jueves, 16 de octubre de 2008

DOGMAS ROTOS

15 profesores de economía neoclásica se han suicidado por la crisis capitalista
Heinz Dieterich
Rebelión

1. Los teólogos del capital
La "noticia" del suicidio de 15 profesores de economía neoclásica por la
crisis del capitalismo de Estado es, por supuesto, falsa. Para que fuera
cierta, tendría que haber ética científica en las facultades económicas de
los neoliberales. Y eso es justo lo que más falta en las lonjas de esa
cofradía. Hoy día, las facultades de economía y abogacía son, sin duda, dos
de los departamentos moralmente más corruptos y cínicos que se encuentran en
nuestras universidades. Por eso, la vox populi mexicana llama a los
abogados "abogangsteres" y a los economistas-banqueros "ladrones".

2. La verdad de Marx
En un evento que organicé recientemente en "mi" universidad, pregunté a un
amigo y colega ---reconocido catedrático de la facultad--- si no tenían
problemas de conciencia al enseñar la teología neoclásica como conocimiento
científico. Ante el asombro de los estudiantes, él contestó con una brutal
verdad: "Bueno, para eso nos pagan." En efecto. En toda sociedad de clase
las relaciones de producción rigen las interacciones de los sujetos.

3. El Santo Grial
Todo debate económico y político sobre el capitalismo y su alternativa
civilizatoria, el Socialismo del Siglo XXI, gira en torno a dos aspectos del
mercado: a) su carácter sistémico; b) la posibilidad y necesidad de
sustituirlo. La pregunta decisiva de este debate es la de la sustituibilidad
del mercado; pero, es imposible contestarla sin previa aclaración de su
carácter sistémico (determinista, probabilístico, caótico, etc.).

4. El pecado original
La mentira constitutiva de la teología económica burguesa consiste en la
ficción de que la crematística capitalista de los últimos 250 años ha sido
una economía de mercado. La verdad es que esa crematística siempre ha
existido como capitalismo de Estado y que no puede existir en otra forma
empírica. La causa de este fenómeno radica en los tiempos y la naturaleza de
los mecanismos de retroalimentación (feedback) del mercado.

5. Mercado, entropía y mono sapiens
El mercado es un sistema dinámico complejo, cuyas tendencias evolutivas lo
dirigen hacia la asimetría, tal como sucede en ciertos sistemas de la
naturaleza. Para describir y explicar el comportamiento de esos sistemas
naturales se analizan frecuentemente con la segunda ley de la termodinámica
(entropía). La aplicación de este procedimiento al mercado ha aportado
conocimientos macroestadísticos útiles. Pero, el mercado opera como
subsistema de un entorno socio-humano, basado en el mono sapiens, y esto
hace que su cibernética se vuelva más compleja.

6. Dialéctica de la retroalimentación
Las tendencias asimétricas de la crematística moderna y, por ende, las
crisis recurrentes del sistema no significan que éste termine
determinísticamente en la autodestrucción o en un salto cualitativo hacia
formas concretas superiores de la realidad (Socialismo del Siglo XXI). El
genio científico de Marx/Engels capturó esa particularidad de la relación
Crematística-Estado capitalista y diagnosticó correctamente la lógica
conductiva del mercado y su relación con el Estado, un siglo antes de que
apareciera la ciencia cibernética. Con W.F. Hegel presente y Norbert Wiener
todavía en la pipeline de producción biológica, bautizaron esos
comportamientos sistémicos "dialécticos".

7. El mercado como Caliban
El mercado funciona, bajo ciertas condiciones generales, como un sistema
autoregulativo o cibernético, de considerable sofisticación y eficiencia.
Pero, sus mecanismos y tiempos de retroalimentación negativa (corrección de
disfuncionalidades) son tan destructivos y largos, que ponen en peligro la
estabilidad del macrosistema socio-político. Esto obliga a la intervención
del Estado, ya sea para estabilizar, ya sea para revolucionar.

El mercado es un producto de la evolución social humana, pero es un
producto "ciego", lo que explica porque sus mecanismos de retroalimentación
positiva o entrópicos se asemejan más a ciertos sistemas naturales que a
sistemas sociales diseñados con intención humanística. El siguiente ejemplo
ilustra la diferencia.

Si a un bosque le cae una plaga (insectos) y sus mecanismos de
retroalimentación negativa no logran neutralizar la amenaza, los árboles se
secan y perecen. Ya seco, el bosque se incendiará en algún momento, el fuego
matará a la plaga y el sistema vuelve a nacer o queda
extinguido para siempre. Cualquiera de los dos desenlaces es insignificante
a cualquier escala: para los individuos afectados (objetos árboles, nivel
micro), para el sistema superior (biosfera terrestre, nivel meso) y para el
universo (nivel macro).

8. La comunidad de resistencia y la barbarie institucionalizada
Esta situación cambia cualitativamente en la sociedad humana, porque sus
individuos no son objetos (árboles) sino objetos-sujetos (mono sapiens), que
se convierten en comunidad de resistencia, no solo de víctimas, ante la
barbarie institucionalizada de la burguesía: la genética darwiniana del
mercado, la férrea voluntad de explotación de su clase dominante y la
represividad clasista de su aparato estatal.

9. La lumpenburguesía y sus servidores académicos neoliberales
La crisis financiera actual de la burguesía atlántica tiene dos causas
principales: a) la corrupción política endémica de su clase política que se
manifiesta en su contubernio con el capital financiero, bloqueando su
función sistémica de agente de feedback negativo; b) la necesidad electoral
de sostener coyunturas económicas artificiales por los medios que sean.

El sistema financiero de Bretton Woods (1944) contaba con un feedback
negativo integrado, el patrón de oro, que consistía en el compromiso del
gobierno estadounidense de convertir cualquier cantidad de dólares, la
moneda mundial, en oro. Los costos de la guerra de Vietnam y de
Johnson´s "Great Society" dieron al traste con este semi-gold standard y en
1971 R.M. Nixon desconoció la obligación respectiva del gobierno
estadounidense.

Desparecido el respaldo material-financiero, la fuerza del dólar se redujo a
la fe del mundo de que la estabilidad de las instituciones y la fuerza
económica-militar estadounidense eran inquebrantables, aceptando, en
consecuencia cualquier cantidad de dólares que Washington imprimiera. Ante
esa fe, no importaba que la lumpenburguesía y su criminal clase política
financiaban los gigantescos déficits fiscales y de cuenta corriente al tono
de dos mil millones de dólares diarios, convirtiendo cada vez más al dólar
en puro papel.

Cuando estalló la actual burbuja inmobiliaria-financiera, antecedida en los
ochenta por la inmobiliaria-financiera de savings and loans y en los noventa
por la de los dot.com (internet/telecom), el cínico circo neoliberal
terminó. La cuenta del desastre causado por la oligarquía de los
entrepreneurs, managers, políticos, farsantes académicos y magos mediáticos
se pagará con la destrucción de decenas de millones de vidas en todo el
mundo.

Mientras tanto los catedráticos neoliberales bajarán la voz y seguirán
cobrando sus buenos sueldos. Y un gran paradigma histórico los consuela en
su temporal soledad: ¿Si los teólogos de la Iglesia Católica no se
suicidaron colectivamente ante el telescopio de Galileo, por qué lo habrían
de hacer ellos ante el derrumbe físico de su santuario dogmático en Wall
Street?

Socrates ha de estar en algún lugar, riéndose para no llorar de tristeza.

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