El Universal. Jueves 17 de abril de 2008.
Pemex desnacionalizado
Manuel Bartlett Díaz
No hubo sorpresa, Calderón presentó ini-ciativa para facultar al sector energético para abrir a la inversión extranjera toda nuestra industria petrolera, en contra de la Constitución.
El objetivo es manifiesto: extranjerizar ductos, transporte, almacenamiento, exploración, explotación, refinación. En esto consiste “flexibilización”, “ampliación de las capacidades de operación”, “disposiciones especiales que le permitan fortalecer su autonomía de gestión y técnica”.
La “autonomía de gestión” es un fraude para justificar contratos con empresas privadas que “amplían la capacidad de operación” con transnacionales bajo “contratos de servicios” inconstitucionales rebautizados como “contratos ampliados”. Para esto es la “autonomía”. Imponen el control del Presidente con un consejo de administración de cuatro “profesionales” con facultades exorbitantes, designados por el Ejecutivo, eliminando al Congreso y a la Auditoría Superior de la Federación.
La demanda de “autonomía” ha sido impedir que Hacienda utilice a Pemex como instrumento fiscal anulando su misión de garantizar la energía para el desarrollo nacional. La iniciativa burla el propósito y afianza el sometimiento a Hacienda, proponiendo un proceso que permitiría a Pemex utilizar gradualmente sumas determinadas de sus excedentes, ridículas, siempre y cuando cumpla con un plan estratégico que califica Hacienda.
Pretenden vender “bonos ciudadanos” indefinidos, disfrazando venta de acciones; los financieros extranjeros están al acecho.
La obcecación de explotar aguas profundas del Golfo de México con empresas extranjeras, mediante contratos de riesgo disfrazados, sólo se explica por la subordinación a transnacionales y sus países de origen, desesperados por apoderarse de todo el Golfo. Teniendo reservas en tierra y aguas someras, no urge el Golfo. No se llevarán el petróleo con popotes, Calderón lo quiere compartir.
Ridículo cómo cambian argumentos ante el desmoronamiento de los iniciales para sostener el compromiso privatizador. Ya no es la falta de recursos, ni alianzas para tener tecnología; ahora dicen que falta capacidad de operación, que no podemos avanzar solos, no hay tecnología; se requiere el conocimiento que sólo tienen extranjeros.
Vergüenza. Hemos tenido los mejores equipos de operación, ingenieros del más alto nivel jubilados anticipadamente, un Instituto del Petróleo de excelencia. Todo podemos reponer. Los pretextos invariables: la situación de Pemex, la importación de gasolinas y gas, petroquímica, su descapitalización criminal. Solucionarlo no requiere reformas, sino que el Presidente asuma su responsabilidad.
El proceso de desnacionalización es una historia de infamias, mentiras. Como el pueblo lo rechaza hay que engañarlo, para eso están las televisoras. No hay privatización, dicen, abriendo todo a la inversión privada apoyando la iniciativa con un demagógico discurso presidencial que la presenta como solución a la pobreza, que dará a todos los niños escuela, alimentación, cuando el saldo sería catastrófico.
El petróleo escasea, EU depende del crudo importado, Europa no tiene. La consigna es despojar a las empresas nacionales de sus reservas.
El Congreso de Estados Unidos vetó el intento de una empresa china de comprar una petrolera estadounidense decretando que el petróleo es de seguridad nacional. Aprendamos también: es de seguridad nacional para nosotros la explotación de nuestro petróleo. Debe estar bajo el exclusivo control de México.
Si explotamos, refinamos, transportamos vía transnacionales caemos en una dependencia aterradora. Si dependemos de su ingeniería, de su capacidad de operar, como no lo hemos hecho desde 1938, quedamos en sus manos, perdemos inteligencia y capacidad. Si permitimos contratos de riesgo disfrazados se apoderarán de nuestro patrimonio.
El desastre económico sería mayúsculo: expropiación de las ganancias de nuestra industria fundamental. Vulneraríamos la soberanía. La iniciativa no es del Ejecutivo, es parte del proceso diseñado en el exterior: el TLC, la fragmentación de Pemex, el contratismo internacional ilegal. Recordemos, desnacionalizar es colonizar.
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