en la Organización Independiente Totonaca (OIT).
A lo anterior se añade que Jaime Esteban Castillo, defensor de Amelia Cruz Sánchez y Zamudio García Reyes, los procesados por el asesinato de la activista, el 27 de marzo pasado aseveró que hay inconsistencias jurídicas en el caso, cuyo móvil “pasional” se centra en la relación sentimental que tenía la abogada con un hombre casado, y no en las amenazas que por años recibió Tirado de los caciques locales, entre ellos el actual edil de Huehuetla, Víctor Rojas.
Al respecto Byron Lechuga Arriaga, comunicólogo de la Universidad de las Américas, realizó un documental acerca del asesinato, en el que presenta testimonios de una cuarentena de personas ligadas al caso, desde líderes indígenas hasta periodistas, consejeros electorales, familiares, amigos, el exgobernador Melquiades Morales, el subprocurador de Justicia Rodolfo Igor Archundia y el juez Primero de lo Penal, Isauro Limón, quien no ha dictado sentencia a tres años del asesinato, y en la filmación se confiesa indigno de ser llamado juez, “porque mi juez nada más hay uno, Dios, y quiero honrar a Dios”, le dice a la hermana de la víctima.
Zamudio García Reyes es identificado en el documental por el propio Melquiades Morales como un sicario al servicio de los caciques de la Sierra Norte; empero, insiste –como lo hizo a lo largo de su gobierno– en que el asesinato fue un crimen ordenado por Amelia Cruz, la esposa del hombre con quien se había relacionado Tirado, Alberto Vallarta, quien a su vez trabaja en el ayuntamiento de Zozocolco, Veracruz.
Los abogados defensores de Zamudio García, “como siempre por razón de trabajo, siempre tratan de desvirtuar los hechos, justificar una conducta criminal (…) o que es un chivo expiatorio”, dice Melquiades Morales enfático, en la filmación de 23 minutos ganadora del primer lugar del Festival "Aquí y en Corto".
“El caso sigue abierto, no ha habido sentencia; más allá del móvil que sea, si político o pasional, es un asesinato cuya investigación sigue abierta; la defensa de los presuntos responsables sigue aportando pruebas, sigue tratando de debatir un poco los argumentos del Ministerio Público, que en su momento presentó ciertas pruebas que se desconocen para acusar a Amelia y a Zamudio”, dice Byron Lechuga en entrevista respecto al caso que aborda en la filmación que le llevó dos años realizar.
“El documental es una manera de recordarle a la sociedad civil que el caso sigue abierto, así como el de Digna Ochoa y el Góber Precioso siguen abiertos. Lamentablemente, la dinámica legal no será afectada, pero es un llamado a que las autoridades hagan bien su trabajo.”
Tirado, refiere el documentalista, fundó un colegio que estaba formando indígenas, participó en una organización que obtuvo el poder en Huehuetla tres años, era consejera electoral y posible candidata a la presidencia municipal en el momento en que la mataron; sólo rivalizaba justamente con el actual edil, el priista Víctor Rojas Solano, quien actualmente gobierna por segundo periodo esa demarcación.
“Griselda tuvo muchas amenazas en el municipio; le aventaban el coche, hay volantes donde la difamaron, tuvo problemas con los caciques de la zona, hay registros en los periódicos de agresiones contra ella y los maestros del Centro de Estudios Superiores Kgoyom y miembros de la OIT; hay registros de que la Policía en Huehuetla es muy agresiva, todo eso se dejó de lado, no les importó nada; sólo insistir en que el móvil fue pasional y le restaron importancia a lo demás.”
En Huehuetla, explica Lechuga, dos familias tuvieron el poder 25 años y siguen ejerciendo presión en el caso, porque le dan al PRI votos y tienen el control económico de la zona; "con esa gente se enfrentó Griselda; en Huehuetla no es secreto que hay personas que matan por cinco mil pesos o menos.
"Melquiades Morales ya se iba y no quería irse como un mandatario sangriento; creo que se resolvieron las cosas rápido en un inicio, porque se tuvo a un culpable en seis meses y no se le ha sentenciado en tres años; había mucha urgencia de capturar a un culpable, pero no hay urgencia en sentenciarlo, la cosa es presionar para que la sentencia sea correcta y justa."
El documental “Griselda” participará el 5 de mayo en el Festival Documental de la Memoria Latinoamericana en Tepoztlán, Morelos; puede verse en la página de internet www.nodho.org y será exhibido en diferentes universidades. En Puebla será exhibido el 26 de abril a las 12 horas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP.
A más de tres años de la ejecución a mano armada de la defensora de los derechos humanos de los indígenas de la Sierra Norte, aún existen cabos sueltos en el caso.
A más de tres años de la ejecución a mano armada de la defensora de los derechos humanos de los indígenas de la Sierra Norte poblana, Griselda Tirado Evangelio, aún existen cabos sueltos en el caso; los dos detenidos que están siendo procesados por el caso aún no han sido sentenciados y su defensa sostiene que “son chivos expiatorios”.
Los caciques de la zona, quienes han sido señalados –con temor– por la mayoría de la población como los homicidas, le han apostado al olvido del caso y a borrar de Huehuetla todas las huellas del trabajo político y social de Tirado Evangelio, ultimada el 6 de agosto de 2003. Su labor más importante se desarrolló en el Centro de Estudios Superiores Kgoyom y en la Organización Independiente Totonaca (OIT).
A lo anterior se añade que Jaime Esteban Castillo, defensor de Amelia Cruz Sánchez y Zamudio García Reyes, los procesados por el asesinato de la activista, el 27 de marzo pasado aseveró que hay inconsistencias jurídicas en el caso, cuyo móvil “pasional” se centra en la relación sentimental que tenía la abogada con un hombre casado, y no en las amenazas que por años recibió Tirado de los caciques locales, entre ellos el actual edil de Huehuetla, Víctor Rojas.
Al respecto Byron Lechuga Arriaga, comunicólogo de la Universidad de las Américas, realizó un documental acerca del asesinato, en el que presenta testimonios de una cuarentena de personas ligadas al caso, desde líderes indígenas hasta periodistas, consejeros electorales, familiares, amigos, el exgobernador Melquiades Morales, el subprocurador de Justicia Rodolfo Igor Archundia y el juez Primero de lo Penal, Isauro Limón, quien no ha dictado sentencia a tres años del asesinato, y en la filmación se confiesa indigno de ser llamado juez, “porque mi juez nada más hay uno, Dios, y quiero honrar a Dios”, le dice a la hermana de la víctima.
Zamudio García Reyes es identificado en el documental por el propio Melquiades Morales como un sicario al servicio de los caciques de la Sierra Norte; empero, insiste –como lo hizo a lo largo de su gobierno– en que el asesinato fue un crimen ordenado por Amelia Cruz, la esposa del hombre con quien se había relacionado Tirado, Alberto Vallarta, quien a su vez trabaja en el ayuntamiento de Zozocolco, Veracruz.
Los abogados defensores de Zamudio García, “como siempre por razón de trabajo, siempre tratan de desvirtuar los hechos, justificar una conducta criminal (…) o que es un chivo expiatorio”, dice Melquiades Morales enfático, en la filmación de 23 minutos ganadora del primer lugar del Festival "Aquí y en Corto".
“El caso sigue abierto, no ha habido sentencia; más allá del móvil que sea, si político o pasional, es un asesinato cuya investigación sigue abierta; la defensa de los presuntos responsables sigue aportando pruebas, sigue tratando de debatir un poco los argumentos del Ministerio Público, que en su momento presentó ciertas pruebas que se desconocen para acusar a Amelia y a Zamudio”, dice Byron Lechuga en entrevista respecto al caso que aborda en la filmación que le llevó dos años realizar.
“El documental es una manera de recordarle a la sociedad civil que el caso sigue abierto, así como el de Digna Ochoa y el Góber Precioso siguen abiertos. Lamentablemente, la dinámica legal no será afectada, pero es un llamado a que las autoridades hagan bien su trabajo.”
Tirado, refiere el documentalista, fundó un colegio que estaba formando indígenas, participó en una organización que obtuvo el poder en Huehuetla tres años, era consejera electoral y posible candidata a la presidencia municipal en el momento en que la mataron; sólo rivalizaba justamente con el actual edil, el priista Víctor Rojas Solano, quien actualmente gobierna por segundo periodo esa demarcación.
“Griselda tuvo muchas amenazas en el municipio; le aventaban el coche, hay volantes donde la difamaron, tuvo problemas con los caciques de la zona, hay registros en los periódicos de agresiones contra ella y los maestros del Centro de Estudios Superiores Kgoyom y miembros de la OIT; hay registros de que la Policía en Huehuetla es muy agresiva, todo eso se dejó de lado, no les importó nada; sólo insistir en que el móvil fue pasional y le restaron importancia a lo demás.”
En Huehuetla, explica Lechuga, dos familias tuvieron el poder 25 años y siguen ejerciendo presión en el caso, porque le dan al PRI votos y tienen el control económico de la zona; "con esa gente se enfrentó Griselda; en Huehuetla no es secreto que hay personas que matan por cinco mil pesos o menos.
"Melquiades Morales ya se iba y no quería irse como un mandatario sangriento; creo que se resolvieron las cosas rápido en un inicio, porque se tuvo a un culpable en seis meses y no se le ha sentenciado en tres años; había mucha urgencia de capturar a un culpable, pero no hay urgencia en sentenciarlo, la cosa es presionar para que la sentencia sea correcta y justa."
El documental “Griselda” participará el 5 de mayo en el Festival Documental de la Memoria Latinoamericana en Tepoztlán, Morelos; puede verse en la página de internet www.nodho.org y será exhibido en diferentes universidades. En Puebla será exhibido el 26 de abril a las 12 horas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP.
Para mayor información ver los siguientes links:
Trailer del documental:
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