domingo, 9 de noviembre de 2008

DE PROCESO EN LÍNEA



9 de noviembre de 2008

Opinión Análisis


Corrupción criminal
JORGE CARRASCO ARAIZAGA


MÉXICO, D.F., 7 de noviembre (apro).- De confirmarse la hipótesis de que el desplome del avión en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, se debió a fallas del piloto y de la torre de control del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se confirmarán las advertencias hechas sobre la negligencia y corrupción criminal del gobierno de Vicente Fox.

La explicación más extendida hasta ahora es que un doble error habría provocado el accidente del pasado 4 de noviembre, en el que también murieron el exfiscal de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, y otras siete personas.

Uno habría sido que el piloto desobedeció las indicaciones para reducir la velocidad del Learjet 45 XC-VMC de 250 a 180 nudos. El segundo, que la torre de aproximación del AICM falló en ordenar que se acatara la orden, según lo establecen las reglas de la aviación civil internacional.

La razón de la necesidad de reducir la velocidad, sigue esa explicación, es que el avión iba tan sólo a un minuto y 24 segundos de distancia de un Boeing intercontinental 767-300 que en su llegada de Buenos Aires, iba dejando una gran estela de turbulencia.

Si fue así, con lo que se descartaría una acción de la delincuencia organizada, se estarían cumpliendo las advertencias que en su momento se le hicieron a Fox sobre su decisión de "ampliar" la terminal aérea luego de su fracaso de trasladarla a Texcoco.

La administración pasada gastó nueve mil millones de pesos para construir la Terminal Dos y remodelar lo que ahora se llama Terminal Uno. Fue un gasto exorbitante, tres veces superior a lo proyectado, y que acabó en un mar de corrupción que a pesar de la fiscalización hecha por la Auditoría Superior de la Federación, el gobierno de Felipe Calderón ha dejado en la impunidad.

La administración pasada lo único que hizo fue convertir el AICM en dos grandes centros comerciales para la explotación privada internacional, tanto estadunidense como española.

Detrás de la corrupción, las dos auditorías aplicadas a las obras del aeropuerto determinaron que, en el mejor de los casos, sólo tendrían siete años de vida, pues a pesar del millonario gasto era claro que no se podía aumentar la capacidad del aeropuerto.

El AICM tiene 300 mil operaciones al año, el de mayor tráfico en América Latina. Con 60 mil operaciones más llegará a su completa saturación.

Tan sólo entre 2005 y 2006, el aeropuerto incrementó a 13 horas la saturación diaria. Con la entrada en funcionamiento de la T2, aumentaron otras seis. Es decir, que en sólo cinco horas -durante la madrugada- el AICM no está saturado. El espacio aéreo está al punto del colapso.
Esto significa que prácticamente durante todo el día no hay tregua para el aeropuerto, que está obligado a un intenso tráfico que, conforme se incrementa, aumenta las probabilidades de accidente.

Calderón, que ahora llora por su amigo Mouriño, echó tierra a ese otro caso de corrupción del gobierno de Fox al anunciar, a través del secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, que antes de salir del gobierno dejará un proyecto para construir, ahora sí, un nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México.

Lo que ocurre en el espacio aéreo de la Ciudad de México es un grave problema para la seguridad no sólo de sus habitantes, sino de quienes llegan a ella. Detrás, hay un problema creado por la incapacidad de Fox de concertar con una comunidad y lo único que generó fue un problema social, al darle vida al movimiento de los pobladores de San Salvador Atenco.

Pero también, incrementó las condiciones de inseguridad para la población, con un potencial costo en vidas, que además fue financiado con los impuestos de la población

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